Un hombre ha cancelado 32.544 euros. La situación de insolvencia proviene de una serie de acontecimientos de tipo familiar. Uno de ellos, por las consecuencias derivadas de su segundo divorcio, en el que se le condenó a pagar a su expareja en concepto de pensión compensatoria. Esto, unido a los gastos de su primera relación, provocó que no pudiera cubrir la totalidad de los gastos con sus ingresos. Solicitó préstamos e hizo uso de las tarjetas de crédito. Posteriormente, se vio en la obligación de continuar ayudando económicamente a su única hija, madre de dos niñas menores. Durante un periodo de tiempo, estuvo residiendo en Barcelona con su hija y su yerno, ayudándoles en el cuidado de las niñas, habida cuenta que su horario laboral era incompatible con el horario escolar de las menores. Más adelante, tanto su hija como su yerno se quedaron en situación de desempleo. Por este motivo, se trasladaron a vivir a Finlandia porque un familiar podía ayudarles en la búsqueda de un nuevo trabajo y el concursado les apoyó económicamente. Finalmente, la situación empeoró ya que a él le diagnosticaron una enfermedad grave.

Otro hombre ha quedado liberado de un importe de 43.216 euros. Solicitó los primeros créditos para cubrir sus necesidades básicas debido a la inestabilidad laboral que sufría. Con el tiempo, se quedó sin empleo y los ingresos que recibía eran insuficientes. Apenas lograba hacer frente a sus gastos más básicos y esenciales al encontrarse en clara situación de sobreendeudamiento.

España incorporó a su sistema jurídico la Ley de Segunda Oportunidad en el año 2015. Se trata de un mecanismo pensado para que personas en estado de insolvencia puedan decir adiós a todos sus problemas de deudas, sin tener que arrastrarlos de por vida. Se elimina también el estigma que sufren por haber vivido un aparente fracaso.