El océano, nuestro clima y nuestro tiempo

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#MeteoredWorldMetDay

El océano, nuestro clima y nuestro tiempo

El pasado 18 de septiembre se formó una tormenta subtropical (Alpha) frente a las costas de Lisboa. Estos fenómenos eran impensables hace apenas unos años en este rincón del planeta.

Mañana, 23 de marzo, se celebra el Día Meteorológico Mundial; hoy, además, es el Día Mundial del Agua. Desde Meteored hemos celebrado un encuentro digital con nuestros expertos meteorólogos en el que se ha hablado, entre otros temas, del calentamiento global y su impacto en los océanos, en el comportamiento de las temperaturas y los patrones de lluvia mundiales.

Además, José Antonio Maldonado, director de meteorología, ha ofrecido una previsión más completa para esta Semana Santa así como para el resto de la primavera.

Los océanos en un sistema climático alterado

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) celebra cada 23 de marzo el Día Meteorológico Mundial (DMM). Cada año establece un lema y en 2021 es: "El océano, nuestro clima y nuestro tiempo". Pero ¿por qué la OMM elige este lema en este año? Hay muchísimos e importantes motivos. Básicamente son:

Los océanos, y mares circundantes, cubren alrededor del 70 % de la superficie de la Tierra y son uno de los principales condicionantes del tiempo y del clima del planeta. Además, los océanos:

Almacenan más del 90 % del calor adicional atrapado en la Tierra como consecuencia de las emisiones de carbono generadas por la actividad humana.

Influyen y son piezas claves directas en el cambio climático venidero.

El 40 % de la humanidad vive a menos de 100 km de la costa.

Los océanos son motores y soportes de la economía mundial: comercio marítimo, pesca, turismo, zonas de extracción de gas y petróleo, granjas eólicas costeras, etc.

Por lo tanto, debemos comprender, conocer y cuidar a los océanos mediante la toma de datos, monitoreo, evolución, predicción de su comportamiento, interacciones tierra-atmósfera-océano, etc. Es fundamental comprender mejor el complejo vínculo entre océano, tiempo y clima.

Por otra parte, este año da comienzo el Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030), cuyo objetivo es promover ideas innovadoras y transformadoras que permitan convertir la oceanografía en una fuente de información que sustente el desarrollo sostenible.

La OMM ha querido focalizar la atención en los océanos a través de los siguientes puntos en el DMM en 2021.

Influencia del océano en el tiempo y el clima

Como se indicó antes, el océano almacena más del 90 % del calor adicional atrapado en la Tierra como consecuencia de las emisiones de carbono generadas por la actividad humana. La enorme cantidad de energía captada por el océano genera las borrascas, ciclones tropicales, huracanes, tormentas y los fenómenos extremos más activos, poderosos y destructivos en el mundo.

El océano ralentiza el calentamiento de la atmósfera: el calentamiento del océano simplemente está demorando el impacto total del cambio climático.

El exceso de calor contribuye a la subida del nivel del mar como consecuencia de la expansión térmica del agua, propicia la aparición de zonas anóxicas (sin oxígeno) en los océanos, acelera la fusión de los hielos marinos, favorece el desarrollo de olas de calor marinas, agrava la decoloración coralina y degrada parajes oceánicos hasta convertirlos en entornos inhóspitos para la vida marina.

Anomalías de la temperatura del agua del mar a nivel global, sea surface temperature, SST en inglés, correspondiente al 19 de marzo de 2021. Fuente ClimateReanalyzer.

Inexorablemente, gran parte del calor recién absorbido por el océano fluirá hacia la atmósfera a lo largo de los próximos siglos. El estudio del océano también es esencial para comprender mejor el cambio climático debido a la actividad humana.

Predicción de la variabilidad climática

Además de influir en la distribución geográfica de las zonas climáticas del planeta, el océano hace que el clima varíe con arreglo a oscilaciones periódicas en ciclos que van desde algunas semanas hasta varios decenios. Algunos ejemplos son el fenómeno de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) en el Pacífico tropical —que comprende los fenómenos contrapuestos de El Niño y La Niña—, el dipolo del océano Índico y la Oscilación del Atlántico Norte (NAO en inglés). Este tipo de oscilaciones se producen cuando las configuraciones cambiantes de temperatura de la superficie del mar, presión atmosférica y viento generan períodos más cálidos o más fríos, o más húmedos o más secos, de lo normal.

Observaciones oceánicas: colaboración internacional

El océano es un bien común mundial y, para poder realizar observaciones sistemáticas y constantes de sus parámetros, es imprescindible contar con una intensa coordinación internacional.

A pesar de los numerosos avances conseguidos, grandes regiones del océano apenas se han estudiado: alta mar, zonas árticas, etc.

Seguridad en el mar y en tierra firme

La OMM y los SMHN proporcionan información, pronósticos y avisos normalizados que permitan velar por la seguridad de la vida y los bienes en el mar y zonas costeras. Además, trabajan para mejorar las operaciones de búsqueda y salvamento y las actividades de respuesta de emergencia ante peligros medioambientales, como los vertidos de petróleo y productos químicos, etc.

El aumento del nivel del mar puede dañar la infraestructura de suministro de agua dulce y agravar las consecuencias de borrascas, ciclones tropicales e inundaciones costeras.

La OMM está decidida a contribuir al Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030), para lograr "un océano seguro", "un océano predecible" y "un océano transparente".

Teleconexiones que cambiarán el clima de Europa

El lema que la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha elegido para conmemorar el Día Meteorológico Mundial de 2021 ("El océano, nuestro clima y nuestro tiempo"), no puede ser más acertado. El cambio climático no puede entenderse sólo en clave atmosférica. Los cambios que comienzan a manifestarse en los océanos irán a más en los próximos años, décadas y siglos, lo que dictará el comportamiento futuro del tiempo y el clima en regiones como Europa, donde empiezan a advertirse las primeras señales.

Aguas marinas cada vez más cálidas

Los océanos se están calentando en su capa superficial, prácticamente en todas las latitudes terrestres y profundidades de esa parte superior, llegando a detectarse el calentamiento en algunas regiones oceánicas algo por debajo. Ciñéndonos a la superficie marina, la presencia de agua cada vez más cálida está aportando una cantidad cada vez mayor de vapor de agua a la atmósfera, con el consiguiente carácter más extremo (y en consecuencia adverso) de los fenómenos meteorológicos, así como una mayor subtropicalización de los ciclones y de los tipos de tiempo que afectan a Europa y en particular a España.

En los últimos años estamos asistiendo en el Atlántico Norte a más procesos de intensificación rápida de los huracanes. También estamos viendo cómo algunos de esos sistemas tropicales empiezan a evolucionar por zonas marinas subtropicales del este de la cuenca, discurriendo por las cercanías de Azores, Madeira, Canarias y la península Ibérica. Además, son más frecuentes los ciclones extratropicales (borrascas) que adquieren características (sub)tropicales.

La formación de "balsas de agua caliente" de gran extensión y duración, en las que se registran importantes anomalías cálidas de SST (temperatura del agua de la superficie del mar), también es un hecho que va a más. A estas "olas de calor marinas" (bautizadas así por los especialistas) hay que sumar la presencia creciente de "ríos atmosféricos", que transportan grandes cantidades de aire muy húmedo desde el ámbito subtropical hasta latitudes templadas, provocando episodios de lluvias muy eficientes y abundantes generadoras de potenciales inundaciones en las zonas continentales expuestas a ello.

No podemos olvidarnos tampoco del importante calentamiento experimentado por las aguas del Mediterráneo (aumento de 1,3 °C en la SST desde 1982 hasta la actualidad), lo que está favoreciendo procesos de ciclogénesis de alto impacto en la cuenca mediterránea, así como la subtropicalización y tropicalización de algunos ciclones (medicanes), lo que requiere de más estudios y mejoras en su vigilancia.

La corriente del Golfo y su influencia en Europa

Paradójicamente, la corriente del Golfo, que distribuye un importante volumen de agua cálida desde la zona de la península de Florida y las Bahamas hasta la fachada atlántica del continente europeo, no solo no se está calentando, sino que está mostrando claros signos de debilidad, ralentizándose. Este comportamiento está ligado al calentamiento global y a largo plazo puede tener importantes consecuencias en el clima de Europa.

Dicha corriente contribuye a la mayor suavidad térmica de las costas atlánticas de Europa que las de Norteamérica, si bien no es la única causa de esa marcada diferencia, tal y como se suele afirmar simplificadamente. El clima mucho más frío en invierno de Nueva York frente al de Lisboa, obedece también a las potentes invasiones de aire ártico que tienen lugar en el nordeste de los EEUU, si bien de no haber corriente del Golfo, los inviernos europeos serían más rigurosos.

Un punto de inflexión y la posible sorpresa climática

Los climatólogos llevan años vigilando con especial interés un área del Atlántico Norte situada al sureste de Groenlandia, donde la temperatura del aire está bajando, en contra de la tendencia prácticamente global al calentamiento. Allí se está produciendo un gran desalojo de agua dulce y fría procedente del deshielo groenlandés, lo que a su vez está afectando a la AMOC (Circulación de retorno del Atlántico Norte), de la que forma parte la corriente del Golfo.

Desde hace años, hay evidencias de la ralentización de la AMOC, pero un reciente estudio (publicado en febrero de 2021) ha podido determinar que dicho entramado de corrientes del Atlántico Norte se encuentra en su estado de mayor debilitación de los últimos mil años. De seguir esa tendencia a lo largo del presente siglo, podría alcanzarse uno de los puntos de inflexión o no retorno (tipping points) que los científicos han establecido en el sistema climático, lo que podría llevarnos a un escenario en el clima (particularmente el europeo) muy distinto al que plantean las proyecciones climáticas.

Esquema de la circulación termohalina, también conocida como la "cinta transportadora global de los océanos". Comprobamos cómo una de las zonas de formación de agua fría profunda (uno de los motores de la cinta) se localiza en el Atlántico Norte, conectado con la AMOC y la corriente del Golfo. Allí, los especialistas en clima sitúan uno de los puntos de no retorno del sistema climático. Fuente: © Molly Breitmün, 2013.

La hipotética parada de la AMOC y, en consecuencia, de la corriente del Golfo, no solo detendría el flujo de aire húmedo y templado en dirección a Europa. Se frenaría también la generación de agua fría y profunda en el Atlántico Norte, lo que constituye uno de los principales motores de la cinta transportadora global de los océanos. Esta especie de circuito conecta las corrientes superficiales y profundas de toda la Tierra y es el principal mecanismo de transporte de calor a escala planetaria. Si se detiene "la cinta", el clima terrestre sufriría un cambio abrupto.

En base a lo que se cree que ha ocurrido en alguna ocasión en el pasado, en Europa podría iniciarse una miniglaciación. Por ahora es solo una hipótesis de trabajo. Los modelos climáticos, de momento, solo plantean escenarios más cálidos que el actual.

Del barco K hasta la actualidad

En 1938 la compañía Pan Anam comenzó sus vuelos comerciales entre América y Europa, que se encontraban con el problema del desconocimiento de las condiciones meteorológicas que se iban a encontrar en la ruta. Ese mismo año, un avión de dicha compañía se estrelló en el Pacífico a consecuencia de una tormenta que no pudo esquivar.

A partir de entonces, comenzaron a lanzarse desde los guardacostas de Estados Unidos globos sondas (globos rellenos de hidrógeno que llevan instrumentos meteorológicos en su interior) para medir la presión, la temperatura, la humedad y el viento en las alturas que resultaron ser útiles pero que cubrían poco espacio.

La 2ª Guerra Mundial supuso un gran parón en la aviación comercial, pero al término de la misma esta adquirió gran actividad, lo que hizo necesario establecer leyes que regulasen el tráfico aéreo naciendo así la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional), al tiempo que se retomaba el grave problema de la falta de información meteorológica en los vuelos transoceánicos.

Para solventar este problema, o al menos paliarlo, se tomó la decisión en la "Conferencia de Estados del Atlántico Norte para Estaciones Meteorológicas Atlánticas", celebrada en 1946 en Londres, de establecer una red de trece estaciones fijas, costeadas por los diecinueve países (entre ellos España) cuyas líneas aéreas volaban sobre el Océano, haciéndose responsables de la operatividad de siete de ellas los Estados Unidos, mientras que de las otras seis se harían cargo diversos Estados europeos.

Estas estaciones se denominaban con letras mayúsculas (A, B, C, D, E, H, I, J, K y M) y tenían asignado un punto que era su posición teórica. Al famoso barco K le correspondían las coordenadas 45°N 16°W, cercanas por tanto al noroeste de la Península Ibérica. Este buque logró evidenciar en España la importancia de monitorizar el tiempo en los océanos. En realidad, no eran barcos anclados, sino "estaciones meteorológicas" a bordo de buques que se movían en torno a ese punto dentro de una cuadrícula de diez millas de lado.

La misión primordial de estas embarcaciones era realizar observaciones de los datos meteorológicos en superficie cada tres horas y sondeos atmosféricos mediante globos sondas cada seis o doce horas que eran datos de gran valor. En ocasiones, esos barcos salían de su cuadrícula para auxiliar a alguna embarcación en peligro o, incluso, a algún avión que se vio obligado a amarrar.

En la segunda mitad del siglo XX, el 'barco K' fue casi tan famoso como el meteorólogo Mariano Medina de Televisión Española.

No cabe duda, que hay que resaltar el mérito de quienes realizaban su trabajo en aquellos buques en misiones que duraban entre veinte y veinticinco días, tras los cuales eran relevados por otra embarcación (la "estación meteorológica K" era cubierta por dos barcos franceses que se relevaban). Durante ese tiempo tenían que soportar, a veces, fuertes temporales sin posibilidad de poder abandonar la zona.

Con el paso del tiempo esas "estaciones meteorológicas" que tan extraordinario servicio habían venido prestando, fueron perdiendo utilidad al ir apareciendo otros sistemas de medición de datos y de trasmisión de los mismos. Los satélites meteorológicos y las boyas proporcionan en la actualidad la información necesaria para la navegación aérea y marítima. También mejoran los pronósticos a corto, medio y largo plazo tierra adentro. En 1977, el último barco fijo que cumplía la misión de "estación meteorológica" fue sustituido por una boya.

No tiene nada de extraño, a tenor de cuanto acabo de reseñar, que, dada la proximidad del barco "K" al noroeste de la Península y que, por tanto, lo que allí ocurriese podía ser presagio de lo que llegase hasta nosotros y que sus citas fuesen frecuentes por parte aquel gran meteorólogo que fue de Mariano Medina, pionero en la información del tiempo en la televisión en España. De ahí proviene la fama que tuvo el barco "K".

Predicción para Semana Santa: temperaturas agradables en la casi todas las regiones

Este año, lamentablemente, el pronóstico para la Semana Santa no despierta tanto interés como es habitual dado que no solo no habrá desfiles procesionales, sino que además serán muy pocos los desplazamientos que se podrán hacer. Y es una pena porque todo apunta a que el tiempo va ser propicio para que las calles y playas de España estuviesen a rebosar, ya que se prevé ambiente soleado y con temperaturas agradables en la mayoría de las regiones.

Es probable que en los últimos días de la semana predominen los vientos del este con lo que a primeras horas puede haber cielos parcialmente nubosos en las costas mediterráneas tendiendo a despejar en el transcurso de las jornadas.

Predicción para el resto de la primavera

Los modelos del Centro Europeo muestran temperaturas medias a lo largo de la primavera superiores a las normales lo que no quiere decir que no vengan, esporádicamente, días fríos, pero eso es imposible prever cuándo y dónde se producirían.

En cuanto a precipitaciones, estiman que estarán dentro de las que pueden considerarse normales en el tercio superior de la Península y en Baleares, mientras que en el resto de España, previsiblemente, lloverá menos de lo normal. 

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