Los acontecimientos que se vienen desarrollando últimamente en nuestro país evidencian más que nunca la necesidad del centro político en España. Asistimos a una peligrosa polarización política y a una ceguera cortoplacista por parte de la mayoría de partidos políticos sobre las consecuencias que puede representar en nuestra sociedad la desaparición del centro político.

Dejados llevar por las encuestas y las estrategias que nos hacen escoger entre dicotomías como 'comunismo o libertad' o 'fascismo o antifascismo', la mayoría de los ciudadanos nos encontramos en medio observando una campaña en la que no se han escuchado propuestas para mejorar la vida de los ciudadanos.

La honrosa excepción ha sido Ciudadanos que, en medio del escándalo mediático al que han querido llevarnos los partidos irresponsables, ha tratado de abrir un espacio para la moderación y las propuestas en defensa de los intereses de los ciudadanos que, próximamente, han de elegir entre las distintas opciones políticas que se presentan a las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid. Pero también fue así en las catalanas y en las últimas elecciones que se vienen desarrollando.

Parecen ser malos tiempos para una opción moderada y que busca la supervivencia de los consensos básicos, de los grandes pactos y de la capacidad de negociación entre diferentes. Sin embargo, el actual escenario no hace sino dejar patente la utilidad de un proyecto centrado que sea capaz de acordar y pactar a izquierda y derecha, moderando ambos espectros. La verdadera utilidad del centro es obtener una nutrida representación en las instituciones que obligue a los partidos tradicionales a formar gobiernos moderados, situados en el centro, donde se identifica la mayoría de los españoles.

La desaparición del centro político español nos aboca o bien a la ingobernabilidad o bien a un gobierno dependiente de los extremistas de derecha o de los radicales de izquierda. La virtual desaparición del centro político sería un lastre para España que nos alejaría de Europa y agrietaría los cimientos de nuestra sociedad. Por ello, reclamamos la vigencia y necesidad de la moderación, la transparencia política, la lucha contra la corrupción, la regeneración democrática y del liberalismo económico.

Esta necesidad se traslada a todos los niveles territoriales. En Europa, asistimos a la batalla por avanzar en el fortalecimiento de la unión a pesar del avance de movimientos populistas de todo signo; en España, presenciamos atónitos cómo los independentistas y populistas son los socios preferentes de los grandes partidos para gobernar un país que no quieren o no respetan en su diversidad; en la Región de Murcia, convertida en escaparate de la compraventa de voluntades para conservar el poder político y el mantenimiento de una red clientelar que se ha forjado durante décadas; y a nivel municipal, intentando frustrar la formación de gobiernos limpios y sin los vicios políticos adquiridos por quienes piensan que las administraciones son suyas.

Ciudadanos, el centro político, es más necesario que nunca para evitar la radicalidad y para volver a reparar las heridas que el populismo sigue produciendo. Por ello, sé que los españoles no van a permitir que desaparezca el único proyecto de centro moderado liberal y el próximo 4 de mayo veremos cómo Cs vuelve a ser imprescindible para condicionar la formación de gobiernos bajo la bandera de la utilidad, del sentido común y de velar por los intereses generales.