Por más de dos décadas, Julián Arroyave ha impulsado proyectos que rompen moldes en el desarrollo inmobiliario de América Latina y Estados Unidos. Estratega, escritor y conferencista, su visión va más allá de los balances financieros: busca integrar diseño, sostenibilidad y bienestar en la forma de habitar a través del método H3 —humanos, hábitat y hospitalidad— que lo ha posicionado como un referente internacional.
Con este sistema propone proyectos que no solo generan rentabilidad, sino también bienestar, comunidad e inspiración para las ciudades del futuro.
—¿Cómo surge la idea de que el desarrollo inmobiliario debe pensarse más allá de los números?
“Desde mis primeros proyectos entendí que no se trata de vender metros cuadrados, sino de transformar ciudades. La rentabilidad es importante, pero lo esencial es preguntarse cómo el entorno que construimos puede mejorar la vida de las personas y generar comunidad”.
—Ese planteamiento se concreta en el modelo H3: Humans, Habitat & Hospitality. ¿Cómo lo define?
“H3 integra tres pilares: las personas, el entorno físico y la experiencia de vida. Lo humano es el centro; el hábitat, el espacio que debe inspirar y ser sostenible; y la hospitalidad, ese intangible que hace que alguien sienta que pertenece a un lugar. Es una forma de diseñar proyectos que no solo funcionan, sino que trascienden”.
—¿Cuál ha sido el mayor reto al implementar esta metodología?
“Convencer a inversionistas de que el retorno no es solo financiero, sino social. Hoy muchos entienden que impactar positivamente el territorio es un valor agregado que perdura. Por eso hemos logrado atraer capital que cree en este propósito”.
—Usted también ha documentado sus ideas en libros que hoy son bibliografía académica. ¿Qué lo motivó a escribirlos?
“Era necesario sistematizar la experiencia. Gerencia Prospectiva abrió un camino en 2016 y luego H3: Humans, Habitat & Hospitality en 2022 profundizó en el modelo. Me enorgullece que se usen porque son herramientas prácticas para quienes lideran estos procesos”.
—Además de la teoría, ha sido invitado como jurado y conferencista en escenarios internacionales. ¿Qué busca transmitir en esos espacios?
“Más que dar lecciones, busco abrir conversaciones. Por ejemplo, pronto compartiré una experiencia formativa junto a EIG Business School. No será un curso tradicional, sino un espacio para dialogar con quienes quieren liderar el cambio en la forma de hacer ciudad”.
—¿Cómo definiría el legado que quiere dejar en este sector?
“Construir no es solo levantar paredes; es dejar un legado para la gente y para el territorio. Ese es el verdadero sentido de hacer ciudad”.
Propuestas como la de Arroyave, otorgan al desarrollo urbano una perspectiva más humana y consciente, especialmente relevante para quienes vivimos en comunidades en constante transformación. Y es que el valor de un proyecto inmobiliario no solo reside en cifras, sino en su capacidad de inspirar, generar bienestar y construir comunidades con identidad. Como señala
Arroyave, “el verdadero éxito no se mide en metros cuadrados, sino en la calidad de vida que consigue” —una reflexión que adquiere eco en territorios comprometidos con su presente y su futuro.
