Consejos para pasar de becario de verano a empleado

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Ganas de trabajar, proactividad y puntualidad, algunas de las claves de los becarios que consiguen retener el empleo

Consejos para pasar de becario de verano a empleado

En estos días de verano muchos son los jóvenes que prueban el mercado laboral con prácticas en diferentes empresas. Suelen ser puestos de duración limitada y pocas posibilidades de promoción. Sin embargo, seguramente el objetivo de muchos es tratar de conservar ese empleo el mayor tiempo posible. 

“No es imposible. Las empresas anhelan el talento. Dependen de él. Por eso están encantadas de encontrar personas que encajen con su filosofía, que aporten trabajo y soluciones. No dudemos de que ellas son las primeras interesadas en contratar con carácter indefinido a aquellos becarios con los que colaboran”, asegura Rolf Bax, portavoz de CVapp.

Lo principal en estos contratos de prácticas o becas es hacer un buen trabajo, integrarse perfectamente con los compañeros y ser útiles a la empresa. Aunque pueda parecer obvio, tener iniciativa y generosidad (anteponer las necesidades del colectivo a las propias) son algunas de las aptitudes blandas o soft skills que distinguen a un buen empleado y que todo jefe, temporal o permanente valorará. La plataforma europea para la creación de currículos online y experta en el mercado laboral CVapp ha elaborado un decálogo con las características que suelen tener esos becarios que finalmente son contratados: 

Mostramos muchas ganas de aprender: debemos ser ‘esponjas’ y estar decididos a aprovechar esa oportunidad.

Queremos trabajar y lo demostramos. Somos activos y nuestra predisposición es absoluta. Es algo que deberían compartir todos los trabajadores, pero en estos casos es aún más importante.

Somos resilientes y positivos. Miramos de frente los problemas, nos enfrentamos a ellos y reaccionamos con determinación y optimismo.

Tenemos expectativas razonables. Nadie nace aprendiendo, mucho menos un recién graduado o licenciado en cualquier materia. La humildad y la naturalidad son necesarias.

Participamos y aportamos. La timidez o la apatía no tienen cabida en esta etapa. Siempre que nos dejen, debemos colaborar: no solo nos ayudará a aprender mucho más, también nos permitirá mostrar todo lo que podemos hacer por la organización.

Perseguimos metas. Nos desenvolvemos con proactividad y nos fijamos objetivos personales atractivos. Además, por supuesto, nos enfocarnos hacia los objetivos colectivos.

Estamos disponibles y favorablemente predispuestos para todo. Nos olvidamos de las exigencias y abrazamos con ánimo cualquier oportunidad que se nos presenta.

Actuamos con naturalidad. Nos mostramos como somos, con ganas de aportar y de aprender, con todas nuestras potencialidades.

Preguntamos si dudamos. Hemos de tener confianza y enterarnos bien de todo siempre. Si no es posible, solicitamos las aclaraciones oportunas con delicadeza y sentido común.

Somos puntuales. Es una falta de respeto, a la empresa y a los compañeros, no hacerlo. Además, demuestra ausencia de compromiso y de interés.

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