Un estudio confirma la importancia del aprendizaje informal en los hospitales

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Una investigación revela que, en un entorno complejo como el sanitario, el intercambio informal de conocimiento es clave, como ilustra la COVID-19

Un estudio confirma la importancia del aprendizaje informal en los hospitales

Los investigadores constatan que la igualdad entre trabajadores fomenta el aprendizaje

La crisis debida al coronavirus ha sacudido la estructura del sistema sanitario español hasta ponerlo contra las cuerdas. Sin embargo, personal médico, de enfermería y el resto de trabajadores de hospitales y centros de salud han sido capaces de adquirir los conocimientos necesarios para adaptarse a esta situación extrema en cuestión de días. Y no lo han hecho asistiendo a cursos o congresos, sino mediante la cooperación, como apunta una investigación con la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

«La rápida y brillante respuesta que han dado los diferentes entes sanitarios del país se ha efectuado desde la informalidad de los aprendizajes y desde la cultura de la colaboración absoluta», explica Clara Selva Olid, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. Precisamente, este intercambio informal de conocimiento tiene más importancia de la que se le suele atribuir en el entorno laboral, según revela ahora un estudio en el que ha participado Clara Selva Olid y que ha publicado la revista Journal of Workplace Learning.

«El aprendizaje en el entorno laboral juega un papel principal en el desarrollo, la mejora y la actualización de las habilidades de las personas. Como consecuencia de la gran cantidad de tiempo que pasamos en el trabajo, este es, sin duda, uno de los escenarios más privilegiados para desarrollar competencias profesionales y personales», declara Selva. Tradicionalmente, se le otorga una gran importancia a lo que se conoce como aprendizaje formal, que es el que tiene objetivos y está planificado —los cursos, seminarios y congresos serían ejemplos de ello—. No obstante, los profesionales también aprenden intercambiando experiencias de manera informal, por ejemplo, mientras charlan tomando un café u observando cómo los compañeros realizan una tarea.

En ese sentido, la investigación, llevada a cabo en colaboración con Carlota Riera, de la Universidad de Vic - Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC), y Miguel Sahagún, de la Universidad de Aguascalientes (México), buscaba aclarar la relación en el entorno laboral entre el aprendizaje formal, el informal y el que se produce entre iguales. Para ello, estos investigadores han realizado un estudio etnográfico de nueve meses centrado en un equipo de ginecología de un hospital del territorio catalán. Los investigadores observaron y analizaron las rutinas y prácticas cotidianas de los 44 miembros del equipo, comprendido por médicos, enfermeros, comadronas y personal administrativo.

La riqueza de la informalidad

Los resultados indican que, «contrariamente a lo que muchas personas y organizaciones piensan, la riqueza de los aprendizajes se encuentra, sobre todo, en los espacios informales de interacción entre las personas, más que en actividades formales de aprendizaje. Cuanto menos jerarquizada es la organización, más y mejores oportunidades de aprendizaje se generan, y de una forma más equitativa, en términos de democracia», destaca Selva. Así pues, «una cultura organizativa que propicie la apertura de diálogo y la participación igualitaria de toda su comunidad potencia el aprendizaje de sus miembros, así como el aprendizaje del conjunto de la organización». Además, los trabajadores valoran más este aprendizaje cuando se produce entre iguales, es decir, entre personas que se identifican mutuamente de manera equitativa.

«Con los resultados del estudio en la mano, consideramos necesario que las organizaciones actuales y futuras destaquen la importancia que juega en ellas la igualdad. Además, teniendo presente la relación clara que se establece entre igualdad y participación, parece claro que el fomento de la proximidad de roles ha de ser un objetivo para cualquier organización que aspire a dotarse de aprendizajes complejos que requieran de conocimientos diversificados y que se tienen que generar de forma ágil», subraya Selva.

En el caso concreto de los hospitales, la jerarquía y la cientificidad del conocimiento se han revelado como trabas para este intercambio. Según la investigadora de la UOC, «la cultura organizativa de una entidad sanitaria legitima unos aprendizajes por encima de otros, a menudo con intereses más gremiales que científicos. Fomentar una mayor participación y horizontalidad entre profesionales de la medicina y la enfermería, por ejemplo, favorecería que las organizaciones aprendan más y mejor».

Una emergencia afrontada desde la participación

La emergencia de la COVID-19 lo ha ilustrado a la perfección. «Los equipos no estaban preparados, desde el punto de vista de formación formal, para afrontar una crisis sanitaria como esta, y la necesidad ha borrado en pocas horas los aspectos piramidales y jerárquicos que dificultan la participación de todo el mundo. Todos los profesionales y su experiencia y bagaje han sido necesarios para transformar los hospitales, y espontáneamente la organización ha facilitado el flujo de aprendizajes y la participación de todos sus estamentos para encontrar las soluciones más oportunas, y de una forma no mediada jerárquicamente, sino por un objetivo común y compartido», concluye Selva. «Este es el aprendizaje que se puede extraer, y que algo de esta información quede instaurado en las culturas organizativas para siempre».

Artículo de referencia

Riera Claret, C.; Sahagún, M. Á.; Selva, C. Peer and informal learning among hospital doctors: An ethnographic study focused on routines, practices and relationships. Journal of Workplace Learning, 2020:32:4, 285. Doi: https://doi.org/10.1108/JWL-11-2018-0141

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