El Tartufo de Molière, visto por la compañía Alquibla, en Cartagena

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La obra se verá en el Nuevo Teatro Circo mañana martes 17 de noviembre

El Tartufo de Molière, visto por la compañía Alquibla, en Cartagena

'Tartufo' es el último montaje de la compañía murciana Alquibla Teatro, que será representada mañana martes 17 de noviembre, en el Nuevo Teatro Circo, dentro de la programación cultural del Ayuntamiento de Cartagena. Esta obra de Molière cuenta en esta ocasión con la versión del profesor y director de escena César Oliva, incluye la música de Salvador Martínez y está dirigida por Antonio Saura. La obra es una mirada actual a uno de los textos imprescindibles del teatro universal, traído ahora por su idoneidad para hablar del hombre contemporáneo. Con 'Tartufo', Alquibla Teatro celebra sus 25 años de compañía. Las localidades cuestan 12 y 10 Euros.

Tres espejos y una escalera serán los elementos elegidos por Alquibla Teatro para mostrar la versión realizada por César Oliva del Tartufo de Moliere y estrenada este verano en el Festival de Teatro y Danza de San Javier. Luces, música, vestuario adaptado a los tiempos de hoy y mucho movimiento escénico son las claves de la propuesta de Alquibla Teatro para su veinticinco aniversario.

La obra, dirigida por el autor teatral Antonio Saura, ha sorprendido "positivamente" al público de Alcántara que ha podido ver una versión moderna de la obra. El director demuestra con habilidad que los textos clásicos están de plena actualidad hoy día, y más si cabe aun, la hipocresía de la que hace gala el personaje de Tartufo.

La obra, está producida por la compañía murciana en colaboración con el Festival Internacional de Teatro y Danza de San Javier, de Murcia, que cumple este año su cuarenta aniversario.

La obra, a pesar de su admirable sentido del humor, no oculta un ataque frontal a la manipulación del poder, esta vez por vía de la religión. En su momento supuso una llamada de atención sobre los peligros que rodeaban a la monarquía absoluta francesa.

La vía del devotismo, del meapilismo, se presentaba tan sagaz como rotunda. Pero ahí está la inteligencia del artista: habló para la gente de su tiempo, pero también para situaciones que se repiten y repiten a lo largo de la historia.

En vez del grito fascista de 'Por el Imperio hacia Dios', Tartufo parece decir 'Por Dios hacia el poder y el dinero'. Por eso, dentro del tono de comedia, su final no puede ser más pesimista. Es un final feliz, sí, pero la solución viene desde arriba, desde un nuevo deus ex machina invisible, intangible y convencional.

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