El Equipo de Gobierno propondrá en el próximo pleno una declaración institucional de reconocimiento a agricultores y ganaderos

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y la ubicación de un monumento en su honor

El Equipo de Gobierno propondrá en el próximo pleno una declaración institucional de reconocimiento a agricultores y ganaderos

Se trata de una propuesta planteada por parte de los Concejales de Medio Ambiente y Agricultura del Ayuntamiento, que solicita la reserva de una glorieta de entrada a la ciudad en la que se ubicará dicho monumento.

Los Concejales de Medio Ambiente y Agricultura del Ayuntamiento de Lorca, Melchor Morales y Ángel Meca, han informado de que el Equipo de Gobierno Municipal va a proponer en el próximo pleno del Consistorio una moción en la que se reivindica el trabajo desarrollado por los trabajadores del sector primario de nuestro término municipal. En tal sentido se reivindica el establecimiento de un reconocimiento institucional por parte del Ayuntamiento a la figura de los agricultores y ganaderos lorquinos. Desde el Ayuntamiento se subraya que el sector primario está firmemente ligado a la historia del municipio de Lorca, habiendo sido un factor de enorme influencia en el desarrollo de las raíces, cultura y orígenes de esta tierra. Por todo lo que ha aportado el sector a nuestro municipio los lorquinos tenemos la obligación moral de ofrecer un gesto de reconocimiento desde la sociedad, y que dicho reconocimiento cuente con el respaldo de todos los sectores, agentes sociales, económicos e institucionales.

La propuesta del Equipo de Gobierno se concreta, además, en la reserva de la glorieta sita en la entrada a Lorca, junto a la gasolinera de las Palmeras, para la ubicación de un monumento, estatua o monolito que allí se decidiese instalar, consensuado siempre con el sector agrario, al tiempo que se inician los trámites oportunos en aras de obtener la financiación oportuna para la creación del citado monumento, estatua o monolito.

Los Ediles del Equipo de Gobierno han manifestado que Lorca es una ciudad histórica y monumental profundamente unida a su pasado histórico y al geográfico que la rodea. Los primeros pobladores de estas tierras fueron recolectores y cazadores que habitaron al abrigo de cuevas y cerca de los cursos fluviales. Dan prueba de ello los restos del Neolítico encontrados en las cercanías del río Guadalentín, pobladores estos que ya en su tiempo descubrieron las fértiles y generosas tierras del Valle del Guadalentin que serían muy codiciadas por el resto de culturas que han poblado este lugar a lo largo de los siglos. Al producirse la romanización de Hispania, estas tierras del sureste adquirieron un marcado protagonismo, formando Lorca parte del itinerario de la vía Augusta que unía Roma con Cartago, Cartago Nova y Gadir, lo que supuso una importantísima potenciación comercial y un auge en el intercambio de productos agrícolas. Mención especial merece una de las obras hidráulicas de gran utilidad para nuestra huerta que nos dejaron los romanos a su paso por Lorca, como es la elevación del cauce del Guadalentín junto a las Clarisas, lo que posibilitó la aportación de aguas del río a la huerta para el riego de los campos, invirtiendo el discurrir del agua de la rambla de Tiata.

Desde el año 756 Lorca se convirtió en capital administrativa y económica de la Cora de Tudmir hasta la fundación de la ciudad de Murcia en el 826. Durante los dominios de Abd al-Ramhman III y su hijo Alhakem III se realizaron grandes infraestructuras en el municipio con la contracción de vías de comunicación y el impulso a los sistemas de regadío de la huerta lorquina, ampliando estos las realizadas por los romanos. Con la caída del reino de Granada en el año 1492 y la desaparición de la frontera se da inicio a una nueva etapa de cambios urbanísticos, económicos y comerciales en Lorca.

El siglo XVI es un periodo de gran prosperidad en el que se produce un importantísimo incremento demográfico. Lorca alcanza los 9.500 habitantes, siendo la ganadería la principal fuente de riqueza económica, lo que dará lugar a la configuración de una oligarquía que copará los cargos públicos.

Al convertirse Lorca en una ciudad agrícola colonizadora de una gran parte de la comarca natural se construirán importantes edificios públicos como la Lonja, la cárcel, el Pósito o La Merced, entre otros. El siglo XVIII depara a Lorca una etapa de gran esplendor en la que el modelo productivo se diversifica con la roturación de nuevas tierras en las diputaciones altas para satisfacer las necesidades básicas de la población creciente. En esta época se produce la implantación en monocultivo de la barrilla para la producción de vidrio y sosa para jabón. En 1713 Lorca se dota de las primeras ordenanzas municipales que regulas los tres tipos de actividades básicas: las agrarias, las urbanas y las de la policía. Buena parte de esta prosperidad económica y social se debe a que Lorca es una de las comarcas españolas más beneficiadas por el reformismo borbónico en tiempos de Carlos III. En esta fértil época se produce el reparto de tierras, la reforma agraria, trazado de nuevas acequias y vías de comunicación, el inicio del malogrado trasvase desde los ríos Castril y Guardal, así como la construcción de los pantanos de Puentes y Valdeinfierno, los mayores de su época en toda Europa.

Las primeras décadas del siglo XIX son nefastas para el municipio por un cúmulo de acontecimientos adversos: rotura de la segunda presa de Puentes, los efectos de la Guerra de la Independencia, la fiebre amarilla y el debilitamiento político, económico y administrativo. Las primeras décadas del siglo XX se caracterizan por un debilitamiento de las estructuras económicas a consecuencia del declive minero y las periódicas sequías, lo que conlleva una gran corriente migratoria hacia el exterior. Tras la Guerra Civil se produce un despoblamiento de la ciudad en beneficio de las zonas rurales.

A partir de los años 70 Lorca inicia una gran transformación económica y social, produciéndose una diversificación económica en beneficio de la industria y otros servicios. Pero a pesar de ello el sector agrario sigue siendo vital para la base de la economía local, así como foco generador de empleo. A partir de los años 80 se produce un cambio radical en el sector agrario lorquino que viene determinado por el carácter emprendedor de los agricultores y ganaderos, comenzando una modernización y mejora sin precedentes de las explotaciones agrarias. Este cambio en la identidad del sector dio pie al inicio del cooperativismo agrario, haciendo posibles importantes mejoras en el sistema productivo que generaron producciones muy rentables y de gran calidad.

Pero también se caracteriza este fértil periodo por la llegada del trasvase Tajo-Segura. Esto supuso un cambio trascendental en el municipio, puesto que ofrecía una necesaria seguridad a los agricultores y ganaderos quienes se lanzaron a la conquista de los mercados extranjeros con gran éxito, gracias al buen hacer de los profesionales y a la calidad de sus productos. Este auge fue posible gracias al apoyo de las administraciones en la creación de cooperativas, modernización de regadíos o planes de mejora, entre otras acciones, pero también gracias al trabajo, sacrificio y esfuerzo de los hombres y mujeres del campo, que han hecho virtud de un modo de vida con el que se ha conseguido ofrecer alimentos de gran calidad y de altísimas virtudes sanitarias a la población.

No podemos pasar por alto la importancia del agua en nuestra historia. El municipio de Lorca ha estado ligado a la lucha por el agua o, mejor dicho, a la escasez de este preciado elemento, lo que ha provocado una constante lucha para resolver la escasez de tan preciado y necesario elemento. El agua es un derecho de todos los ciudadanos que no debe tener fronteras, pues la riqueza que genera se distribuye por todo nuestro territorio. En la actualidad, el sector agrario tiene un gran peso económico en nuestro municipio. Se trata de un sector que ha resistido la crisis, manteniendo puestos de trabajo e, incluso, convirtiéndose en muchos casos en una salida laboral para los jóvenes. Además sirve como elemento fijador de población en las zonas rurales, garantizando así el mantenimiento y conservación del medio rural y de nuestras tradiciones populares.

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