Convertirse en piloto por un día a los 60 años ya no es una rareza, sino una opción real para quienes desean estrenar una segunda juventud en el aire. En el aeródromo de La Morgal, en pleno corazón de Asturias, la escuela de vuelo Asturfly está viendo cómo aumenta el número de alumnos senior que se interesan tanto por una experiencia puntual como por un curso de piloto de ultraligero completo. Se combinan curiosidad, tiempo libre y experiencia de vida. Por eso, cada vez más personas que han pasado los 55 descubren que la cabina también puede ser su lugar, siempre con seguridad, formación rigurosa y un acompañamiento técnico pensado para todas las edades.
Vocación y cabina abierta a mayores de 60
En las últimas temporadas se observa un perfil creciente de aficionados que ronda o supera los 60 años y quiere cumplir un viejo sueño. En este contexto, la propuesta “Piloto por un día” se consolida como puerta de entrada ideal para un primer contacto con la aviación ultraligera. Se trata de vuelos de iniciación con instrucción previa, en los que se puede participar activamente en el mando bajo supervisión del instructor.
Desde la escuela se destaca que la madurez juega a favor. La toma de decisiones suele ser más reflexiva y la disciplina de estudio, más constante. “A muchos alumnos les sorprende descubrir que disfrutan más ahora que a los 30; llegan con menos prisas y más foco”, se subraya desde Asturfly. Esa primera experiencia, a menudo, se transforma en inscripción en un curso de piloto estructurado.
Requisitos médicos, seguridad y formación adaptada
Lejos de los tópicos, la edad no es una barrera automática en la aviación ligera, siempre que se cumplan los requisitos médicos establecidos. En Asturfly, a través de los servicios médicos, se realiza una evaluación previa, se revisa el historial de salud y se orienta al futuro alumno sobre los pasos necesarios. El objetivo es garantizar que cada despegue se apoye en una base de seguridad sólida y transparente.
El curso de piloto de ultraligero combina formación teórica y vuelo real, ajustado al ritmo de cada estudiante. Se trabaja con grupos reducidos y seguimiento individualizado, lo que facilita que una persona de 60 o 65 años pueda avanzar sin presión y consolidar las habilidades necesarias. Los costes y horarios se presentan de forma clara, con opciones flexibles que permiten compatibilizar la formación con otras responsabilidades.
En Asturias, aprender a volar a cualquier edad se convierte así en una oportunidad para mirar la vida desde otra perspectiva, literalmente. Sobrevolar costa, montañas y valles en ultraligero deja de ser un sueño lejano y se convierte en una experiencia alcanzable. En La Morgal, la realidad cotidiana demuestra que nunca es tarde para ocupar el asiento de la izquierda y hacer del cielo una nueva rutina.
