Lucía tiene 34 años, trabaja a jornada completa como cajera en un supermercado y, aun así, cada mes vive con la calculadora en la mano para ver si llega a cubrir el alquiler, la comida y los gastos de sus hijos.

No recibe ayudas porque sus ingresos "superan" los umbrales establecidos, pero la realidad es que no puede ahorrar, no puede vivir tranquila y, sobre todo, no puede garantizar una estabilidad para su familia.

Lucía no está sola: cada vez más personas en España se encuentran en esta situación. A esto se le llamapobreza laboral oculta, una realidad silenciosa que el Trabajo Social tiene la responsabilidad de visibilizar y atender.

¿Qué es la pobreza laboral oculta?

Durante años hemos asumido que tener un empleo era la garantía de poder vivir con dignidad. Sin embargo, esta idea ha quedado desmentida.

Hoy, muchas personas con trabajo siguen sin poder cubrir sus necesidades básicas. La "nueva pobreza laboral" afecta a quienes, a pesar de estar ocupados, no pueden acceder a ayudas sociales porque superan ligeramente los umbrales económicos establecidos.

Están atrapados en un limbo: ni el empleo les da para vivir, ni el sistema de protección los reconoce como necesitados.

Según datos recientes deCruz Roja en Móstoles, cada vez son más las personas que acuden a pedir ayuda porque, aunque tienen empleo,sus ingresos no les permiten llegar a fin de mes. Familias monoparentales, mujeres jóvenes, personas migrantes y trabajadores con contratos precarios son los grupos más afectados por esta nueva forma de exclusión social.

Los datos de una triste realidad: con empleo y pobre

En España, alrededor deun 13% de las personas con empleose encuentran en riesgo de pobreza, según laEncuesta de Condiciones de Vida del INE.

Este fenómeno es más visible en sectores con salarios bajos, contratos temporales y empleos a tiempo parcial. El aumento del precio de la vivienda y el coste de la vida han agravado aún más la situación.

La paradoja es evidente: muchas de estas personas no cumplen los requisitos para recibir ayudas públicas, porque los baremos de acceso se quedan cortos frente a la realidad.

Esta"invisibilidad estadística"genera frustración, estrés y una sensación de abandono que, en términos psicosociales, es tan grave como la falta de recursos materiales.

El Trabajo Social como profesión que sostiene, acompaña y empodera

El Trabajo Social se enfrenta aquí a un reto complejo. Tradicionalmente, los programas de intervención se centraban en personas desempleadas o en situaciones de exclusión clara.

Sin embargo, lapobreza laboral ocultaexige ampliar la mirada para incluir a quienes están "dentro del sistema laboral", pero igualmente vulnerables.

Las profesionales del Trabajo Social podemos:

Acompañar a nivel individual y familiar, dando espacio a estas realidades, aunque no encajen en los criterios de ayuda tradicionales.

Guiar hacia recursos alternativos, como programas de formación, empleo de calidad o ayudas específicas gestionadas por ONG y entidades locales.

Defender derechos y tener voz en la crítica a políticas sociales que dejan fuera a quienes más lo necesitan.

Visibilidad y acción comunitaria

Uno de los grandes retos es que estas situaciones no suelen aparecer en los discursos políticos ni en los medios de comunicación.

El papel del Trabajo Social es clave paravisibilizar la pobreza laboral oculta, sensibilizar a la comunidad y demostrar que trabajar no siempre significa vivir dignamente.

Algunas estrategias útiles incluyen promover espacios de encuentro entre familias afectadas, colaborar con asociaciones vecinales y ONG que ofrezcan recursos complementarios, y participar en campañas de incidencia política que exijan políticas más realistas.

Más allá de los datos, la pobreza laboral oculta genera un impacto profundo en la vida cotidiana: estrés crónico, problemas de salud mental, dificultad para planificar el futuro, sensación de fracaso personal y pérdida de confianza en las instituciones.

Los hijos e hijas que crecen en estos entornos también se ven afectados, aumentando el riesgo de reproducción de la pobreza en la siguiente generación.

El Trabajo Social, con su visión integral, tiene la capacidad deromper este círculo vicioso, ofreciendo apoyo no solo material, sino también emocional y comunitario.