Toyi John, "Me encantaron las clases por radio, era la única oportunidad que tenía para aprender"

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Entreculturas pone de manifiesto que la posible no vuelta al cole de millones de niños puede agravar las desigualdades educativas

Toyi John,

La crisis educativa afecta de manera desproporcionada a las personas más vulnerables, a las que la emergencia sanitaria ha dejado, no solo sin escuela, sino también sin protección, sin alimentación y sin su espacio para ser niños y niñas

16 de septiembre de 2020.- Toyi John, es alumna del colegio Umodzi Katubza en el campo de refugiados de Dzaleka en Malawi. Ella, ha sido uno de los 1.600 millones de alumnos de más de 190 países que se vieron afectados por el cierre de las instituciones educativas en el momento más álgido de la crisis sanitaria. Por suerte, gracias al trabajo de Entreculturas y del Servicio Jesuita a Refugiados ella pudo seguir estudiando a través de las clases de radio que todos los días se emitían en el campo. Toyi ya ha vuelto a las clases y está estudiando mucho pero algunas de sus compañeras "no han podido volver a clase debido a matrimonios o embarazos precoces en estos meses".

Según Unesco, el parón educativo ha supuesto un riesgo de retroceder 20 años en los avances logrados en pos de la educación de las niñas. Sin posibilidad de volver a la escuela, muchos menores han perdido su lugar seguro, la escuela y sin educación la vida se hace insostenible. Por eso, la silla roja de Entreculturas vuelve este año como símbolo del derecho a una educación de calidad para todas las personas, estando más vigente que nunca y representando sobre todo a los menores más afectados por la Covid-19, que son los que ahora no pueden sentarse en ella. Porque Entreculturas cree posible reparar, superar la crisis, salir adelante y construir un mundo más justo e igualitario sin dejar a nadie atrás. Es momento de sostener lo esencial.

La campaña que la ONG ha lanzado esta mañana, "La Vida sin Educación no se sostiene", va acompañada del Informe "La vuelta al cole. Un reto global a la sombra de la pandemia" para remarcar que los sistemas educativos deben construir una vuelta al cole que asegure que las desigualdades educativas y los problemas de aprendizaje que ya existían previos a la crisis no se perpetúen o empeoren.

"Esta es sin duda la mayor emergencia educativa global a la que, como humanidad, vamos a tener que hacer frente. La pandemia no afecta tan indiscriminadamente como nos parece. Afecta especialmente a los más pobres entre los pobres. Los niños y niñas que ya vivían en situaciones de gran vulnerabilidad, como el conflicto, la pobreza, la falta de acceso al agua, el desplazamiento forzoso o la discriminación social, se han quedado descolgados de su derecho a la educación. El cierre de escuelas agrava las desigualdades en la educación y les afecta y afectará de manera desproporcionada", ha señalado Daniel Villanueva, Vicepresidente Ejecutivo de Entreculturas.

Se calcula que, a día de hoy, aún hay 1.000 millones de alumnos fuera de la escuela, el 60% de la población estudiantil a nivel mundial. Alrededor de 132 países todavía no han anunciado en qué fecha volverán a abrir sus escuelas. Mientras tanto, más de la mitad de la población estudiantil del mundo no tiene ordenador en casa y más de 700 millones no tienen internet. 369 millones de niños que necesitan comedores escolares tuvieron que buscar otras fuentes de nutrición diaria.

"No podemos permitir que se produzcan graves retrocesos en el camino para alcanzar antes de 2030 una educación inclusiva, equitativa, gratuita y de calidad", ha afirmado Lucía Rodríguez, Responsable de Incidencia en Entreculturas. Si los países no se preparan adecuadamente, si no se prioriza a los colectivos que están en mayor desventaja y si la comunidad internacional no mejora la cooperación con países frágiles o empobrecidos, la crisis sanitaria agrandará la brecha educativa ya existente y se incumplirán los compromisos del derecho a la educación para todas las personas y con ellos una nueva brecha de injusticia se agrandará sin remedio. Hay que asegurar la continuidad en el sistema educativo desde la inclusión y la equidad ya que, según UNESCO, 24 millones de estudiantes podrían no volver a la escuela en 2020, de los cuales 11 millones son niñas.

Entreculturas trabaja en 38 países a través de 192 proyectos mediante los cuales acompaña a 230.087 personas junto a sus organizaciones socias Fe y Alegría y el Servicio Jesuita a Refugiados, y saben de primera mano que sin educación la vida no se sostiene. Pablo Funes, Coordinador de Cooperación Internacional de Entreculturas, ha explicado que desde el primer momento de la emergencia educativa, "aprovechamos la escuela y nuestra gran posibilidad de llegada a las comunidades, y centramos nuestro trabajo en atender las principales urgencias de los alumnos y de sus familias, al mismo tiempo que intentamos que la educación no se interrumpiera". Por ejemplo, en países como Líbano, están facilitando acceso a la educación online a través de aplicaciones como Whatsapp, donde los docentes envían vídeos de un minuto para explicar sus lecciones.

Todo el trabajo de Entreculturas tiene un impacto directo en personas con nombre y apellido. Por eso durante la rueda de prensa se han podido escuchar varios testimonios, como el de Facundo Fabián Velázquez, joven estudiante universitario de tercer año de filología inglesa en Argentina, que ha mostrado su preocupación por la posible "generación perdida, si no aseguramos su futuro educativo". O el testimonio de Juan Lafuente Vázquez, profesor del I.E.S Ciudad Jardín en el barrio de Los Pajaritos de Sevilla, uno de los grupos profesionales más estratégicos de un país y clave en la calidad de la educación, que explicaba cómo Entreculturas le había acompañado "ante los desafíos que nos plantea esta pandemia, como el reparto de material tecnológico, para que podamos continuar ofreciendo una educación de calidad a nuestros estudiantes". Juan también ha hecho referencia a seguir el "principio de la esperanza y a la valorar lo bella que es la vida pese a la situación actual". Por último, Toyi John, joven de Malawi alumna del colegio Umodzi Katubza del Servicio Jesuita a Refugiados en el campo de refugiados de Dzaleka, que ha explicado su experiencia educativa a través de la radio "me encantaron las clases por radio, era la única oportunidad que tenía para aprender. Ahora estoy de vuelta a clase, estudiando mucho para los exámenes, pero algunas de mis compañeras no han podido volver a clase, debido a matrimonios o embarazos precoces en estos meses. Las chicas necesitamos desesperadamente la educación. Nuestro lugar en el mundo ya no está más en la cocina. Y para tener voz, necesitamos educación. Empoderarnos significa educarnos."

Desde Entreculturas creen indispensable redoblar la solidaridad global para estar a la altura de este desafío que amenaza uno de los principales derechos de la infancia: la educación. Piden que, en la política de cooperación internacional como en los ámbitos estatales, autonómicos y locales:

Se prioricen las necesidades educativas de niños, niñas y adolescentes que viven en contextos de mayor desventaja y se impulsen medidas específicas de protección para niñas y niños en riesgo de sufrir violencia.

Se desarrollen medidas para asegurar una educación de calidad y libre de violencia para las niñas y se refuercen los sistemas educativos para asegurar la protección de la infancia y garantizar el bienestar psicosocial del alumnado y del profesorado.

Además, piden que la cooperación española en educación esté orientada a garantizar el ODS 4 y, por lo tanto, que España:

Recupere la inversión en cooperación en la senda del 0,7%.

Focalice los esfuerzos en la ayuda a la educación básica, así como que llegue a alcanzar el 8% de la AOD bilateral española.

Incremente el porcentaje del presupuesto de acción humanitaria destinado a educación hasta llegar a, al menos, un 6% del mismo.

Se comprometa en el apoyo institucional y financiero con los fondos multilaterales que están abordando situaciones de emergencia educativa. 

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