En este informe, hemos analizado la contribución potencial de los servicios de movilidad bajo demanda (Taxis, VTCs) en el contexto y retos que se presentan con la implantación de zonas de bajas emisiones (ZBE). Estas son las principales conclusiones que podemos extraer de este análisis:
Los servicios de movilidad bajo demanda pueden convertirse en grandes aliados de la gestión de una movilidad eficiente y que pretenda maximizar los beneficios netos de la implantación de una medida de restricción del tráfico como son las ZBE.
Teniendo en cuenta que la movilidad tiene beneficios y costes, las reacciones teóricamente esperables de los usuarios de vehículos excluidos por la implantación de ZBE son: (1) La eliminación de viajes o la reducción de la cantidad de viajes realizados; (2) La renovación del parque de vehículos; (3) un incremento de la demanda de otros servicios de movilidad; (4) cambio de recorridos; y (5) cambios en las relaciones origen-destino.
En la práctica, la evidencia muestra que las ZBE reducen la contaminación porque incentivan la renovación del parque de vehículos, pero no reducen los niveles de tráfico ni la congestión ya sea porque la compra de nuevos vehículos permite sortear la restricción o por un desplazamiento del tráfico de la zona restringida a la no restringida. La reducción estimada de la contaminación en la zona restringida de las ZBE se mueve en un orden de magnitud del 5-15% pero el efecto para el conjunto de la ciudad debería ser menor. Por tanto, es necesario complementar las ZBE con otras medidas que contribuyan hacia el objetivo de una movilidad más sostenible.
Para que las ZBE sean exitosas deben ir acompañadas de mejoras en los servicios de transporte público colectivo. Sin embargo, las autoridades locales se enfrentan a dos obstáculos o barreras comunes y significativas. En primer lugar, no siempre disponen de los recursos necesarios o pueden tratarse de inversiones no rentables ni financiera ni socioeconómicamente por ausencia de la densidad mínima necesaria. En segundo lugar, la oferta de transporte público colectivo para moverse entre la ciudad y otros municipios o sus suburbios habitualmente no está gestionada por las autoridades locales.
Este informe apunta al papel destacado que pueden tener los servicios de movilidad bajo demanda como vía para superar algunas de las restricciones anteriores. Estos pueden contribuir (1) porque pueden convertirse en una mejor alternativa de movilidad que el transporte público colectivo para algunos segmentos de la demanda; (2) permiten complementarse con el transporte público colectivo alimentándolo de nueva demanda; (3) logran un emparejamiento más eficiente que el transporte público colectivo entre oferta y demanda mediante las plataformas digitales; (4) promueven una menor demanda de vehículos privados en propiedad; (5) y coadyuvan una mejor composición del tráfico también fuera de las zonas restringidas.
Los servicios de movilidad bajo demanda y el consiguiente uso de plataformas digitales para conectar la demanda con la oferta contribuyen a un aumento de la eficiencia del sector de vehículos de alquiler con conductor (incluyendo a taxis y VTCs). Este aumento de la eficiencia se relaciona, en comparación a los servicios tradicionales de taxi, con una tasa mayor de ocupación de los vehículos, velocidades más altas, menor número de kilómetros recorridos para encontrar al siguiente pasajero y sistema de fijación de precios que discrimina entre períodos punta y valle. Además, los servicios de movilidad bajo demanda están asociadas al uso de coches que contaminan menos que el coche promedio, y con una contribución relativa importante a la reducción de la contaminación en la medida que la intensidad de uso de coches que realizan servicios de movilidad bajo demanda es mayor que el coche promedio.
El aumento de la eficiencia y el uso de coches "limpios" conlleva que los servicios de movilidad bajo demanda operados con plataformas digitales generen menos emisiones por pasajero-km que los servicios tradicionales de taxi. Por tanto, los servicios de movilidad bajo demanda pueden ayudar a aumentar la efectividad de las ZBEs en la medida que el objetivo de esta medida es reducir las emisiones por pasajero-km de los coches. Estimaciones recientes muestran que la reducción de las emisiones por pasajero-km se mueve en un intervalo que va del 40% al 90%.
Los servicios de movilidad bajo demanda podrían conllevar un aumento del tráfico mediante la inducción de demanda. Pero esta inducción de demanda tiene indudables efectos sociales y económicos positivos. Por un lado, usuarios que utilizaban servicios tradicionales de taxi se benefician ahora de tiempos de espera más cortos, mayor flexibilidad y precios más bajos (particularmente en períodos de menor demanda) que los usuarios de servicios tradicionales de taxi. Por otro lado, los servicios de movilidad bajo demanda hacen viables viajes en coche para usuarios que no pueden conducir ya sea por incapacidad, por no tener el carné de conducir, por edad (o muy avanzada o por debajo de la mínima permitida para conducir), por renta demasiado baja para comprar un coche o por consumo de alcohol y drogas.
Los servicios de movilidad bajo demanda pueden competir con el transporte público colectivo o pueden complementarlo. Por un lado, pueden contribuir a aumentar el uso del transporte público colectivo porque ayudan a sortear el problema de la "última milla". También pueden ayudar al transporte público colectivo cubriendo itinerarios que estaban muy infrautilizados. Por otro lado, pueden provocar un desplazamiento desde el transporte público colectivo a los servicios de movilidad bajo demanda por las ventajas que éstos aportan a usuarios potenciales. En general, la evidencia sugiere que los efectos sustitución sólo se dan en caso de que la oferta de transporte público colectivo, sobre todo en términos de tiempo de viaje, sea muy deficiente. En cambio, hay evidencia de que los servicios de movilidad bajo demanda pueden complementar al transporte público colectivo, especialmente al transporte público colectivo que conecta la ciudad central con los municipios de la periferia. Además, los servicios de movilidad bajo demanda reducen la tenencia de vehículos privados por lo que pueden ayudar a mitigar los costes para los usuarios de las ZBE en la medida que los perjuicios de no comprarse un coche nuevo pueden ser menores. Estimaciones recientes muestran que los servicios de movilidad bajo demanda pueden conllevar una reducción de un 3% en la compra de coches.
La evidencia para Europa sugiere que los sistemas de movilidad bajo demanda operados por VTCs y taxis, así como otros sistemas de movilidad compartida que usan plataformas digitales como el carsharing o el bikesharing, reducen la congestión. En particular, hay evidencia empírica de que los sistemas de movilidad bajo demanda operados por VTCs y taxis pueden reducir la congestión hasta un 7%. En la medida que las ZBE no son efectivas en reducir la congestión, los sistemas de movilidad bajo demanda pueden contribuir a una implementación exitosa de las ZBEs. Por otro lado, simulaciones recientes para ciudades de todo el mundo sugieren que los sistemas de movilidad compartida pueden reducir las emisiones de C02 derivadas del transporte de pasajeros en un 6% contribuyendo así al objetivo principal de las ZBEs de reducir la contaminación.
