Las nuevas tendencias apuntan hacia la flexibilidad, el bienestar y las acciones con propósito como las fórmulas más valoradas para reconocer a los equipos durante las fiestas
Navidad es sinónimo de tradiciones, y entre ellas, pocas tan arraigadas como la clásica cesta. Sin embargo, lo que durante años representó un reconocimiento tradicional en el entorno laboral, hoy empieza a quedar obsoleto.
Además de reflejar un cambio generacional, las cestas tienen un tratamiento fiscal poco favorable: se consideran retribución en especie no exenta, por lo que deben imputarse en nómina, tributar por IRPF y cotizar a la Seguridad Social. En otras palabras, suponen un coste añadido tanto para la empresa como para el empleado.
Frente a ello, las compañías comienzan a apostar por beneficios flexibles y fórmulas más coherentes con la realidad actual: medidas que impactan directamente en el bienestar, la conciliación y el propósito.
Los empleados prefieren flexibilidad y bienestar real
Según un estudio de Deloitte, el 80 % de los trabajadores afirma que preferiría disponer de mayor flexibilidad horaria o beneficios personalizados antes que recibir una cesta o un regalo tradicional.
En la misma línea, datos del estudio Better Work de Betterfly revelan que el 40 % de los empleados prioriza la flexibilidad, el 25 % el bienestar económico, y que fomentar el uso de beneficios duplica el nivel de compromiso entre los equipos.
"Las empresas están entendiendo que el reconocimiento debe traducirse en bienestar tangible. Se trata de evolucionar las formas de compensar y recompensar a los empleados hacia modelos que generen valor real para las personas", explica Antonio Sas, Director General de Betterfly en España.
Las nuevas alternativas para celebrar la Navidad en la empresa
Betterfly ha identificado las principales tendencias con las que las compañías están sustituyendo las cestas por opciones más flexibles, personalizadas y alineadas con los valores corporativos:
Retos saludables y de bienestar: las compañías utilizan la app de Betterfly para lanzar desafíos de pasos, meditación o hábitos saludables durante diciembre, fomentando el movimiento, la desconexión y reduciendo el estrés de fin de año.
Acciones solidarias y voluntariado: cada vez más empresas impulsan campañas internas de donación o voluntariados corporativos. Los empleados pueden canjear sus puntos por donaciones o participar en actividades con impacto social, reforzando el propósito colectivo.
Días libres o flexibilidad adicional: muchas organizaciones optan por conceder días extra o permitir teletrabajo en las semanas previas a Navidad, favoreciendo la conciliación y reduciendo la carga mental.
Beneficios personalizables: en lugar de un regalo único, los empleados valoran poder destinar parte de su salario a lo que realmente necesitan (seguro de salud, transporte, guardería o formación), adaptándolo a su situación personal.
Reconocimiento con propósito: las empresas evolucionan del gesto simbólico (la cesta) a un reconocimiento más coherente con su cultura y valores, que fortalece el sentido de pertenencia y el bienestar integral.
La retribución flexible, además, se consolida como la vía más eficiente para ofrecer incentivos personalizados y fiscalmente ventajosos, permitiendo a cada empleado elegir cómo distribuir parte de su compensación entre diferentes beneficios, con exenciones que no aplican a los regalos tradicionales.
Un cambio cultural en el entorno laboral
El auge de la flexibilidad y los beneficios personalizados refleja un cambio profundo en la cultura empresarial. Las nuevas generaciones valoran más el equilibrio entre vida profesional y personal, y buscan que las empresas cuiden de su bienestar integral (físico, emocional y financiero), también en momentos de celebración como la Navidad.
"En la próxima década, las compañías que desarrollen una verdadera cultura del bienestar serán las que consigan atraer, comprometer y retener al mejor talento", concluye Antonio Sas
