La primavera se traduce en la llegada del buen tiempo y en la vuelta a las actividades al aire libre. Sin embargo, con esta estación también llega el polen, uno de los principales agentes que provocan alergia ocular. Este año, según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), gracias a las borrascas de los últimos meses los niveles de polen serán de "moderados a leves".
Para mitigar los síntomas más comunes de alergia ocular -irritación, picor ocular, sensación de quemazón, ojos rojos y llorosos, inflamación en los párpados y molestias con la luz-, los expertos en Oftalmología recomiendan usar gafas de sol y limitar en la medida de lo posible las actividades al aire libre en los días con mayor polinización, evitando zonas de gran vegetación. Además, es imprescindible mantener una correcta hidratación y no frotar los ojos.
Si ya se siente la reacción alérgica, los expertos sugieren lavar la cara con agua fría y administrar lágrimas artificiales frías. En caso de que la situación no mejore, se debe acudir al oftalmólogo para comprobar que la alergia no afecta a tejidos que comprometen la visión y para recibir un tratamiento adecuado, ya sea por medio de colirio o por vía oral.
