"Sindicalismo clientelar"

Autor:

José Carbonell Buzzian

El sindicalismo que tenemos en nuestro país es un sistema representativo o mayoritario que beneficia a la concentración, perjudicando a los minoritarios dando lugar a que el pluralismo de nuestra sociedad quede totalmente mermado; el modo en el que debería obtener subvenciones cualquier sindicato debería ser a través de las cuotas de sus afiliados y no tal y como ocurre actualmente que, perciben ayudas públicas que muchas veces (por no decir todas) dilapidan ese dinero en estipendios, comilonas y en cuestiones varias que nada tienen que ver con el sindicalismo que, más tarde justifican de manera fraudulenta, como se ha demostrado y todos hemos visto en los medios de comunicación con los llamados ERES.

Estas entidades con el paso del tiempo se han ido desvirtuando sufriendo una transformación, donde comenzaron de la defensa de los derechos del trabajador a ser entes con un ánimo de servicio y clientelismo, dando paso a un modus operandi consistente en la captación de afiliados ofertando una gama de servicios tales como, seguros de vida, descuentos en academias, descuentos en comercios, ofertas para hoteles y un larguísimo etcétera. Tal es su esplendor económico que no tienen nada que envidiar a las partidas de un partido político, partidas destinadas a los liberados, secretarias, oficinas en edificios espectaculares, locales de formación, dietas de todo tipo, suponiendo una estructura muy cara de mantener.

Por todo esto, opino que con esta pandemia que estamos sufriendo, ha llegado el momento de efectuar grandes cambios en la estructura sindical a nivel nacional, donde se tiene que dar cabida a nuevos actores dentro del marco de negociación de los convenios sectoriales.

Las estructuras territoriales y sus ramas sectoriales se entrelazan como una tela de araña muy compleja, donde la figura del liberado sindical sinónimo de vida fácil encumbrándose en estos puestos y donde normalmente los más avispados o pelotas, (no necesariamente quienes mayor vocación de servicio demuestran) proyectan una imagen paralela a la de muchos políticos presentes en la actualidad. La figura del militante trabajador ha sido sustituida por la del cotizante, quedándose en el olvido esos obreros entregados por la causa que se dejaban la piel, los cuales vivían el sindicalismos con pasión, con personas comprometidas, personas inconformistas que querían cambiar las cosas, dejando paso a los tiempos de acomodo actuales.

La actual estrategia de los dos sindicatos de clases de nuestro país se centra en cerrar el paso de otras fuerzas sindicales, queriendo dar paso a una oligarquía sindical que solo se preocupa por el mantenimiento de sus estructuras y no por las inquietudes de millones de trabajadores que, están hartos de ver como entidades de esta índole no dejan de venderlos al mejor postor en toda y cada una de las negociaciones que están involucrados.

Definitivamente, opino que tal y como está el panorama en nuestro país donde vamos a necesitar mucho tiempo para recuperar nuestra economía, todos estamos obligados a arrimar el hombro, por lo que mi propuesta es la siguiente:

Que se deje de financiar a los sindicatos, ya que esta situación es un nuevo comienzo, recuperemos esas buenas iniciativas donde todo estaba por descubrir y la ilusión por hacer las cosas bien eran suficientes para avanzar, así que se reinventen también ellos, pero sin dinero público ya que cada euro va a necesitarse más que nunca, porque son muchas las familias que van a necesitar ayudas sociales y son muchos los pequeños empresarios los que van a tener que ser rescatados por este país. Vamos a dar importancia a lo que realmente lo es. Y por supuesto también propongo que dejemos de mantener a todos esos senadores y diputados que están percibiendo sus nóminas sin trabajar, así que a la calle igual que se ha hecho con tantos miles y miles de trabajadores en este país.

José Carbonell Buzzian

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