La obtención de sellos como LEED, BREEAM o WELL actúa como una brújula que guía este proceso de transformación.
La sostenibilidad ha dejado de ser un concepto aspiracional para convertirse en un factor estratégico que redefine el valor de los activos inmobiliarios. En este nuevo paradigma, MVGM, compañía referente europea enProperty Management, defiende que una gestión responsable no puede entenderse sin una integración profunda de criterios sostenibles en todas las fases de la vida útil de un inmueble.
Desde la selección de materiales en una rehabilitación, hasta la optimización diaria del consumo energético, la sostenibilidad se consolida como un pilar estructural en la toma de decisiones de inversores, promotores, propietarios e inquilinos. Este enfoque se traduce en activos más resilientes, rentables y preparados para los retos regulatorios y medioambientales del futuro inmediato.
Sostenibilidad como ventaja competitiva real
A medida que la legislación avanza y la conciencia social se intensifica, los activos que no cumplen con criterios ambientales actualizados corren el riesgo de perder valor y atractivo en el mercado. En este contexto, resulta clave la integración de la sostenibilidad de forma activa y estratégica.
Los beneficios van más allá del ahorro energético o la reducción de emisiones. Se trata de crear espacios de calidad, preparados para cumplir funciones sociales, económicas y medioambientales de forma equilibrada. La obtención de certificaciones como LEED, BREEAM o WELL actúa como una brújula que guía este proceso de transformación.
Según MVGM, la sostenibilidad revaloriza la gestión inmobiliaria en cinco aspectos:
Transformación de los inmuebles en activos estratégicos de impacto positivo: los edificios sostenibles no solo buscan eficiencia, sino que contribuyen activamente a los objetivos ESG de las compañías que los ocupan. Son parte de la narrativa corporativa y reputacional de las empresas.
Resiliencia frente a la obsolescencia técnica y normativa: incorporar estándares de sostenibilidad permite anticipar futuras regulaciones en materia energética, residuos, calidad del aire o consumo hídrico, lo que evita inversiones reactivas y mejora la adaptabilidad del inmueble a largo plazo.
Entornos más saludables y productivos: certificaciones como BREEAM, LEED y WELL priorizan el bienestar de los usuarios y habilitan espacios con mejor calidad del aire, iluminación natural, confort acústico y condiciones térmicas adecuadas. Todo ello tiene un impacto directo en la productividad laboral y la satisfacción de los inquilinos.
Reducción de la huella operativa y mayor transparencia: la sostenibilidad promueve una gestión basada en datos reales y medibles: desde el consumo eléctrico por metro cuadrado hasta la gestión del agua o los residuos generados. Esto permite tomar decisiones con criterios objetivos y mejorar la trazabilidad de la gestión.
Acceso a ecosistemas de inversión responsable: un edificio que cumple con estándares sostenibles tiene mayor facilidad para acceder a inversores globales comprometidos con el impacto social y ambiental positivo.
Paula Calvo, Spain Sustainability Lead en MVGM España, explica: "sostenibilidad y gestión profesional no pueden caminar por separado. Como property managers, nuestro compromiso es maximizar el rendimiento de cada inmueble, integrando criterios ambientales y sociales en su operación diaria. La rentabilidad ya no se mide solo en términos financieros, sino también en impacto positivo. Los edificios bien gestionados y sostenibles son más resilientes, atractivos y valiosos. En MVGM, trabajamos para que cada activo aporte beneficios reales al entorno y a las personas".
