En Las Torres de Cotillas se monta el Belén

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En Las Torres de Cotillas se monta el Belén

Cuando se monta un Belén, no sólo su distribución, organización o envergadura es importante, sino lo que quiere expresar, transmitir, la forma de conmover al público que lo visita, el reflejar un mensaje tan importante como el relacionado con un acontecimiento de tanto peso y significado capaz de haber cambiado la Historia de la Humanidad. El Belén como referente de religiosidad popular, arte y tradición, costumbrismo y devoción, fe y artesanía, cultura y mentalidad cristiana y, en el fondo, paradigma de lo solidario, entrañable y vecinal propagado a los cuatro vientos.

Algo que va más allá de una maqueta o puesta en escena rebosantes de creatividad, detallismo, minuciosidad, preciosismo y calculado estudio de volúmenes y disposición de estructuras, figuras, figurantes y demás. Una proclamación a lo grande, grandioso y multitudinario de la Navidad y todo lo que lleva aparejado este tiempo en el marco de la liturgia cristiana, el sublime motivo, el principal, que debe empujarnos a montar todo Belén cada 365 días. En definitiva, una vivencia intensa del alma de todo creyente prioritariamente y como prodigio de lo bien hecho por la mano del hombre como emanación cultural, versátil y de plasticidad y escaparate diverso y rico, a modo de vehículo de narración de episodios de la vida de Jesús. Ahí reside la majestuosidad belenística. Es contar una Historia con mayúsculas de diferentes maneras, combinaciones, en el seno familiar, a nivel colectivo por parte de parroquias, colegios, ayuntamientos y demás entidades e instituciones públicas y privadas,... impregnando ese repertorio de piezas, por ejemplo, la infancia de todos, el recuerdo de cada Navidad,...

Esa visión con sabor del más puro cristianismo se puede percibir en cualquier rincón de nuestra geografía más doméstica y cercana. Por lo que a este humilde servidor respecta sólo me cabe elogiar el panorama belenístico de mi pueblo, Las Torres de Cotillas, donde ha sabido compaginar últimamente tradición con innovación del costumbrismo. Desde hace siete años, el municipio torreño es el epicentro de una iniciativa que edición tras edición se consolida como un dechado de virtudes y éxitos, el Belén Viviente Artesano del Barrio de La Florida, masivamente visitado y en constante y creciente nivel de perfeccionamiento y ampliación en calidad y cantidad de pasajes - una treintena para esta nueva convocatoria programada con entrada gratuita para las próximas jornadas del 13, 14, 20 y 21 de diciembre- y actores presentes (previstos este 2025 cerca de un centenar). Y es que los vecinos de esta pedanía de Las Torres de Cotillas son figurantes de un Belén que, como ola interactiva de realidad visual, es visitado por miles y miles de gentes venidas de todos los contornos de nuestra tierra y allende la misma para ver de primera mano una magistral pasarela del Nuevo Testamento que incluye además escenas representativas de antiguos oficios y usos del pasado.  

Una loable actividad de esfuerzo colectivo en equipo por parte de los habitantes de La Florida, de toda edad, clase y condición que, con el decidido apoyo añadido del Gobierno Regional y del ayuntamiento local en lo que a impulso económico, técnico y de medios humanos se refiere, ha germinado en algo hecho para quedarse y perdurar, con ánimo de ir a más en exquisitez y como metáfora por antonomasia de lo que destila la Navidad torreña, de ese período donde vecinos, familiares y amigos se reúnen y felicitan en un deseo de paz y esperanza para materializar con fuerza esos sueños por los que se brindó en el primer pesebre de la Historia.

Y a este Belén Viviente Artesano se suma parte de otra composición de gran calado artístico, una joya también hecha con la mayor de las voluntades en armónica conjunción de elementos de tipo ancestral murciano con escenas y monumentos de antiguas civilizaciones contemporáneas de Cristo como la hebrea, egipcia tolomea, nabatea y mesopotámica, el de la Peña huertana "L´Almazara", que, con raíz en el número 26 de la calle Príncipe de la población, un combinado de hombres y mujeres que, desde hace más de cuatro décadas, conservan y divulgan la identidad etnográfica de Las Torres de Cotillas allá donde van, tocan, bailan y actúan.

Y la monumentalidad belenística torreña tiene otra marca de calidad, como es el Nacimiento que instala año a año el ayuntamiento en los bajos de la Casa Consistorial, con piezas y composiciones de inspiración costumbrista de nuestra tierra salidas de la genialidad artesana de símbolos murcianos como Mirete o Almansa y que monta con sabia disposición y colocación el artesano local y docente Francisco Romero, folklorista de primera línea e hijo del legendario "Tío Paco", Artesano Honorífico 2007 de la Comunidad Autónoma y padre del Belén anexo al Municipal elaborado a base de miles y miles de pinzas de madera –hasta 20.000 de ésas de tender la ropa en cualquier casa de vecino- singular en el contexto de la Región.

En una palabra, Las Torres de Cotillas es una localidad donde se monta el Belén con las mayores ilusiones, estilos y gustos.

Juan José Ruiz Moñino.

Fuente fotográfica: Ayuntamiento de Las Torres de Cotillas.

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