“Las negociaciones sobre el clima de la COP28 han traído grandes avances tanto en la urgente necesidad de abordar las causas fundamentales del cambio climático –los combustibles fósiles- como en algunos destellos de esperanza en forma de avances sobre justicia climática para los niños y las niñas. Ahora bien, para tener alguna esperanza de que estas palabras se conviertan en acciones, debemos observar una ampliación transformadora de la financiación climática.
Por primera vez, la COP prestó atención a los impactos únicos y desproporcionados del cambio climático en la salud y el bienestar de la infancia, proponiendo un 'diálogo de expertos' sobre ello que tendrá lugar durante el proceso oficial de la COP el próximo año. Esto allana el camino para el cambio para los niños y niñas que sufren la peor parte del caos climático, y UNICEF está dispuesto a apoyarlo.
Mientras tanto, se ha fortalecido para la infancia el objetivo global de adaptación (GGA), que busca ayudar a los países a construir defensas para resistir a los peligros climáticos. Al acordar nuevas metas temáticas sobre agua, salud y nutrición, y hacer referencia a la protección social y la educación, la COP ha enviado una fuerte señal a los ministerios clave de que deben desarrollar la resiliencia climática de los servicios que los niños y niñas necesitan, como escuelas, salud, agua y sistemas de saneamiento. Ahora es necesario ampliar la financiación internacional para la adaptación para que esto se haga realidad.
Y cuando la adaptación climática falta o ha fracasado, los niños y niñas salen perdiendo enormemente. La pérdida de vidas y medios de subsistencia causada por el caos climático no gestionado en el presente -impulsado por emisiones históricas- es una grave injusticia intergeneracional que soportan la infancia. La decisión de la COP28 de poner en funcionamiento y capitalizar el Fondo de Pérdidas y Daños fue un paso importante para abordar este problema. Si se implementa bien, debería significar que los niños que sobrevivan a los desastres climáticos puedan al menos contar con la reconstrucción de sus escuelas, el restablecimiento de los servicios de salud infantil y la creación de lugares seguros para vivir y jugar.
Estos son nuevos compromisos bienvenidos y necesarios, logrados en gran parte gracias a los increíbles esfuerzos de los defensores de la juventud de todo el mundo, con el apoyo de UNICEF.
A través de la GGA y el Fondo de Pérdidas y Daños, los líderes mundiales están comenzando a tratar los síntomas dañinos de los alarmantes aumentos de la temperatura. Sin embargo, hasta que no veamos medidas oportunas para mantener el incremento de temperatura dentro del límite de 1,5 grados, no se tratarán las causas fundamentales.
El documento Global Stocktake (GST) ha abierto nuevos caminos al reconocer que limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados requiere reducciones drásticas en las emisiones globales de gases de efecto invernadero y una transición para alejarse de los combustibles fósiles. Ahora necesitamos urgentemente calendarios claros para lograr esto, consistentes tanto con lograr cero emisiones globales como con una transición rápida, justa y sensible a los niños y niñas.
Aún es posible otro futuro. Una transición rápida, justa y que tenga en cuenta a los niños y niñas les ofrece la oportunidad de desarrollar nuevas habilidades, nuevos empleos y construir un mundo limpio, seguro y próspero. Los niños y niñas no esperarán ni pueden esperar a que los adultos actúen; ellos liderarán el cambio y corresponde a los adultos ayudarlos a dotarse de las habilidades, los recursos y las oportunidades para hacerlo.
Este año, hemos estado encantados de celebrar el primer día temático para los niños y niñas en la COP, y acogimos con agrado un papel más importante para un Campeón Juvenil del Clima, para involucrar a los niños y niñas directamente en la acción climática y el proceso de la COP. Dar a los jóvenes una plataforma para que expresen su opinión es lo correcto. Pero no es suficiente. Si los adultos se limitan a “pasar el micrófono”, corren el riesgo de “pasar la pelota”. Ha llegado el momento de que los líderes mundiales tomen en serio sus responsabilidades no solo de escuchar a los jóvenes, sino también de actuar para proteger a los niños y niñas vulnerables que enfrentan el caos climático, especialmente los menores de 10 años.
Durante los próximos dos años, los gobiernos deben preparar y presentar nuevos planes nacionales de acción climática, conocidos como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC). Instamos a los líderes mundiales a aprovechar esta ventana de oportunidad y trabajar para hacer de la COP30 una COP de niños, donde aseguremos el límite de temperatura de 1,5 grados que necesita la próxima generación, y donde todos los planes de mitigación, adaptación, pérdidas y daños y financiación del clima tengan a los niños y niñas en su corazón”.
