La verdad fabricada

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La verdad fabricada

Gran película vista en casa estos días de pre-Navidad cuyo argumento sigue la farsa que hoy podemos vislumbrar alrededor de " si la verdad aún tiene lugar en nuestra sociedad o mejor funcionar a base de verdades fabricadas". Te da que pensar. Con las astucias y marañas del cada día llegas a creerte que eres el ingenuo del patio y al final observas que actúas como un inepto ante dichos poderes fácticos que habían y hay no muy lejos de ti. Sarajevo. El atentado, película de la que les hablo, al igual que otras, se han subido a la carreta de lo políticamente correcto irá calando en muchos hasta hacerlo realidad en sus vidas.

Hacemos un repaso histórico de personalidades como Clement Attlee, fundador del estado del Bienestar o De Gaulle y, vislumbras con alegría la gran coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Frente a ellos: Donald Trump o Boris Johnson, cuyos comportamientos son acompañados por mentiras contrastadas y por cambios de criterios comprensibles en la seriedad exigible de la vida pública. Algo, digo yo, podría aplicarse los que en España han confundido la retórica con el buen gobierno construyendo discursos basados en auténticas mentiras o medias verdades monumentales.

Nos abrumamos ante la cantidad de noticias que hablan de la mala salud de la democracia, recelando fundamentalmente de la política y de quienes la ejercen como nuestros representantes. La Metroscopia lo dice todo; no solo la política funciona mal sino que los políticos son una parte considerable de los problemas nacionales. El PSOE y su pomposa conferencia en Cataluña de conferencia de presidentes fue una mera ficción de apariencias. El mundo de los Populares no se queda atrás. El mayor competidor que tiene el Sr, Casado es él mismo y la jugada de riesgo de elecciones en Castilla y León, maniobra de estrategia oportunista para allanar el camino a La Moncloa le puede salir caro y estaremos ante un nuevo episodio para alimentar la desconfianza que ya tenemos los españoles en las profundidades de las diversas capas de nuestra piel. Y es que la frase atribuida al político italiano " el fin justifica los medios" sigue siendo una realidad frente a las cariñosas palabras que una madre dice a sus hijos con frecuencia "Siempre…la verdad por delante". Estamos ante un comercio y un actuar de disparidades continuas.

Hemos de tener claro que estamos en la cresta de la ola contagiada por el caminar del hombre sobre la tierra y que nos ha traído productos tales como: el negacionismo científico, la distorsión ideológica, la política de la emoción, el auge de los populismos y la difusión de las fake news. Nos movemos ante un espectáculo global de secuelas del relativismo y de la indiferencia pública hacia la verdad. Más aún, quienes deberían ser nuestros sabios maestros son los vulgares ladronzuelos y bandoleros callejeros. La mayoría de quienes han estudiado las líneas maestras actuales: la posverdad, coinciden en que está teniendo efectos devastadores para nuestra convivencia, en especial, el mundo político. Ello sí, no hace referencia a la súbita difusión de la mentira o a sutiles estrategias de manipulación, sobre las que nosotros tenemos una larga experiencia y, también, una ofuscación ideológica donde prima lo emocional e inmune a la refutación. Para entenderlo a pie de calle: la posverdad no implica lo evidente, sino una descripción de nuestra cultura política, en la que la objetividad tiene menos importancia en nuestras opiniones o debates públicos que las convicciones personales. Todo un atropello espeluznante. Tal posverdad aparece allí donde la verdad colinda y choca con la ideología y acaba rindiéndose a ella.

Estamos ante lo que soy se denomina Mentiras ·low-cost", lo que la convierte en una mentira grosera, burda y rudimentaria a diferencia de la falsedad más sofisticada, interpreta, selecciona e incluso crea los hechos en función de prejuicios, sabiendo que, en todo caso, no hay coste alguno, que nunca nadie exigirá retractarse al que miente y que es una falsedad tan burda que jamás será refutada.

Al postergar el hecho, la sociedad de hoy se convierte en legítima heredera del dogma nietzscheano , según la cuál no hay verdades, sino interpretaciones. Los que han flirteado con estas corrientes posmodernas han convertido la desconfianza en la verdadera e importante actitud cívica, sembrando el cuerpo político de recelos y suspicacias de clase. La posverdad irrumpe cuando la búsqueda cooperativa de la verdad claudica y se convierte en una contienda partidista.

Lo malo de todo esto: cinismo, indiferencia o negligencia a la hora de defender la verdad han terminado dando paso a la complicidad de mentiras posverdaderas. Sin ir más lejos se cuestionan las opiniones de los especialistas e incluso, Internet, se ha convertido en caldo de cultivo de la desinformación.

Me quedaría con el siguiente pensamiento: La verdad , no nuestra verdad, permite articular nuestro yo, diferenciarnos de lo que nos rodea y constatar que no estamos solos en este mundo. Es el reconocimiento de esa verdad y esa realidad común lo que nos vacuna contra la mentira y contra cualquier forma que adopte la posverdad, ofreciéndonos al mismo tiempo un lugar de encuentro y confluencia con los demás.

Estos días celebramos la fiesta en torno a las familias. Una vez más recordar que desde la familia se puede hacer muc 

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