El Museo de la Ciudad expone de forma permanente el cuadro 'Los Auroros del Rincón', de Muñoz Barberán

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La obra, donada por la familia del pintor, rinde homenaje a la expresión cultural de los Cantos de los Auroros de Murcia

El Museo de la Ciudad expone de forma permanente el cuadro 'Los Auroros del Rincón', de Muñoz Barberán

La incorporación de ‘Los Auroros del Rincón', pintado en 1970 por el artista lorquino Manuel Muñoz Barberán, ha sido posible gracias a la generosidad de su hijo, Manuel Muñoz Clares. Para ubicar la obra, de grandes dimensiones, el Museo de la Ciudad ha tenido que reestructurar un espacio de su segunda planta, donde ya está expuesto junto a la campana y el farol donados en su día por la Campana de Auroros Nuestra Señora del Rosario, de Rincón de Seca, y la escultura alegórica de la Aurora, obra del escultor José Molera.

El concejal de Cultura, Turismo y Deportes del Ayuntamiento de Murcia, Pedro García Rex, ha agradecido a la familia la donación de una obra "que proyecta una de las manifestaciones más identificativas del acervo cultural de nuestro municipio, con gran arraigo en la huerta de Murcia".

Acto de presentación

Para presentar la obra y agradecer públicamente la donación, el Museo de la Ciudad ha organizado un acto en el que contará con la presencia de la Hermandad de Auroros de Nuestra Señora del Carmen de Rincón de Seca, cuyos integrantes entonarán sus voces el viernes 28 de octubre a las 20:30h.

Con esta pintura, el Museo de la Ciudad no sólo enriquece sus contenidos históricos, que buscan aumentar el conocimiento y la valoración de la historia local y el patrimonio de Murcia, sino que también eleva la calidad artística de su colección permanente. Además, otro aspecto a destacar de su incorporación es el valor simbólico del propio asunto tratado por Manuel Muñoz Barberán en esta pintura.

Bien de Interés Cultural

Los cantos de los auroros de la Región de Murcia, conocidos como ‘La aurora murciana', fueron declarados Bien de Interés Cultural en 2012. Se trata de una expresión musical de la cultura popular ligada a la figura de la Virgen María en sus diferentes advocaciones, en torno a las cuales, desde el siglo XVII, pero especialmente en los siglos XVIII y XIX, un grupo de fieles constituyen lo que se denomina campana o hermandad. Los miembros de dichas hermandades, llamados auroros, entonan sus salves de alabanza a la Virgen con sus voces y con el único acompañamiento de una pequeña campana. Lo hacen en diferentes lugares de la huerta de Murcia, en el tiempo difuso entre el fin de la noche y la llegada de las primeras luces del día. Las campanas de auroros son coros de carácter antifonal en los que uno de sus componentes, el que guía el canto, es quien hace sonar también la campana.

En la obra que se incorpora al Museo de la Ciudad, de grandes dimensiones, el artista plasmó ese momento de penumbra y de recogimiento. Muñoz Barberán retrata personajes reales cuya fisonomía se puede identificar. Uno de los miembros guía el canto con la campana en alto sobre su hombro, y tras él, vuela el estandarte del coro. Sin embargo, y después de recorrer la enorme tela, la mirada desciende finalmente a los dos cantores más jóvenes que podrían simbolizar el futuro, el nuevo día que llega, el relevo en el coro: a uno de ellos, de espaldas, se le ha confiado el farol, mientras que al otro, de perfil, lo acaricia reflejo luminoso de la aurora, que brilla en sus ojos y enciende el rojo de su abrigo, la única nota de color del cuadro.

Una de las grandes figuras de la pintura murciana

Manuel Muñoz Barberán (Lorca, 1921 - Murcia, 2007) es una de las grandes figuras de la pintura murciana del siglo XX. Autodidacta, amigo de escultores como José Planes y Juan González Moreno, y de algunos de los pintores más relevantes del momento como Molina Sánchez, Hernández Carpe, Medina Bardón, Almela Costa, Mariano Ballester o Luis Garay, Manuel Muñoz Barberán se especializó pronto en la obra mural religiosa. También cultivó géneros como el paisaje urbano o el bodegón, en los que mostró la solidez de su dibujo, la pincelada densa y los volúmenes definidos por la luz. Además, Muñoz Barberán, que cosechó numerosos premios como pintor, fue escritor y estudioso de las tradiciones murcianas.

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