Charlas con Luna, I

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Charlas con Luna, I

Luna estas charlas, siguiendo la estela de tu precedente literario, al menos, en parte de Charlas con Troylo, valga de homenaje al gran bardo Gala, ya que dicen está consumiendo sus últimos aires en este mundo. 

Luna, Troylo, como Platero y yo, se enmarcan en esa milenaria corriente, de personificar a los seres vivientes, ese compuesto mitológico esencial, que puede que haya nacido en la prehistoría, de esa mezcla de literatura y mitología y chamanismo que otorgamos a los seres naturales realidades espirituales. 

Luna es un microfelino, que empezó a respirar hace una sesentona de días humanos, y que, en este tiempo y mundo, se ha insertado en el cocido de la existencia, se ha interrelacionado-enrocado con un ser humano, descendiente de mis ojos y mirada, y que ha entrado en el torbellino de la existencia de una familia, organización biológica-social-cultural-natural-espiritual. 

En la intención, es que abramos una conversaciones-charlas, y al hablar con Luna, estaremos hablando con la profundidad del existir-existencia del mundo, de cada mundo particular y colectivo. Quizás, al dialogar con Luna estaremos intentando charlas con lo más profundo y esencial y accidental y circunstancial del cuerpo-psique-alma humana. Es, diríamos, dialogar con Sócrates o Platón o Heidegger o Descartes o Montesquieu al mismo tiempo… 

Luna se sube al sillón alargado, dónde un ser alargado descansa del viaje, y en ese intermedio, en su inocencia-infancia, se sitúa encima del pecho, y allí duerme-dormita, porque una gata, te mira un misterio-enigma de la realidad y en la realidad. Domesticamos a los animales, y los animales nos domestican a nosotros. 

A veces, pienso a veces, que quizás, la mujer o la fémina o la hembra, muchas hembras a lo largo de la historia, el cazador hombre y varón, le llevaría una cría a su niño o niña pequeño, de distintos animales, y la mujer-hembra, que cuidaba al niño-niña, su descendiente, cuidaba al mismo tiempo a los dos, a la cría animal y a la cría humana, es decir, se convertían ambas en sus crías. 

Y, de ese proceso, surgió, como flor-fuente-árbol, distintas especies domesticadas. Quizás, este experimento se fue realizando-materializando durante varias generaciones-siglos, hasta que se llegaba a una serie de ejemplares, más dóciles, más domesticados, y ya, ya no tenía solo la función de juego para el infante o infante humano, sino que servía para la tribu, en alguna finalidad, quizás avisar de los peligros, en la noche larga, al ladrar por ejemplo. 

Luna, tú en tu infinita inocencia de animal, eres un misterio-enigma para el ser humano, pero para ti seremos también nosotros. Cuándo se cruzan dos caminos, dos especies, individuos de dos especies. Que en principio no nos vamos a comer una a otra, o al menos, esos dos individuos, no tienen intención de comerse uno al otro, entonces se enfrenta un enorme espejo a otro espejo, un enorme laberinto a otro enorme laberinto. Qué piensa Luna de esos individuos que andan a dos patas y que son más altos que anchos, que piensan esos bípedos implumes de esos seres que son más largos que altos. 

Supongo que los animales, millones de especies existentes, existen y han existido, nosotros, también somos animales, pero nos creemos racionales y humanos, es decir, hemos humanizado o nos han espiritualizado nuestra naturaleza. Supongo que los animales en su infinita cantidad de seres de grupos-especies, con trillones de individuos, existentes en estos momentos, que respiran nuestro aire también, supongo que los animales nos mirarán a nosotros, y no nos entenderán-comprenderán. Nosotros tampoco a ellos, aunque la etología o comportamiento de los animales, loas conductistas y la psicología comparada, esa mezcla de lo humano y de lo natural, han intentado dar luz. Entrar en ese misterio de porqué y para qué los seres vivientes realizan actos. Y, que hay detrás de esos actos. 

En los próximos días, semanas, meses, años, Luna supongo que hablaremos en la mirada, sin entendernos muy bien, has venido a esta familia, traída por la descendiente directa, parte de nuestro ser y de nuestro estar, y, aunque no creo que haya sido lo mejor, ya estás en este rompecabezas de mundo, sin saber muy bien porqué, pero eso nos pasa a todos. Hablaremos al mirarnos y se crucen los caminos de cada día, y, empezamos hoy estas charlas, dónde nos plantearemos, docenas o cientos, solo el destino y el Buen Dios, sabrá y conocerá, de multitud de temas. Ya, en estas líneas, aunque no seas consciente Luna, una especie de rosca de pelos y huesos y músculos, aprendiendo y aprehendiendo a negociar con la vida, estás y eres. Luna el silencio que habla.  

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