El cuidado capilar ha dejado de ser un tema tabú y se ha convertido en parte esencial del bienestar y de la estética personal. Según un estudio realizado por Svenson, el 95% de los españoles considera que ha aumentado el número de personas que se realizan tratamientos capilares en los últimos años. A este auge contribuye no solo la mejora técnica y la visibilidad mediática, sino también a la democratización del servicio, haciéndolo más accesible para todos los públicos.

Durante años, hablar de injertos capilares era un asunto casi confidencial, pocas personas lo admitían abiertamente y mucho menos lo compartían. Hoy en día la situación es muy distinta. “El microinjerto ha dejado de ser un tabú”, explica el Doctor Ignacio Sevilla, Director médico y experto en cirugía capilar en Svenson. “La sociedad ha evolucionado, y con ella, nuestra relación con los tratamientos estéticos. Ahora se entiende como una forma más de autocuidado, tanto para hombres como para mujeres. Es tan normal como ponerse ortodoncia o usar cremas antiedad.”

¿En qué consiste un microinjerto capilar?

El microinjerto capilar es un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo. Consiste en extraer folículos pilosos de zonas donantes del cuero cabelludo (habitualmente la parte occipital o temporal) y trasplantarlos a zonas con baja densidad capilar o alopecia. Lo más importante es que se realiza respetando la dirección, el ángulo y la distribución del cabello original, lo que permite un resultado totalmente natural y duradero.

Las técnicas más utilizadas son la FUE (Follicular Unit Extraction) la más demandada en la actualidad, sin cicatrices visibles y con una repercusión más rápida y la FUSS (técnica de la tira), que se recomienda en casos concretos, especialmente si se requiere mayor densidad o se planean futuras intervenciones.

Verano y microinjerto: ¿es una buena combinación?

Aunque muchos pacientes asumen que el calor, el sol o las vacaciones son obstáculos para realizarse un injerto capilar, la realidad es otra. El verano puede ser una época muy adecuada si se toman las precauciones necesarias. “El verano no es una mala época para realizar un microinjerto capilar, siempre que el paciente sea disciplinado con el postoperatorio. Con las precauciones adecuadas, los resultados no se ven comprometidos”, asegura el Dr. Sevilla. En Svenson se ha detectado un aumento de la demanda en los meses estivales: “Cada vez más personas eligen el verano para someterse a un microinjerto capilar. En Svenson hemos notado un repunte en la demanda estival, especialmente entre pacientes jóvenes o con disponibilidad de tiempo libre”, señala el Doctor.

Esto se debe a que el verano ofrece ventajas únicas: vacaciones prolongadas, posibilidad de recuperarse sin estrés laboral y la opción de superar las fases iniciales del proceso (como la caída del injerto) antes de regresar a la rutina. “El verano puede ser un buen momento para iniciar el ciclo del crecimiento capilar, ya que cuando llega el otoño (época de caída estacional) el folículo ya está asentado y comienza su fase de crecimiento”, añade el especialista.

Claves para un buen resultado en verano

Aunque el procedimiento es seguro y efectivo, la disciplina del paciente tras la intervención es fundamental, sobre todo en verano. Durante los primeros días es común la aparición de costras, enrojecimiento e incluso una caída temporal del cabello implantado. Pero, a partir del tercer mes, el nuevo cabello empieza a crecer, y entre el mes 6 y 12 se observa una mejora visible y progresiva de la densidad capilar.

Durante los primeros 7 días tras el injerto, se recomienda proteger el cuero cabelludo con gorros de papel que no rocen los folículos. A partir de la segunda semana, se pueden utilizar gorras o sombreros holgados, evitando cualquier tipo de presión.

Exposición solar directa, baños en el mar o piscina y actividades físicas intensas están desaconsejadas durante las primeras semanas, especialmente por el riesgo de infección o irritación del cuero cabelludo. “El sol directo puede causar quemaduras o hiperpigmentación en la zona receptora, mientras que el cloro o la sal del mar pueden alterar el pH del cuero cabelludo, provocando inflamación o foliculitis”, explica el Dr. Sevilla.

Se aconseja esperar al menos dos meses antes de bañarse en el mar o piscina, y tres si se trata de piscinas cloradas. En cuanto al ejercicio físico, actividades suaves pueden retomarse a partir del día 7, pero el deporte intenso o el uso de cascos debe posponerse entre 1 y 3 meses según el caso.

El microinjerto capilar se ha convertido en una herramienta de transformación no solo estética, sino también emocional. Su accesibilidad, eficacia y resultados visibles lo han colocado como uno de los tratamientos más valorados del momento, especialmente en una sociedad cada vez más abierta y consciente del autocuidado.

Y en este contexto, el verano  lejos de ser una limitación, puede ser el mejor aliado. “El verano puede ser un buen momento para iniciar el ciclo de crecimiento capilar, ya que cuando llega el otoño, el folículo ya está asentado y comienza su fase de crecimiento”, explica el Dr. Sevilla.