La población Siria se enfrenta al mayor riesgo de hambre de la década

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11 años de conflicto en Siria: el mayor riesgo de hambre de la década

La población Siria se enfrenta al mayor riesgo de hambre de la década

La situación de las familias sirias se está erosionando todavía más, después de once años de conflicto. Los bienes necesarios -agua, alimentos, combustible y electricidad- están fuera de su alcance. Los hogares gastan, ahora, una media del 50% más de sus ingresos.

Los países de Oriente Medio y África del Norte dependen en gran medida de las importaciones de trigo de Rusia y Ucrania. La guerra actual podría conducir a una grave crisis alimentaria en una región que ya está bajo presión.

Además, Siria se ha enfrentado a la peor sequía de los últimos 70 años, lo que ha paralizado las cosechas previstas. Se calcula que la producción de trigo será menos de la mitad de la del año pasado.

Acción contra el Hambre trabaja en Siria desde 2008 para reducir el hambre y los riesgos para la salud entre las comunidades más vulnerables. Según datos de Naciones Unidas, hoy en día, la tasa de pobreza en Siria es de un 90 por ciento. Un total de 14,6 millones de personas en Siria dependen de la ayuda humanitaria.

El número de población siria considerada en riesgo de inseguridad alimentaria alcanza niveles máximos en la última década. En Siria, el coste medio de los alimentos ha sido, durante meses, el más alto jamás registrado desde que se inició el seguimiento. Este año se espera que 12,4 millones estén en riesgo de sufrir hambre.

Aunque el conflicto activo ha disminuido un poco en el último año, las necesidades en Siria superan la capacidad de las familias para hacer frente a la fuerte inflación y a una economía en dificultades. Siria se enfrenta a una crisis múltiple e interrelacionada.

La hiperinflación significa que cada día los sirios pueden permitirse menos de lo que necesitan para sobrevivir. El poder adquisitivo de los sirios se está erosionando cada día, los bienes necesarios -agua, alimentos, combustible y electricidad- están fuera de su alcance. Los hogares gastan ahora una media del 50% más de sus ingresos.

Las familias ya no pueden permitirse el combustible para hacer funcionar los generadores que alimentan sus hogares, el transporte o los sistemas de agua. En toda Siria, muchas familias tienen menos de 4 horas de electricidad pública al día. El aumento de los precios del combustible significa que el transporte y el trabajo diario son más caros. Los agricultores tienen menos dinero para planificar las plantaciones en sus campos y, al mismo tiempo, los costes para regar sus cultivos y transportar las cosechas al mercado, son más elevados.

Rusia y Ucrania están entre los exportadores de grano más importantes para Oriente Medio. Según informes de Naciones Unidas, el conflicto en Ucrania podría provocar una escasez de suministro de trigo a la región. Advierten que Siria ya ha reaccionado, entre otras cosas, racionando sus reservas de grano, pero que, al mismo tiempo, repercute en los precios de los alimentos básicos, como el pan o la harina.

Empeoramiento de las condiciones climáticas

Las perturbaciones medioambientales, como la escasez de lluvias, también están provocando inseguridad alimentaria. Este año, Siria se ha enfrentado a la peor sequía de los últimos 70 años, lo que ha paralizado las cosechas previstas, y se calcula que la producción de trigo será menos de la mitad de la del año pasado, y una cuarta parte de la media anterior a la crisis.

La producción de trigo de 2021 se estima en unos 1.045 millones de toneladas, por debajo de los 2,8 millones de 2020, y sólo una cuarta parte de la media anterior a la crisis, que fue de 4,1 millones de toneladas anuales durante el periodo 2002-2011.

La falta de lluvias, así como la diezmada infraestructura hídrica en todo el país, hacen que la capacidad de crecimiento -y los costes para que los agricultores intenten ganarse la vida- sean intolerablemente altos.

Acción contra el Hambre en Siria

Acción contra el Hambre trabaja en Siria desde 2008. Trabajamos para reducir el hambre y los riesgos para la salud entre las comunidades más vulnerables de Siria, tanto con intervenciones de emergencia como con un apoyo sostenible a largo plazo para aumentar la resiliencia.

El año pasado ayudamos a 1,3 millones personas en toda Siria a reforzar el acceso al agua potable y al saneamiento, mejorar las instalaciones sanitarias y educativas y poder así incrementar las oportunidades de obtener ingresos y proporcionar alimentos a sus familias.  

Este año, 14,6 millones de personas necesitan ayuda humanitaria para satisfacer sus necesidades básicas. Los sirios se enfrentan a sus mayores necesidades en un momento en el que la atención y la financiación mundial están disminuyendo. El mundo debe seguir apoyando a la población siria para que supere el actual contexto de crisis.

Soluciones sostenibles a largo plazo

Ante el aumento de estas necesidades, se requieren soluciones a largo plazo centradas en la recuperación temprana y la resiliencia para devolver la esperanza, la dignidad y la autosuficiencia a los sirios. Una financiación a largo plazo, plurianual y flexible puede permitir a los actores humanitarios responder a las necesidades de emergencia y sentar las bases para soluciones sostenibles.

Las soluciones deben incluir el restablecimiento de las infraestructuras y el aumento del acceso de los civiles a los servicios básicos, como las redes de agua, las tuberías, las redes de riego y las estaciones de bombeo, así como el restablecimiento y el mantenimiento de las instalaciones educativas y de salud pública.

La población siria necesita apoyo para desarrollar medios de vida sostenibles a largo plazo y soluciones para la producción de alimentos que ayuden a la gente a ganarse la vida y a permitirse más alimentos y de mayor calidad, reduciendo la malnutrición y la dependencia de la ayuda de emergencia, como los paquetes de alimentos. Hacerlo de forma complementaria e integrada puede contribuir a que el apoyo a los sirios sea más sostenible, rentable y eficaz.

Acción contra el Hambre es una organización humanitaria internacional que lucha contra las causas y los efectos del hambre. Salvamos la vida de niños y niñas desnutridos. Garantizamos acceso a agua segura, alimentos, formación y cuidados básicos de salud. Apoya a las poblaciones locales y a las personas refugiadas en sus necesidades más básicas. Trabajamos también para liberar niños, mujeres y hombres de la amenaza del hambre. En España facilitamos el acceso al empleo a personas vulnerables como herramienta para huir de la exclusión, la pobreza y, en último término, la inseguridad alimentaria.

Distribución de cebada en una zona rural de Alepo, noviembre 2021, Foto 1
Distribución de cebada en una zona rural de Alepo, noviembre 2021
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