Un mal día en la oficina. Eso fue lo que le ocurrió a Carlos Alcaraz en una cita que prometía fuertes emociones: primero porque su rendimiento en el All England Club iba claramente de menos a más y segundo porque se medía a Yannick Sinner, otro joven talento que atesora una gran proyección.

De hecho su rivalidad viene de lejos, ya que se enfrentaron por primera en el Challenger de Alicante en abril de 2019. Por aquel entonces el de San Candido contaba con 17 años y era el número 317 del mundo, mientras que el pupilo de Ferrero apenas tenía 15 años y ni siquiera disponía de puntos atp. Ese partido se lo llevó el jugador local en tres sets, triunfo que significó su primera victoria en el circuito Challenger.

El año pasado se volvieron a ver las caras en el Masters 1000 de París y de nuevo el vencedor fue el de El Palmar, sin embargo este choque era muy distinto a cualquiera de los anteriores precedentes. Lo más relevante es que actualmente los dos se encuentran instalados en el top 10 del ranking atp, condición que en su anterior duelo solo cumplía el que fuera campeón de las ATP Next Gen Finals de 2019. Además esta vez el ganador se decidiría al mejor de cinco sets y la superficie era la hierba.

Tras los tres primeros juegos parecía que íbamos a presenciar un enorme espectáculo. Ambos trataban de imponer su dominio desde el fondo y el tenis ofensivo brillaba por encima de todo.

Desubicado y desconocido

A pesar del buen comienzo de Alcaraz, un 5-0 de parcial definió el primer set de la tarde. La gran cantidad de errores del español fueron demasiados ante una versión excelsa de su oponente.

Sinner continuó al mismo ritmo, y una nueva rotura fue suficiente para colocarle a un paso de la victoria. El español se encontraba perdido, errático, precipitado y con unas sensaciones muy malas. Todo lo opuesto era el caso del tenista entrenado por Simone Vagnozzi, que estaba en verdadero estado de gracia. Solo una remontada increíble podía salvar al actual defensor del Mutua Madrid Open.

Durante la tercera manga se vieron atisbos de reacción por parte del flamante número siete mundial, pero el norteño no daba el brazo a torcer. Con este escenario llegaríamos a un épico tie break, en el cual Carlos salvó dos bolas de partido que más tarde se transformaron en su primera alegría del encuentro. Todavía era posible el milagro.

Dos bolas de break a favor del murciano prometían un cambio de dinámica, situación que arregló el nacido en 2001 merced de su efectivo servicio y su tremenda frialdad. Un 3-1 de parcial del italiano volvió a abrir una herida que no se cerraría pese a las nuevas oportunidades de las que dispuso su contrario para igualar el marcador. Tras la séptima fue la vencida y Jannick levantó los brazos en la Catedral del Tenis: por fin era cuartofinalista de Wimbledon.

"Me voy con la cabeza alta"

No todo son malas noticias para Alcaraz, que se pese no rendir a buen nivel contra Sinner se marcha con la sensación de haber realizado en buen papel. En rueda de prensa ha declarado que se va orgulloso de su desempeño en Londres: "La verdad es que he superado mis expectativas y espero poder jugar el año que viene en torneos de hierba antes de venir aquí. Puedo llegar a ser un gran tenista de hierba".

Estas afirmaciones van a raíz de unos problemas físicos en el codo que le obligaron a cambiar el calendario, motivo por el que no pudo jugar ningún torneo previo, únicamente un par de exhibiciones a pocos días de iniciar la andadura en el Grand Slam británico. Aún así logró vencer a especialistas en hierba como Otte o Struff, demostrando que a pesar de su escaso conocimiento de la superficie es capaz de alcanzar un alto nivel.

Su siguiente objetivo será el ATP 250 de Umag, torneo que se disputa del 25 al 31 de julio en la ciudad homónima. Dicho certamen es muy especial para el palmareño, ya que precisamente allí conquistó su primer título atp venciendo al francés Richard Gasquet en la final. El cuadro contará con nombres de la talla del propio Sinner, Báez, Rune, Krajinovic, Basilashvili o Fognini.