"Una alimentación saludable es un factor determinante para el acceso al mercado laboral"

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Acción contra el Hambre pone en marcha un programa de investigación para evidenciar la contribución de una alimentación saludable y un estilo de vida saludable en la mejora de empleabilidad de personas en situación de desempleo de larga duración y especialmente en aquellas con menores a su cargo.

En este proyecto innovador participa la facultad de psicología de la Universidad de Málaga, Fundación Alimentación Saludable, grupo de investigación EPINUT de la Universidad Complutense de Madrid, Fundación Montemadrid y personal especializado de inclusión sociolaboral y de nutrición de Acción contra el Hambre.

600 personas se beneficiarán directamente de esta investigación y unas 1.800 indirectamente.

El 90% de las personas que han participado en las acciones de sensibilización de Acción contra el Hambre considera haber mejorado su conocimiento sobre cómo llevar a cabo unos hábitos saludables.

"La alimentación saludable es un factor determinante para el acceso al mercado laboral si tenemos en cuenta su impacto sobre la salud de las personas, especialmente en aquellas con escasos ingresos y en proceso de exclusión social", explica Luis González, director de Acción Social de Acción contra el Hambre. La falta de ingresos hace más difícil el acceso a una dieta saludable, sin embargo, no es solo una cuestión económica, también lo es de conocimiento y otros aspectos más psicosociales relacionados con la adquisición de hábitos, actitud y autoconfianza.

"Este enfoque orientado hacia el cambio aptitudinal es especialmente necesario en este momento de alto desempleo y de gran desigualdad social para facilitar la seguridad alimentaria de estas familias y mejorar su actitud y oportunidades para su incorporación al mercado laboral", añade González.

Con esta realidad, esta organización pone en marcha un programa que se inicia con dos proyectos piloto de inclusión sociolaboral en este mes de junio, uno en Madrid y otro en Málaga, que abordarán aspectos relacionados con hábitos de vida saludable y empleabilidad entre personas en situación de desempleo, con el apoyo del Fondo Social Europeo.

Cristina Cózar, coordinadora de este programa de empleo con enfoque saludable de Acción contra el Hambre, indica que "el desempleo propicia, y no siempre por motivos económicos, un empeoramiento de la dieta y los cuidados básicos de salud. Y estos a su vez hacen bajar la autoestima, impactando sobre la empleabilidad de las personas".

El equipo de investigación de la Universidad de Málaga, colaborador principal de Acción contra el Hambre en este programa, detalla que "el trabajo es la fuente esencial de la calidad de vida, la falta de un empleo reduce irremediablemente el bienestar de las personas, específicamente sabemos que el desempleo se asocia a mayores problemas de salud".

El objetivo de esta investigación pionera es la definición de un nuevo modelo de itinerario de inserción sociolaboral que integra, de manera transversal, la adquisición de hábitos saludables de alimentación y de estilo de vida destinado a personas desempleadas en situación de vulnerabilidad. Este enfoque pretende aportar valor no solo a estas personas, sino también a las empresas que cada vez están apostando más por estrategias de Responsabilidad Social Corporativa orientadas a la mejora de la salud y calidad de vida de su plantilla.

Dos años de investigación

Esta investigación innovadora, que dudará tres años, se basa en el método investigación-acción. Consta de una primera fase de revisión bibliográfica de programas de fomento de vida saludable, una segunda fase que se inicia ahora con el pilotaje del programa en Madrid y Málaga, y posteriormente en Sevilla – en el que formarán parte alrededor de 600 personas en desempleo -, y una última fase en la que se analizarán y se llegarán a conclusiones.

Desde la Universidad de Málaga señalan que "la implementación de programas como el que estamos diseñando actualmente, que aseguran estilos de vida saludable y contemplan la promoción de la actividad física, alimentación saludable, salud mental, control de consumo de sustancias psicoactivas... busca conseguir que la persona se sienta bien consigo misma y por lo tanto tenga una mayor proyección hacia los demás y una actitud más proactiva al cambio".

La tarjeta solidaria de alimentos de Acción contra el Hambre

Acción contra el Hambre puso en marcha en 2020, por la emergencia sanitaria y socioeconómica del coronavirus, el programa de tarjetas solidarias de alimentos. Unas tarjetas que permiten a los beneficiarios de los programas de Acción Social comprar alimentos y productos de higiene en supermercados y tiendas de barrio.

Durante dos meses, las familias que reciben esta tarjeta, con una cuantía de 346 euros cada mes, pueden llenar sus neveras y no preocuparse por esta cuestión tan esencial. Además, esta tarjeta iba acompañada de la guía de vida saludable, que les facilita aplicar unos hábitos saludables adaptados a economías muy escasas.

En este año de existencia, más de 1700 personas han accedido a esta ayuda, en su mayoría familias monomarentales. Estas personas beneficiarias han manifestado que su dieta se ha diversificado un 11% desde que se entregó la ayuda, es decir, las familias han tenido un mejor acceso a los alimentos. En especial se observa un aumento en el consumo de pescado, carne y verduras respectivamente con un 32%, 29% y 26%, productos a los que normalmente no tienen acceso en los servicios tradicionales de distribución de alimentos

Además, un 90% de las personas que han participado en las acciones de sensibilización considera haber mejorado su conocimiento sobre cómo llevar a cabo unos hábitos saludables, y disminuido la ingesta de alimentos procesados y de azúcar, mejorar la planificación de menús semanales para cocinar, leer la etiqueta de los productos antes de comprar para elegir los más saludables, o beber más agua.

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