Esta dolencia, que provoca dificultad progresiva para respirar, afecta a tres millones de personas en nuestro país
"La medida más importante que se puede tomar para detener el avance de esta enfermedad es dejar de fumar", afirma Julio Maset, médico de Cinfa
El miércoles 19 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) con el objetivo de concienciar a la población sobre esta afección, su prevención y la necesidad de un diagnóstico precoz. Las EPOC son un grupo de enfermedades que provocan dificultad progresiva para respirar, de las cuales, las dos más comunes son la bronquitis crónica y el enfisema pulmonar. Como explica Julio Maset, médico de Cinfa, "su principal causa es la exposición al humo del tabaco, lo que incluye tanto a personas fumadoras como a fumadores pasivos. También puede estar causada por la exposición prolongada a la contaminación atmosférica o a otras sustancias irritantes transmitidas por el aire como el polvo o sustancias químicas".
La EPOC afecta a tres millones de personas en nuestro país. "Aun así, se trata de una de las enfermedades respiratorias más infradiagnosticadas, que, con frecuencia, se detecta solamente en fases avanzadas, cuando un manejo más precoz de la dolencia podría impedir su empeoramiento", añade Maset.
Los dos tipos más comunes, la bronquitis crónica y el enfisema, se encuentran en mayor o menor grado en todas las personas con EPOC. La primera es la inflamación de la pared interna de los bronquios, mientras que el enfisema se caracteriza por el deterioro o destrucción de los alveolos,una especie de pequeños sacos localizados al final de los bronquios, en los pulmones, que reciben el aire que entra en el organismo al respirar."En caso de enfisema,las paredes internas de estos pequeños sacos se debilitan y se rompen, lo que creaespacios de aire más grandes y, por tanto, se reduce la superficie de intercambio aéreo de los pulmones. En consecuencia, disminuye la cantidad de oxígeno que llega a la sangre", explica el experto de Cinfa.
Falta de aire y tos con expectoración
La manifestación frecuente más característica del enfisema y la bronquitis crónica es una sensación de falta de aliento, que empeora con la actividad y el esfuerzo. Otros síntomas frecuentes de la EPOC son tos con expectoración, pitos y ruidos al respirar, cansancio y apatía y una mayor tendencia a las infecciones respiratorias agudas.
"Aunque estos síntomas se agravan con el tiempo, suelen ser leves al principio, por lo que la persona con EPOC no les da importancia o desconoce que padece la enfermedad, que, sin tratamiento, continúa progresando y aumentando los daños en bronquios y pulmones. Incluso, con el tiempo, puede desencadenar complicaciones como trastornos cardiacos, neumonías y otras infecciones respiratorias, desnutrición, trastornos del sueño y depresión", apunta el doctor Maset.
Para evitarlo, es clave un diagnóstico precoz, que se obtiene a través de una prueba tan sencilla como una espirometría. A pesar de que la EPOC no tenga cura, el diagnóstico permitirá iniciar un tratamiento que alivie los síntomas y detenga o ralentice su avance. Este puede basarse en el uso de fármacos como los broncodilatadores —que mitigan la tos y la escasez de aire, ya que relajan las vías respiratorias constreñidas— o de corticoesteroides inhalados.
También es crucial una adecuada vacunación que reduzca el riesgo de infecciones respiratorias como la gripe, la neumonía o el COVID-19, aunque, como recuerda el experto de Cinfa, "la medida más importante que se puede tomar para prevenir o detener el avance de esta enfermedad esdejar de fumar. Solamente evitando la exposición a las sustancias irritantes que el tabaco contiene, la persona con EPOC puede dar una oportunidad a sus pulmones, evitar medidas drásticas como recurrir a bombonas de oxígeno para respirar y, sobre todo, poder disfrutar de una buena calidad de vida".
Diez consejos para convivir con la enfermedad pulmonar obstructiva crónica:
Si fumas, déjalo. Es la única medida que puede frenar la EPOC cuando su causa es el tabaco. Si necesitas ayuda para dejar este hábito nocivo, pídela. Evita también los cigarrillos electrónicos, que otras personas fumen a tu alrededor y respirar humo ambiental.
Protégete del aire frío. El frío puede provocar espasmos en los conductos bronquiales y, por tanto, aumentar las dificultades para respirar. Para evitarlo, cuando bajen las temperaturas, cúbrete la boca y la nariz con una bufanda ligera o una mascarilla.
Evita contraer infecciones respiratorias. Siempre que sea posible, no pases tiempo con personas con gripe o resfriadas y, si has de relacionarte con grandes grupos, usa mascarilla. Lávate las manos con frecuencia y procura llevar contigo un envase de desinfectante de manos a base de alcohol. Además, intenta evitar los cambios bruscos de temperatura.
Vacúnate contra la gripe y el COVID-19. Hazlo cada año y ponte también la del neumococo, causante de la neumonía. Reducirás en gran medida el riesgo de infecciones, que pueden empeorar los síntomas. En cualquier caso, consulta con tu médico la mejor opción.
Frunce los labios para respirar si notas falta de aliento. Sobre todo, si vas a llevar a cabo alguna actividad que te suponga un mayor esfuerzo. También puedes realizar el siguiente ejercicio varias veces al día: respira hondo por la nariz mientras cuentas hasta dos y expulsa el aire por la boca lentamente con los labios levemente fruncidos.
Duerme con la parte superior del cuerpo elevada. Para ello, una buena opción es usar dispositivos especiales o una cama articulada que lo permita. Recuerda que no se trata de flexionar el cuerpo por la parte alta o el cuello, sino desde la cintura. De esta manera, respirarás mejor durante el sueño y el reposo será mayor.
Haz ejercicio diariamente. La actividad física puede ayudarte a fortalecer los músculos que se utilizan en la respiración y a aumentar tu capacidad pulmonar, además de mantenerte en forma. Consulta con tu médico qué tipo y plan de ejercicio es mejor para ti.
Apuesta por una dieta equilibrada y una correcta hidratación. Consume alimentos saludables y variados como la carne, el pescado, la fruta y las verduras, y bebe mucho líquido para mantener una expectoración fluida. Evita las comidas copiosas y, en su lugar, distribuye su ingesta en cinco y seis veces al día a lo largo del día para aligerar la carga respiratoria.
Expresa tus sentimientos. En ocasiones, los problemas respiratorios pueden interferir en tus actividades cotidianas y tu vida familiar o social. Si te sientes triste o deprimido por ello, haz un esfuerzo por contárselo a tus familiares y amigos. Si es necesario, busca ayuda psicológica o considera unirte a un grupo de apoyo, donde conocerás a otras personas en tu misma situación y te explicarán estrategias de afrontamiento.
Consulta a tu médico con rapidez si los síntomas empeoran. El tratamiento precoz te ayudará a mejorar antes y evitar las complicaciones. Déjate ayudar por profesionales, asegúrate de que sigues el tratamiento indicado correctamente, aprende a identificar de forma temprana las agudizaciones, acude a tus citas e incorpora los cambios recomendados.
