La madera se ha añadido a la creciente lista de productos sujetos a aranceles específicos en Estados Unidos. Anunciados el 29 de septiembre, los aranceles del 10 % sobre la madera blanda tanto en forma de troncos como de madera aserrada y del 25 % sobre ciertos muebles de madera, incluidos los de cocina, baño y tapizados, están en vigor desde el 14 de octubre. Los aranceles sobre los muebles de cocina y baño aumentarán a partir del 1 de enero de 2026. Estas nuevas medidas, según los analistas económicos de Coface, compañía de gestión integral del riesgo comercial, podrían transformar las estrategias de aprovisionamiento y la dinámica de precios para importadores y fabricantes.
La madera, un producto estratégico bajo vigilancia
Los países que han firmado recientemente acuerdos comerciales con Estados Unidos, como la Unión Europea, el Reino Unido y Japón no están sujetos a las mismas medidas. Para ellos, se aplica la tasa más baja entre los nuevos aranceles sectoriales y la tasa negociada en el acuerdo. Por ejemplo, la Unión Europea, que representa el 16 % de las importaciones estadounidenses de madera en bruto y aserrada, y el 8 % de los muebles de madera, se beneficia de una tasa máxima del 15 % sobre estos productos. En cuanto a México y Canadá, su acuerdo de libre comercio con Washington (CAFTA) exime algunas de sus exportaciones a Estados Unidos de derechos de aduana.
Al igual que los productos farmacéuticos, el acero y otros sectores sujetos a medidas específicas, la madera blanda aserrada recibe una atención especial por parte de la administración estadounidense debido a la fuerte dependencia del país de las importaciones. En 2024, Estados Unidos importó cuatro veces más madera blanda de la que exportó.. Además, este tipo de madera se utiliza ampliamente en la construcción civil y militar, lo que la convierte en un recurso estratégico a ojos del gobierno estadounidense.
Esta atención no es nueva. Ampliamente utilizada en la construcción, la madera blanda está en el centro de una larga disputa comercial entre Washington y Ottawa. Desde principios de los años 80, Estados Unidos ha denunciado los derechos de tala concedidos a las empresas forestales canadienses, que considera demasiado bajos y susceptibles de distorsionar la competencia en perjuicio de la industria estadounidense. Esta disputa ha dado lugar a la imposición de derechos compensatorios y antidumping, que este verano se incrementaron del 14,4 % al 35,2 % para la mayoría de los exportadores canadienses del sector.
Aranceles específicos con impacto limitado en los flujos comerciales
Sin embargo, este conjunto de impuestos sobre la madera, ya estén dirigidos a un socio comercial específico o no, probablemente no alterará el suministro estadounidense de madera blanda. De hecho, es poco probable que las empresas estadounidenses dejen de importar en favor de los aserraderos locales, ya que la diferencia de precio sigue siendo un factor disuasorio. En 2024, la madera estadounidense era aproximadamente tres veces más cara que la importada, tomando como referencia los precios de exportación de EE. UU. como indicador del precio interno.
