“¿Existe el colectivo de los intelectuales?”

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“¿Existe el colectivo de los intelectuales?”

De la muchas definiciones posibles de intelectual, la más simple, es aquella persona y colectivo que trabajan con las ideas. Producen análisis y argumentos de ideas-conceptos-datos...

Según esto el mundo humano y social, está formado por distintos tipos de productores: aquellos que producen mercancías y bienes materiales (orgánicos o no orgánicos, es decir, biológicos o no biológicos), los que producen servicios y ofrecen servicios (sean materiales, culturales, espirituales, etc.), y los que producen ideas-conceptos-símbolos-significantges-significados o análisis de ideas.

Como toda taxonomía-clasificación-diferenciación tiene sus errores y deficiencias, siempre debidos a excesos o deficiencias, a sistematización o conceptualización. Pero este escrito, estimado/a lector/a, no es un análisis académico, aunque toma elementos de estas realidades, sino es un modesto artículo, que quiere incidir sobre un tema, y, como siempre mezclando una cuestión que en mayor o menor medida puede estar en la calle, mejor en las tertulias culturales, y, que combina aspectos de algunos saberes, especialmente, el filosófico, algo de ciencias sociales, y, desde luego, la eterna filosofía y metafilosofía.

Podríamos indicar hoy, de existir el intelectual y el colectivo de intelectuales, se dividen en dos grandes grupos: diríamos, los intelectuales que ejercen el oficio y la profesión universitaria, en menos medida la enseñanza, en general, segundo, el grupo de los intelectuales o que quieren serlo, que vienen del campo de la cultura (aquí, vendrían los escritores, artistas, periodistas, etc., todos los que trabajan, esencialmente, con la “materia-energía de la idea-palabra-frase-concepto-datos-noticias-argumentos-razones). ¿De pasada los intelectuales que tienen su origen en la Enseñanza Secundaria, son admitidos y vistos por los de la Universidad, como sus iguales o semejantes, si o no?

También, y al mismo tiempo existe, una división territorial: existen intelectuales a nivel continental e intelectuales a nivel nacional, regional, comarcal, provincial, local. Es decir, de alguna manera, como en todos los oficios y profesiones, existen empresas que tienen una expansión-extensión mundial, otras continental, aquellas nacional, o regional o local.

Otra clasificación, es que existen intelectuales casi geniales o de gran talento, después vendrían de primera categoría, de segunda, hasta décima, incluso, una categoría,  “aquellos que subjetivamente, se creen que son intelectuales, en algunas de sus variedades, pero no existen para el mundo, para los ojos de los demás, es decir, no existen para otros intelectuales…”.

Una cuarta clasificación, están o se sienten en grupos-colores-banderas, está dividido el mundo de los intelectuales en distintas ideologías y contraideologías. Pocos, que toman ideas-datos-conceptos y verdades de todas las ideologías-bandos-banderas-colores, sean filosóficos-religiosos-ideológicos-metafísicos-culturales…

Estas cuatro últimas separaciones-clasificaciones-taxonomías-diferenciaciones, combinándolas entre las tres, quizás, tenga usted una idea bastante acertada, general, como no puede ser de otra manera, de la “empresa intelectual y de los intelectuales y de los colectivos de intelectuales”, es decir, aquellos que no fabrican vinos o quesos o moda o asesoran a empresas o crean servicios de peluquería o crían tomates o vacas, o dirigen empresas o dirigen sociedades o Estados…, sino aquellos que esencialmente “elaboran ideas-conceptos-argumentos-razones-noticias-informaciones-informes…”, en mayor o menor grado, se supone reales o realistas, es decir, verdaderos y bellos y bondadosos y buenos, y buenos en diferentes sentidos y aspectos (verdaderos como instrumentales de la temática concreta, buenos moralmente, buenos espiritualmente, si es que aceptan este aspecto de lo real o de la realidad…).

Cierto es que una ama de casa, es consciente, que le faltan tomates o arroz o carne para ese día, que un empresario, mayor o menor, si las cuentas de debe y haber armonizan, si un político la influencia de la estadística de la aceptación de su entidad colectiva ideológica o política, o de si mismo, etc. Es decir, casi en todos los oficios, productores de materiales-mercancías, de servicios, todos son conscientes, lo que les falta o les sobra, o, al menos a grandes rasgos.

Pero casi nadie, es consciente, que sus ideas sobre la realidad, pueden ser muy limitadas, pueden ser deficitarias en algunos campos, que su entendimiento de lo real es deficiente y limitado, o, al menos, puede serlo. Es como ese axioma que indica, que casi todos los individuos pueden aceptar que su memoria es frágil y limitada, incluso deficiente, pero nunca aceptarán, ni para si mismos, ni para los otros, que su inteligencia es deficiente, sino que piensan/pensamos, que su/nuestra inteligencia es suficiente, y que capta/captamos, lo suficiente de la realidad, y que las concepciones, que tiene/tenemos sobre la realidad, suma de sus valores intelectuales e inteligencia y su experiencia y sus conceptos, es suficiente, y, aunque no sepa de todo, sabe de lo esencial y de lo general, lo suficiente, para vivir y sobrevivir…

O, dicho de otro modo, que tiene/tenemos un concepto-concepción suficientemente rico-elaborado, macro y micro de su/nuestro mundo, lo suficiente rico y suficiente exacto. Es decir, puede que no esté de acuerdo con sus tetas o sus labios o su culamen o sus músculos o su rostro o de su coche o de su casa o de sus vacaciones o de su marido/esposa, pero si lo están con y de su inteligencia y sus ideas-conocimientos-datos-conceptos…

¿La gran pregunta a los intelectuales, sean de un tipo o de otro, dedican suficiente tiempo a pensar-razonar-argumentar-analizar-meditar-reflexionar, y, después, pasarlo a papel o Internet o escritura-imágenes, o han caído en las redes de la fama-notoriedad-honores-estipendios-asientos de un tipo y de otro, en el estar siempre o lo que más puedan en los platós de los medios de comunicación, de las conferencias de un lugar a otro, de las presentaciones de libros, en las fiestas-ferias culturales, siempre en el candelero, para tener los cinco minutos o cincuenta años de fama, y después, ser llevados al purgatorio de los intelectuales, el semiolvido…?

¿Segunda gran pregunta, están cumpliendo los intelectuales, universitarios o no, con una de sus oficios-fines-finalidades, que es analizar la realidad, miles de aspectos de la realidad o no? ¿O, de alguna manera, se han dejado seducir, sin negar excepciones, por la vorágine del mundo actual, de la ostentación-poder-presentación-fama cultural, que abre caminos a otros poderes…?

¿Tercera pregunta, para no alargar este río-mar-lago, reconoceríamos hoy, a un intelectual, que en su modestia, elabora-reelabora pensamientos-ideas-conceptos-datos, preguntas-cuestiones-razones-argumentos-contrarazones, y que de vez, en cuando muestra algo de su trabajo, pero esencialmente, está en su despacho-sillón, haciendo su oficio, haciendo sus tinajas-helados-esculturas de ideas…?

¿Lo/le/la reconoceríamos hoy, una persona así, por parte del ramo de la universidad, del ramo de la cultura? ¿O, de existir alguno/a así, estaría metido en su barrio-aldea-ciudad-pueblo, y, por mucho que enviase y mostrase al mundo de la universidad o de la cultura, jamás sería reconocido su labor, sea de mayor calidad o sea de menor, sea de primera o sea de quinta categoría su producción…? 

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