Según el Ministerio de Sanidad, el 34% de la población española experimenta problemas relacionados con la salud mental, como ansiedad y depresión
Un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Viena asegura que el simple hecho de contemplar arte visual o visitar una experiencia cultural semejante puede aumentar el bienestar general
Según el CEO y cofundador de IKONO, el arte inmersivo es una herramienta que va más allá de la contemplación: es un momento para explorar emociones, estimular la creatividad y fomentar la introspección personal
En los últimos años, el enfoque tradicional sobre la salud mental ha dado paso a un nuevo modelo que prioriza la conexión emocional y el autocuidado. Y es que según el Ministerio de Sanidad, el 34% de la población española experimenta problemas relacionados con la salud mental, como ansiedad y depresión.
En este contexto, el arte emerge como una herramienta poderosa para mejorar el bienestar emocional. Tanto es así que según un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Viena el simple hecho de contemplar arte visual o visitar un museo puede aumentar el bienestar.
Este hecho se vuelve todavía más reseñable en el arte inmersivo. Esta modalidad, que invita a los visitantes a sumergirse completamente en la obra, no solo proporciona un respiro del estrés diario, sino que también ofrece un espacio para la reflexión personal, el autoconocimiento y la reconexión.
“El arte inmersivo es una herramienta que va más allá de la contemplación: es un momento para explorar emociones, estimular la creatividad y fomentar la introspección personal. Precisamente en IKONO diseñamos cada experiencia para que los visitantes conecten con su mundo interior, desarrollen su imaginación y encuentren un momento de desconexión consciente en medio del ritmo cotidiano”, explica Fernando Pastor, CEO y cofundador de IKONO.
De hecho, la empresa española, que registra más de 1,5 millones de visitantes, crea espacios que transforman la forma en que las personas experimentan el arte. Cada uno invita a vivir una sensación distinta: desde la fuerza visual y simbólica de La Última Cena de Ricardo Cavolo, que reinterpreta la obra clásica con personajes españoles icónicos, hasta la atmósfera envolvente de Jungla de Noche, donde luces de neón, sonidos y aromas transportan al visitante a un estado de calma y conexión con la naturaleza.
Así, con esa combinación de sonidos envolventes, luces cambiantes y olores evocadores en entornos completamente inmersivos, se generan respuestas emocionales profundas que facilitan la liberación de emociones.
“La propuesta de IKONO parte precisamente de esa premisa: utilizar el arte como herramienta de bienestar y autocuidado. Cada experiencia está diseñada para despertar emociones y fomentar la conexión con uno mismo a través de la luz, el color, el sonido y la interacción artística”, explica Pastor. Y añade, “transformamos el arte en bienestar, ofreciendo a nuestros visitantes la oportunidad de sanar, reflexionar y centrarse en lo que realmente importa”..
Y es que, el equipo diseña estos espacios para transportar al visitante a otros mundos con el objetivo de lograr desconectar del estrés cotidiano para volver a conectar.
