La reciente operación de pecho de Madame de Rosa vuelve a abrir el debate sobre la cirugía plástica y la medicina estética. Solo en Clínicas Dorsia se realizan 50.000 intervenciones al año. Pero, a pesar de los números, parece que sigue siendo tema tabú en nuestra sociedad
Madrid, noviembre 2021. Recurrir a la cirugía plástica y medicina estética es cada vez más común en nuestro país. Solo en Clínicas Dorsia se realizan 50.000 intervenciones al año y calculan que uno de cada cuatro españoles ya ha recurrido a soluciones que no implican bisturí. La explosión de la belleza post-Covid tiene mucho que ver en querer sentirnos y lucir mejor, de ahí que la tendencia indique que no dejarán de crecer los españoles que se ponen en manos de expertos. Sin embargo, en la mayoría de ocasiones, admitirlo públicamente sigue siendo un problema que va acompañado de justificaciones por miedo a juicios o críticas externos. ¿Por qué lo hacemos todavía en 2021, cuando es una práctica tan común y que no deja de extenderse?
Gran peso en la respuesta lo tienen las redes sociales, que han revolucionado nuestra forma de expresarnos, permitiéndonos dar rienda suelta a la libertad individual de compartir ideas, contenido y opiniones. Esto es algo que a priori parece positivo, pero que implica una sobrecarga de información y desinformación, que fluctúa rápidamente afectando a personajes públicos y no tanto. La presión social es más fuerte que nunca, potenciada por las nuevas tecnologías.
Famosos con miles de seguidores conviven cada día con ella, acostumbrados a modular sus palabras y actos para evitar críticas. La influencer Madame de Rosa publicó hace unos días en su perfil de Instagram la noticia de que se iba someter a una operación de pecho. Aunque en un principio, transmitió que quería compartirlo con sus seguidores y afirmaba que era algo que quería “tratar con naturalidad, y tampoco quería no decirlo porque iba a parecer que lo estaba escondiendo”, luego continuó admitiendo que había sido “un proceso muy complicado aceptar que para verse mejor se tenía que operar”.
Es decir, en sus stories personificó las dudas a las que cualquier anónimo se enfrenta cuando decide dar el paso. ¿Lo comunico a mi entorno? ¿Lo oculto en el trabajo por el miedo a qué dirán? ¿Lo disimulo tras alguna patología funcional?
Pese a que poco a poco son más los nombres conocidos que se animan a contar sus operaciones, como María Pombo, Teresa Andrés Gonzalvo o Anabel Pantoja, la paradoja a la que nos ha empujado una sociedad que preconiza una imagen perfecta, pero falsamente transmitida como “natural” o lograda sin esfuerzo o intervención externa, puede resultar conflictiva.
Cuando se toma la decisión de someterse a cualquier tratamiento, se debe priorizar el bienestar propio, tanto físico como mental, evitando dar demasiada importancia a opiniones externas a las que falte conocimiento o proyecten sus propias inseguridades sobre nosotros. Apoyarse en un equipo experto, como el que guía a todos los pacientes que se ponen en manos de Clínicas Dorsia, el cual sea capaz de detectar nuestras necesidades y objetivos, ofreciéndonos la mejor solución para nuestro caso, sin presión o juicios extra, resulta esencial. Al final, se trata de una herramienta más para, como dijo alguien al salir de la consulta, “ser como quieres, sin dejar de ser quien eres”.
