Nuevo evento de mortalidad de fauna en el Mar Menor

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Nuevo evento de mortalidad de fauna en el Mar Menor

Entre los días 15 y 16 de agosto se han estado documentando acumulaciones de diversas especies de organismos marinos muertos (sobre todo peces y crustáceos) en las orillas de diferentes zonas del Mar Menor, mayoritariamente en la parte central y sur, en sus costas tanto este como oeste. En relación a las causas de este nuevo evento de mortalidad masiva, los investigadores del CNIEO (CSIC) expertos en el ecosistema lagunar ponen de manifiesto que, si bien no disponen de evidencias que relacionen dicha mortalidad con un déficit o agotamiento de oxígeno (anoxia), desde el punto de vista científico no es riguroso descartar que tal proceso pueda haber tenido lugar (tanto en el agua como en el sedimento) y sea la causa de la mortalidad de fauna.

En primer lugar, se trata de animales predominantemente de talla pequeña pero de una amplia variedad de especies, la mayoría bentónicas y epibentónicas (es decir, que desarrollan su actividad en el fondo o muy cerca del mismo). Este sesgo en el tamaño de los individuos muertos ya es un indicador de que en algún lugar del fondo lagunar ha actuado algún tipo de proceso o factor estresante que ha perjudicado a los animales más vulnerables con menor capacidad de escape. En un contexto de eutrofización y calentamiento estival, entre los factores que potencialmente podrían explicar este suceso podrían considerarse como las más probables la temperatura, la anoxia o la toxicidad de algún tipo de elemento contaminante. Dadas las circunstancias actuales ninguno de estos factores (y sus múltiples interacciones) puede ser descartado a priori a falta de datos más apropiados.

Por un lado no existen medidas en continuo del oxígeno en la columna de agua en ninguna parte de la laguna, ni a ninguna profundidad, por lo que resulta muy difícil que se pueda documentar un evento de este tipo, sobre todo si éste no es de carácter crónico y extensivo, sino más pulsado y espacialmente heterogéneo. En consecuencia, descartar un fenómeno de anoxia como causa de la mortalidad carece en estos momentos de rigor científico. El CNIEO propuso precisamente hace ya varios años la necesidad de crear infraestructuras oceanográficas permanentes que nos permitieran detectar este tipo de eventos en continuo y en tiempo casi real. En estos casos no es viable basar la monitorización del ecosistema solo en mediciones discretas, hace falta mucho más, y en sintonía con la tecnología actual y la complejidad del problema.

Respecto al papel de la temperatura es muy precipitado achacar a este único factor la muerte masiva de fauna sin realizar un análisis más detallado de series temporales a largo plazo de esta variable, que permita comprobar si se trata de algún tipo de anomalía térmica significativa, capaz de causar la muerte de los organismos. El CNIEO mantiene desde hace años una red de sensores sumergibles de temperatura tanto en el Mediterráneo como en el Mar Menor; en estos momentos los expertos se encuentran analizando la serie temporal desde la década de los 80 para comprobar si hay algún evento extremo y significativo que explique por si solo esta mortalidad. Como ya se mostró en el informe presentado por este organismo en julio de 2020, tanto la temperatura media del agua como la frecuencia e intensidad de los eventos extremos de calor mantienen una tendencia al aumento durante las últimas décadas, por lo que es esperable que este factor contribuya a los cambios que llevan al Mar Menor a su deterioro y dificulten su recuperación. Pero también hay que tener en cuenta que los ecosistemas lagunares se encuentran especialmente adaptados a los cambios ambientales bruscos y fluctuantes, por lo que los cambios de estos factores (u otros como la salinidad) no pueden ser señalados como la causa única y detonante, especialmente en un sistema altamente alterado, contaminado y eutrofizado como el Mar Menor. La literatura científica aporta evidencias muy claras de cómo estos sistemas alterados pierden su capacidad de resistir el estrés causado por la temperatura u otros factores primarios, es decir, su resiliencia. Por tanto, si bien la temperatura puede causar un estrés importante al ecosistema, la pérdida de control del mismo (que deriva en sobrecrecimiento fitoplantónico y, en última instancia, anoxia y muerte de organismos) no puede desligarse del profundo estado de alteración del ecosistema lagunar debido a la eutrofización, cuyo detonante y combustible primario son los aportes masivos de nutrientes que siguen teniendo lugar a través de las múltiples entradas de aguas procedentes de la cuenca vertiente (superficiales, subterráneas y pluviales).

De acuerdo con lo anterior, cualquier diagnóstico del Mar Menor y de las causas que han desencadenado este nuevo evento distrófico, debe ser realizado con máxima precaución y en base al mayor rigor científico y objetividad. En las próximas semanas un equipo de científicos del CNIEO emitirá un informe, a solicitud del MITERD, con datos objetivos y actualizados del seguimiento del Mar menor que lleva a cabo el Centro Oceanográfico de Murcia, con el propósito de aportar luz y rigor sobre las causas y consecuencias de este nuevo evento de mortalidad de fauna en la valiosa laguna hipersalina.


Foto: Mortalidad de peces en las orillas de Los Nietos-Lengua de La Vaca (Sur del Mar Menor) el día 16 de agosto de 2021. (P.García/ANSE).

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