El estrés, el uso excesivo de dispositivos móviles o la falta de sueño de calidad son los principales factores que afectan la atención. Las temporadas de exámenes disparan el estrés en los estudiantes y afectan directamente a su capacidad de concentración y a la memoria.?
Con el reciente inicio del curso académico, miles de estudiantes comienzan una etapa en la que se enfrentarán a periodos de gran exigencia cognitiva, emocional y física. Ya sea en el colegio, la universidad o en procesos como las oposiciones, la presión para rendir genera una sobrecarga mental que no siempre se gestiona adecuadamente. Uno de los efectos más comunes y preocupantes del estrés académico es la pérdida de atención y concentración, factores fundamentales para el aprendizaje.
Las personas que sufren estrés académico intenso pueden experimentar una serie de manifestaciones tales como dificultad para pensar con claridad, olvidos frecuentes, cambios de humor, problemas para dormir y, sobre todo, dificultad para mantener la atención durante períodos prolongados.
Además, los cambios ambientales característicos de este periodo del año, tales como el cambio de hora o la oscilación y variabilidad de las temperaturas, intensifican lo que los expertos denominan un "bloqueo cognitivo”, afectando negativamente al rendimiento intelectual y la capacidad de mantener el foco.
Asimismo, el entorno digital actual juega un papel decisivo en el deterioro de la atención debido a los múltiples estímulos, diseñados para captar nuestra atención constantemente.
En el ámbito educativo también se han detectado signos de alarma ante “un cambio notorio” en la capacidad de atención de los estudiantes, que hoy presentan más dificultades para mantener la concentración durante una clase completa en comparación a años anteriores.
MECANISMOS DE LA CONCENTRACIÓN
La atención es un proceso cognitivo complejo que permite seleccionar, focalizar y procesar los estímulos relevantes. Es esencial para razonar, aprender y recordar información. Sin embargo, cuando el estrés se mantiene de forma prolongada, esta capacidad puede verse seriamente afectada. La fatiga emocional, el cansancio físico o la ansiedad interfieren en la capacidad de mantenerse enfocado y provocan olvidos, despistes y dificultad para completar tareas cotidianas.
Frente a este panorama, los expertos recomiendan establecer rutinas claras, limitar el uso de pantallas, practicar técnicas de respiración o mindfulness y proteger espacios libres de interrupciones para permitir que la mente recupere su capacidad de atención profunda.
VITAMINA B5, MANGO Y RODIOLA: UNA COMBINACIÓN INTELIGENTE, CLAVE PARA APOYAR EL RENDIMIENTO COGNITIVO
Frente a estos desafíos, la nutrición juega un papel clave. La vitamina B5 (ácido pantoténico) contribuye al rendimiento intelectual normal y a reducir el cansancio y la fatiga. Su déficit puede traducirse en fatiga mental, dificultades de atención y bajo rendimiento intelectual.
Por su parte, el extracto de mango (Mangifera indica), rico en polifenoles y antioxidantes, ha mostrado efectos positivos sobre la función cerebral. Algunos estudios sugieren que mejora la velocidad de procesamiento mental, apoya la memoria de trabajo y reduce la fatiga mental. Su acción antioxidante ayuda a proteger las neuronas del daño oxidativo, especialmente durante periodos de alto estrés.1,2
La Rodiola (Rhodiola rosea), una planta adaptógena tradicionalmente utilizada en medicina natural, ayuda al cuerpo a adaptarse al estrés. Estudios clínicos han demostrado que puede reducir la fatiga mental, mejorar el estado de ánimo y aumentar la capacidad de concentración, especialmente en situaciones de alta exigencia cognitiva como los exámenes.3-5
La combinación de vitamina B5, mango y rodiola representa una solución integral para quienes necesitan mantener el foco, la energía y la claridad mental en situaciones de estrés intelectual. Este tipo de apoyo puede marcar la diferencia en temporadas críticas como los exámenes, trabajos de alta presión o cambios vitales significativos.
