Desde Hospital Capilar advierten de un mensaje cada vez más extendido y potencialmente perjudicial: pensar que un injerto capilar elimina la alopecia. "Esto es falso. El injerto no es un tratamiento médico de la alopecia, sino una solución estética para redensificar zonas donde el cabello ya no es recuperable", explican desde Hospital Capilar, la mayor corporación del sector capilar. La alopecia androgénica es una enfermedad crónica reconocida por la OMS y, como tal, sigue activa tras la cirugía si no se trata de forma médica.
El riesgo de prescindir de la medicación en pacientes con alopecia androgénica es claro: el cabello nativo que rodea al injerto continúa miniaturizándose y cayendo, lo que a medio y largo plazo puede provocar resultados poco naturales y una pérdida de densidad alrededor de la zona injertada.
"Cuando esto ocurre, muchos pacientes perciben el injerto como un fracaso, cuando en realidad lo que ha fallado es el planteamiento terapéutico global", señalan desde Hospital Capilar. Además, existe un peligro inmenso en la difusión de un mensaje erróneo e incompleto a una audiencia masiva, generando expectativas poco realistas, abandono precoz del tratamiento y empeoramiento de la alopecia a medio plazo.
Desde Hospital Capilar subrayan que el injerto y la medicación son complementarios, no excluyentes. El tratamiento médico, siempre individualizado tras un diagnóstico correcto, es el que frena la progresión de la alopecia y ayuda a conservar el cabello existente, mientras que el injerto aporta una solución estética allí donde ya no es posible recuperarlo.
Así, desde Hospital Capilar insisten en la importancia de no tomar decisiones basadas en mensajes simplificados en redes sociales. "El verdadero éxito de un injerto capilar no se mide a los seis meses, sino con el paso de los años. Por eso, antes de cualquier cirugía, es imprescindible diseñar un plan médico a largo plazo con un especialista", concluyen.
