La Consejería de Educación, Cultura y Universidades ha puesto en marcha una iniciativa para seleccionar a diez centros para desarrollar un programa experimental sobre educación emocional. El objetivo de esta iniciativa es que los alumnos aprendan a controlar mejor sus emociones y conductas y ganen en autocontrol y autodisciplina, lo que favorece su comportamiento social y el éxito escolar.
La directora general de Calidad Educativa, Innovación y Atención a la Diversidad, Begoña Iniesta, indicó que "hay un amplio acuerdo en foros sociales y educativos de referencia, tanto a nivel nacional como internacional, sobre la importancia de las competencias sociales y emocionales para conseguir un buen ajuste y bienestar personal y social así como para que alumno saque más partido a su aprendizaje".
Esta iniciativa de la Consejería con la Fundación Botín y su Programa de Educación Responsable introduce la inteligencia emocional y social y el desarrollo de la creatividad en las aulas para optimizar la calidad de la educación y promover el crecimiento saludable de niños y jóvenes, al proporcionar al profesorado y las familias los conocimientos y herramientas necesarios para desarrollar en ellos capacidades, actitudes y habilidades que les permitan ser autónomos, competentes, responsables y solidarios, y contribuir de manera directa a la mejora del clima de convivencia en los centros escolares.
"El programa ayuda a los alumnos a conocerse y confiar en sí mismos, comprender a los demás, reconocer y expresar emociones e ideas, desarrollar el autocontrol, aprender a tomar decisiones responsables, valorar y cuidar su salud y mejorar sus habilidades sociales", apuntó Begoña Iniesta.
Asimismo, el programa experimental busca crear un mejor clima escolar. "Cuando las relaciones y la comunicación entre alumnos y profesor-alumno mejoran, el rendimiento académico también se incrementa, suponiendo ello un incremento de la calidad y la excelencia del sistema educativo", aseguró la directora general.
La Consejería de Educación ya desarrolla otros programas en los que se trabaja con la educación emocional. Entre ellos, están los talleres de enriquecimiento extracurricular para el alumnado de altas capacidades, o el proyecto 'EmocionArte' para alumnos hospitalizados. Begoña Iniesta concluyó que "estos dos iniciativas son ejemplos de cómo las emociones juegan un papel central en el diseño y desarrollo de metodologías didácticas y actividades educativas".
