Seis de cada diez libaneses con dificultades para alimentarse lo suficiente

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Seis de cada diez libaneses con dificultades para alimentarse lo suficiente

Tres semanas después de la brutal explosión acaecida en el puerto de Beirut, Líbano ve aún más agravada su preocupante situación de inseguridad alimentaria, ya deteriorada en el último año por la tensión sociopolítica, la crisis de refugiados y la crisis sanitaria por la expansión de la COVID-19.

Entre los refugiados sirios este porcentaje asciende al 78% (un millón y medio de refugiados viven en Líbano desde 2011).

Acción contra el Hambre, que se movilizó inmediatamente para apoyar la remoción de escombros, está diseñando una repuesta para cubrir las necesidades básicas de las personas afectadas, incluyendo las que residen en la zona roja de Beirut. 

“El puerto de Beirut recupera poco a poco su capacidad operativa pero apenas alcanza todavía un tercio de su capacidad, lo que dificulta la entrada de alimentos en un país altamente dependiente de las importaciones. La hiperinflación es un problema enorme para el país en este momento. Los precios de los alimentos han llegado a duplicarse y triplicarse en el último año. Pronto el pan, las medicinas y el combustible dejarán de estar subsidiados. El fatídico accidente del puerto puede haber sido la gota que ha colmado el vaso de una economía ya extremadamente golpeada por la multicrisis que afecta al país. Estamos enormemente preocupados ante un aumento de la malnutrición en los próximos meses”, explica desde Beirut la responsable de advocacy de Acción contra el Hambre, Aurélie du Chatelet. 

“No cabe duda de que la resiliencia y la solidaridad de los libaneses han vuelto a brillar en esta crisis, pero lo cierto es que nos encontramos ante una población exhausta en uno de los años más complicados desde la guerra civil: la explosión ha destruido no solo hogares e infraestructuras, sino los negocios y medios de vida de miles de libaneses, un pueblo tradicionalmente emprendedor, que se encuentran de la noche al día sin ingresos para adquirir alimentos cada vez más caros en los mercados”, continúa du Chatelet.

“Afortunadamente la ayuda ha empezado a movilizarse y puede seguir realizándose incluso durante el confinamiento, que volvió a empezar la semana pasada, ya que los humanitarios han sido considerados personal esencial y por tanto con capacidad de movimiento en la ciudad y los alrededores, pero está claro que no solo hay que reconstruir un puerto y media ciudad, sino los medios de vida de muchas personas que ya estaban bajo un fuerte estrés económico en los últimos meses. Será crucial proveer de liquidez a las familias afectadas para que puedan acceder a alimentos suficientes y variados y para que las tiendas y pequeños negocios puedan volver a ponerse a marcha. La respuesta tendrá que contemplar también la recuperación y promoción de hábitos como la lactancia materna para evitar la desnutrición.  

Acción contra el Hambre, que está contribuyendo a coordinar la respuesta de las ONG internacionales en el país, ha desplazado a su equipo de emergencia a la zona para la respuesta inmediata y para apoyar la rehabilitación a medio plazo. Nuestra organización trabaja en el país desde 2006 con un equipo de 150 personas, siendo una de las principales organizaciones que abastece, entre otros, de agua y saneamiento los asentamientos informales donde viven 1,5 millones de personas refugiadas sirias.  

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