El cambio climático rompe las reglas del juego en el control de las plagas

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El cambio climático rompe las reglas del juego en el control de las plagas

El incremento de la temperatura global del planeta acorta el ciclo de vida de muchos insectos, favorece su reproducción, modifica su distribución geográfica y altera la eficacia de los tratamientos de control de plagas obligando a buscar nuevas estrategias

Uno de los efectos del calentamiento global es la propagación de plagas cada vez más devastadoras que actualmente ya destruyen al año hasta un 40 % de la producción global de cultivos, según estimaciones de la FAO

El clima está cambiando en todos los rincones del planeta a una escala sin precedentes desde hace décadas, provocando cambios que serán irreversibles durante cientos de miles de años. Un ejemplo de estos efectos está en la propagación de plagas cada vez más destructivas. Pero ¿de qué manera afecta la situación medioambiental a la proliferación y control de plagas? EZSA, compañía líder en el control de plagas y sanidad ambiental, advierte de que el cambio climático ya ha empezado a introducir cambios en las reglas del juego de las plagas.

El aumento de la temperatura, la humedad y los gases de efecto invernadero son tres circunstancias del cambio climático que favorecen el crecimiento y la proliferación de hongos, insectos y plagas que afectan no solo a las poblaciones, sino también a los cultivos o la agricultura.

En agosto de 2018, un estudio publicado por la revista Science advertía de que el aumento de plagas en vegetales provocará en los próximos 20 años pérdidas mundiales de cosechas de arroz, maíz y trigo entre un 10 % y un 25 % por cada grado centígrado que suban las temperaturas superficiales medias en el mundo. Actualmente, las plagas destruyen al año hasta un 40 % de la producción global de cultivos, según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).Y la situación no apunta a mejorar.

Según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, publicado el pasado agosto, las emisiones de gases de efecto invernadero de las actividades humanas son responsables de un calentamiento del planeta en un 1,1 °C, desde el periodo 1850-1900 hasta la actualidad. Y lo que es peor, se espera que la temperatura global alcance o supere los 1,5 °C o más de calentamiento en los próximo 20 años. Según este documento, con un aumento de 1,5 grados habrá más olas de calor, las estaciones cálidas serán más largas y las frías, más cortas. Con 2 grados más, los episodios de calor extrema serían aún más frecuentes y se alcanzarían niveles de tolerancia crítica para la salud y la agricultura.

"El calentamiento global está introduciendo efectos importantes en el crecimiento, desarrollo y distribución de la mayoría de las plagas, que son cada vez más destructivas. Está por ver cómo afrontaremos el nuevo escenario de prevención y lucha contra estas plagas porque es evidente que las reglas del juego están cambiando", advierte Ignacio Santamarta, director de Innovación de EZSA.

Reproducción y conquistaEl cambio climático no es solo una cuestión de temperatura, pero este es sin duda uno de los factores que más influencia tiene sobre el comportamiento, distribución geográfica, desarrollo, supervivencia y reproducción de las plagas urbanas. En el caso de los insectos, por ejemplo, se podría afirmar que la influencia de la temperatura superaen gran medida a todos los demás factores ambientales.

Los insectos son organismos de sangre fría y no pueden regular su temperatura corporal, que es aproximadamente la misma que la de su entorno inmediato. "Si la temperatura aumenta, el ciclo de vida de muchos insectos se acorta, es decir, se desarrollan más rápido pasando de un estado a otro en menos tiempo, lo que provoca que haya más generaciones de ese insecto a lo largo del año", explica Santamarta.

Los veranos más cálidos y los inviernos más suaves alargan las temporadas de actividad, por ejemplo, de artrópodos como los mosquitos, las termitas, las garrapataso las moscas, y provocan cambios en su distribución geográfica. Además, aunque normalmente se desarrollan y viven bien en temperaturas altas, cuando estas son ya muy elevadas, los insectos optan por zonas más templadas que les permitan vivir mejor, de manera que colonizan nuevas zonas en las que hasta ahora no existían esas plagas.

Otra consecuencia es la polarización de la situación entre las propias plagas. El cambio climático tiende a fortalecer a los insectos más resistentes, debilitando a los que hasta ahora actuaban como fitosanitarios protegiendo el equilibrio en la agricultura.

Control de plagas, en jaque

Algunos expertos advierten del impacto del cambio climático no solo sobrelos insectos consideradosplagas urbanas, sino también en el uso de los insecticidas utilizados para controlarlos. Efectos que pueden poner en jaque las estrategias de control y que implicarán un cambio en las normas del juego.

El ingrediente activo de un insecticida es el que determina principalmente su eficacia, sin embargo, diversas propiedades químicas y físicas,como la estabilidad, la vaporización, la penetración y la degradación, dependen de la temperatura. "Un aumento de temperatura puede influir positiva o negativamente en la eficacia de unos u otros plaguicidas y en los sistemas y metodologías que se basan en su uso, en el caso de plagas urbanas", advierte Santamarta. 

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