En un entorno rural idílico se sitúa el centro Ita Coín, centro residencial especializado en el tratamiento de Trastornos de la Conducta en jóvenes y donde se ha puesto en marcha una innovadora y entrañable iniciativa terapéutica que utiliza la convivencia con gatos como herramienta complementaria para el tratamiento emocional y psicológico de menores.

Esta propuesta, que combina el bienestar animal con la salud mental, se desarrolla en colaboración con la asociación felina local "7 Vidas Coín", que trabaja bajo el método CER (Captura, Esterilización y Retorno), conforme a la legislación vigente de protección animal.

"La propuesta consiste en humanizar y cuidar a gatos abandonados, previamente rescatados de colonias felinas controladas, fomentando la empatía, la responsabilidad y el apego seguro entre los menores del centro. El contacto directo con estos animales está resultando profundamente terapéutico, y a la vez supone una segunda oportunidad para los felinos, que encuentran un hogar y una nueva familia dentro del centro", explica Nacho Mesa, director del centro.

Una convivencia transformadora: Bethowen, Fany y Lolilla

Actualmente, tres gatos conviven de forma estable con los y las menores del centro: Bethoven, Fany y Lolilla.

Bethowen fue el primero en llegar en verano de 2023. De carácter noble y tranquilo, se ha integrado completamente en la vida del centro, ejerciendo de auténtico mediador emocional. Fany llegó al centro con apenas un mes de vida y fue criada por un menor tutelado, reforzando así un vínculo emocional esencial. Lolilla, es la más joven y tiene apenas tres meses y medio. Rescatada de unos matorrales siendo la única superviviente de su camada, ahora convive en el módulo de chicas y se prepara para ser adoptada por una de las menores del centro una vez se vaya de alta terapéutica.

Una alternativa que complementa la terapia convencional

Diversos estudios respaldan que el trabajo con animales en personas con problemas de salud mental tiene grandes beneficios en el tratamiento de los y las pacientes.

En el caso de Ita Coín, la convivencia felina ha tenido un impacto muy positivo en los y las jóvenes que residen en el centro: han podido notar una reducción del estrés, ansiedad y síntomas depresivos, estímulo de la empatía, la compasión y la responsabilidad. Se ha visto mejorada la socialización, el vínculo afectivo y la comunicación yse ha dado un aumento de la autoestima, la motivación y el sentido de propósito vital. Además, los gatos son un gran apoyo emocional en situaciones de crisis o desregulación emocional y ayudan a disminuir la sensación de soledad y aislamiento.

"Uno de los casos más impactantes fue el de una paciente con Trastorno Límite de la Personalidad, que durante episodios de disociación encontraba en el ronroneo de Bethowen un anclaje emocional más eficaz que la medicación de rescate", comenta Nacho Mesa.

Este enfoque alternativo complementa los tratamientos psicológicos tradicionales, ofreciendo un entorno emocionalmente enriquecido y lleno de oportunidades para el desarrollo personal, la resiliencia y la sanación. Los y las menores eligen voluntariamente compartir tiempo con los felinos como forma de autorregulación emocional y conexión afectiva.

La historia de este programa no sólo es una apuesta terapéutica, sino un compromiso con la vida, la convivencia y el respeto mutuo entre especies.

Desde Ita Coín se demuestra cada día que un gesto tan simple como acariciar a un gato puede ser profundamente transformador.