Madrid interior. EXPOSICIÓN TEMPORAL Museo Ramón Gaya

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Madrid interior. EXPOSICIÓN TEMPORAL Museo Ramón Gaya

La exposición Madrid interior se divide en tres apartados: vistas de la ciudad; el interior de su casa/estudio; obras hechas dentro del Museo del Prado.

Trece obras componen la muestra que desvelan el Madrid “oculto” de Ramón Gaya. Un Madrid “doméstico”, interior, donde todo lo absorbe su casa como motivo pictórico y -como no- el Museo del Prado. No es un Madrid “exterior” como pueda pensarse, pues Ramón Gaya gastó su interés por el paisaje urbano después de trabajar tanto a la intemperie en París, Roma, Venecia, Murcia, Florencia… Ciudades que cogió con muchas ganas después de su largo exilio en México y que tenían sumo interés para él. También, al cumplir años le resultaba más incómodo salir a la calle a trabajar y más en esta gran ciudad que es Madrid.

VISTAS DE LA CIUDAD 

En este primer apartado encontramos solo tres obras. Entre ellas se muestra el único paisaje que el pintor hace sur le motif: En el Retiro, no es sólo la única vista que hace en la calle, sino que casualmente es el último pastel que se le conoce. Tristemente no volverá a utilizar esta técnica de pintura en seco que le sirvió sobre todo para pintar en sus incansables viajes por toda Europa. Ramón Gaya decide abandonar el pastel porque <>. 

La siguiente vista Tejados de Madrid es un dibujo de 1968 hecho desde el interior de la casa de la familia Bergamín, en la Avenida de Portugal y muestra la cúpula de San Francisco el Grande. Ramón Gaya pasó allí unas semanas convaleciente tras salir del hospital de una operación a vida o muerte de la vesícula biliar. 

Por último, En la plaza de París es también una perspectiva pintada desde el interior de su casa, en la calle General Castaños. La última casa del pintor en la capital.

EL INTERIOR DE LA CASA/ESTUDIO 

Ramón Gaya siempre pintará donde viva. La casa y el estudio son uno. Será esta una constante en toda su vida y jamás hará separación entre ambos: «un estudio, propiamente “estudio”, no lo he entendido nunca. No me va, me da la sensación de laboratorio, de lugar donde se combinan cosas».

En este segundo apartado de encontramos dos obras: un autorretrato hecho en su casa de la calle Cuchilleros y un homenaje a Velázquez donde vemos un cuenco de Indias comprado por el matrimonio Gaya en sus paseos por el Rastro.

EL PRADO 

Ramón Gaya visitó cientos de veces el Museo del Prado. Dibujó y pintó en sus salas en incontables ocasiones. Las obras que se muestran en este apartado están hechas en el interior de la pinacoteca. Una de ellas, El niño de Vallecas es una versión o < (como le gustaba definir a Ramón Gaya estas interpretaciones), que se pintó cuando Alfonso Pérez Sánchez, director del Museo y amigo de Gaya, permitió que este accediera los lunes, día de cierre al público. De esta manera, el pintor murciano volvió a trabajar en las salas de la pinacoteca, tal y como hiciera en su etapa de las Misiones Pedagógicas copiando cuadros para el Museo Ambulante.

Cuando Ramón Gaya sale por primera vez de Murcia con tan solo 16 años ya no volverá a residir en su ciudad de origen de manera estable. Con este viaje comienza una vida errante por diferentes ciudades del mundo, México DF, Roma, París, Venecia, Florencia, Valencia… Un listado habitual que solemos encontrar en biografías sobre el pintor, pero en el que sorprendentemente Madrid no suele aparecer, teniendo en cuenta que fue decisiva en su vida, pues en ella vivió muchos años en dos periodos diferentes: antes de la Guerra y tras su regreso del exilio.

Si el Madrid de José Gutiérrez Solana es el Rastro, los arrabales y prostíbulos, el Café Pombo, un ring de boxeo o las tabernas… el Madrid oculto de Gaya es un Madrid doméstico, interior, donde todo el protagonismo, como hemos anotado, lo tiene su casa y el Museo del Prado.  

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