"Sociedad del Conocimiento-Ética Cívica"

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Que sepamos, todo desafío científico moderno conlleva verificación experimental. Así, no serían valores de pleno derecho la libertad, la justicia o la misma solidaridad , más aún, los valores que empapan la vida ciudadana sólo serían físicos y materiales, cosa que hoy por hoy no tienen fundamentación alguna.

Si hablamos del mundo técnico nos lleva de lleno al mundo utilitario. Ya lo veíamos hace años en la Declaración de Bolonia de 1995 por la Mesa Redonda de los Empresarios Europeos donde el pabellón deportivo del mercado, el valor principal es el precio y la competitividad, el desafío al que ha de dar la cara toda organización y persona , como valor añadido, para la supervivencia de la mismísima Sociedad del Conocimiento. Ello, pensándolo bien, nos exige "quitar" horas a los amigos, familias y al ocio. La completa seducción de los valores técnicos nos devora los mejores momentos de nuestra vida.

Si echamos un vistazo al mundo de la cultura, focalizada en un racionalismo moderno y relativista ya empezaba a anteponer el "pensar al ser de las cosas", y finalizando con su negación hacia la posibilidad de la percepción humana para capar de forma inmediata a las mismas, desembocando en un sentido de la realidad fantasmagórico donde todo es según se mire en cada momento histórico que vivimos y en cada contexto cultural.

Aquí tenemos ante nosotros las formas reduccionistas de la realidad de los desafíos europeos: competencia científica, técnica y cultural que firmaron algunos ministros de Educación de la eurozona en la susodicha declaración de Bolonia. Demasiados nudos reduccionistas. ¿Cómo extirpar las malas hierbas sin arrancar el buen producto que también crece en el mundo científico, tecnológico y cultural?

Mariano Galián

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