Los auditores de la UE afirman que hay que acelerar los megaproyectos transfronterizos para optimizar el transporte en Europa

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Los auditores de la UE afirman que hay que acelerar los megaproyectos transfronterizos para optimizar el transporte en Europa

Los megaproyectos clave de transporte transfronterizo en la UE están avanzando más despacio de lo previsto. Según un nuevo informe del Tribunal de Cuentas Europeo, es probable que seis de las ocho infraestructuras de miles de millones de euros auditadas, con sus líneas de acceso, no estén plenamente operativas en 2030, como se había previsto inicialmente. Esto retrasará todavía más la finalización de la red básica transeuropea (RTE-T).

En 2013, los Estados miembros de la UE acordaron finalizar la red básica de la RTE-T en 2030. Un componente clave de la red son los proyectos de transporte transfronterizos, cuyo objetivo es mejorar las conexiones entre las redes nacionales a lo largo de los corredores europeos.

Los auditores examinaron si la construcción de autopistas, ferrocarriles y vías navegables de gran escala con impacto transfronterizo en la red básica de transporte de la UE estaba bien planificada y ejecutada. Comprobaron ocho megaproyectos financiados por la UE por un valor total de 54 000 millones de euros (incluidos 7 500 millones de euros de la UE) que enlazaban redes de transporte de 13 Estados miembros: Austria, Bélgica, los Estados bálticos, Dinamarca, Francia, Finlandia, Alemania, Italia, Polonia, Rumanía y España.

Se produjeron retrasos considerables en la construcción de todos los megaproyectos examinados (una media de 11 años), lo que compromete el funcionamiento eficaz de cinco de los nueve corredores multinacionales. El principal motivo de estos malos resultados era la mala coordinación de los proyectos entre países. Los Estados miembros tienen sus propias prioridades de inversión y procedimientos de planificación, y no siempre apoyan los proyectos transfronterizos ni las inversiones en corredores transnacionales en la misma medida, como tampoco progresa siempre la ejecución de los proyectos a la misma velocidad a ambos lados de una frontera. Hasta ahora, la Comisión no ha utilizado los instrumentos legislativos limitados de que dispone para aplicar en los Estados miembros que no avanzan al ritmo adecuado las prioridades acordadas a escala de la UE.

«La creación de los corredores de la red básica de la RTE-T dentro de los plazos previstos es esencial para lograr los objetivos políticos de la UE, estimular el crecimiento, crear empleo y luchar contra el cambio climático», ha declarado Oskar Herics, Miembro del Tribunal responsable del informe. «Deberían redoblarse los esfuerzos para acelerar la finalización de muchas de las infraestructuras emblemáticas de transporte de la UE, pues dichos proyectos son esenciales para el logro de una mejor conectividad en Europa y para conseguir resultados en la red de transporte a su debido tiempo».

Con el tiempo, los costes de los ocho megaproyectos se han incrementado en más de 17 000 millones de euros (47 %), debido, con frecuencia, a cambios en su diseño y alcance, así como a una aplicación ineficiente. El incremento más grande se produjo en el proyecto del Canal Sena-Norte de Europa (parte del enlace Sena-Escalda), cuyo coste casi se triplicó. Entretanto, en Rumanía, los auditores observaron que un nuevo tramo de la autopista A1 no se utilizaba, y que dos partes se conectaron mal, con el consiguiente uso ineficaz y despilfarro de dinero.

Los auditores también identificaron insuficiencias en los análisis de costes y beneficios llevados a cabo por los Estados miembros de estas inversiones de miles de millones de euros: las previsiones sobre el tráfico eran excesivamente optimistas y algunos proyectos no serían económicamente viables. Este era el caso especialmente de la línea Rail Baltica y del tramo ferroviario del enlace fijo de Fehmarn Belt, que tenían muy pocos pasajeros. Los auditores también constataron que la Comisión no evaluó con independencia las especificaciones de construcción basándose en los niveles de tráfico potenciales de pasajeros y de mercancías antes de asignar la cofinanciación de la UE.

La supervisión por parte de la Comisión de la finalización de la red por los Estados miembros es distante y debe ser reforzada. La Comisión no cuenta con un servicio específico que proporcione a los Estados miembros asesoramiento técnico para dirigir proyectos de tal envergadura, ni con una visión global de los progresos realizados. No obstante, recientemente, la Comisión tomó medidas encaminadas a una supervisión y un seguimiento de los avances más estrechos y eficaces mediante la definición de las prestaciones de los proyectos en las «decisiones de ejecución». 

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