“Raúl del Pozo

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“Raúl del Pozo

Ahora, que se ha publicado una biografía sobre este maestro de escuela, periodista, articulista. Sesenta años en el periodismo, miles y miles de columnas. 

Me pregunto, a veces, si una columna es más que una columna, es una metacolumna. Es algo, que nos refiere un estado de cosas, Wittgenstein, una pequeña realidad, que se convierte, en un macrocosmos, de lo mico a lo macro, de lo macro a lo micro. 

Se preguntan los teóricos del periodismo porqué tiene tanta importancia, lo que se denomina la columna personal, el artículo literario, el ethos o personalidad del escribiente, en la interpretación del mundo. Por qué, generaciones y generaciones de los que bebemos esta agua de Iberia, nos interesan tanto esos trenes llenos de artículos, que van pasando de una generación a otra, desde el dieciocho, creando ya cátedra el Larra. Alarcón, Mesonero Romanos, Becquer, Campoamor, y después, todos lo que vinieron en la primera mitad del siglo veinte, Cavía, Camba, Ruano, Nogales, Pemán, y, después, todos los que vinieron en la segunda mitad del veinte, y, aquí se inserta el clavo de Raúl del Pozo, que como hombre de bien, nunca es desagradecido con sus progenitores culturales, y, nunca ha sido desleal con Umbral, Umbral al que se le considera el mayor articulista desde Larra –y, que ahora está pasando el purgatorio-desierto de los escritores, pero que ya sería hora, de que lo despertasen, mejor nos despertásemos nosotros-. 

Dirá, algún exagerado radical de la sospecha, que estoy masajeando a Raúl del Pozo, para yo tener algún lugar, en el parnaso de los articulistas, pero le indico, que este modesto artículo jamás llegará al conocimiento de este escritor y columnista, en segundo lugar, pienso que he repetido estoy haciendo un buceo fotográfico sobre varias docenas de articulistas, de ayer y de hoy, y, que hoy le ha tocado a este conquense, -que si mi memoria no me falla, dijo, que llegó al estudio de Umbral con frío, y que éste le regaló un abrigo-. Por tanto, es más simple, estoy homenajeando al articulismo español, de ayer y de hoy, comentando a docenas de estos seres que intentan rellenar hojas, con vida y trozos de su corazón, a algunos, los nombro en general, a otros, comento-parafraseo-analizo, algún aspecto de algunos de sus vientres de palabras de quinientas o mil signos. 

Por otro lado, nosotros los que vivimos-existimos en provincias, nuestras voces-palabras-colores-imágenes nunca llegan al Café Gijón, ni a la corte y paradero y puerto de todas las Españas, Madrid, nosotros, los que intentamos no ser radicales en nuestras posturas, y que creemos, que la verdad-veracidad no está solo en una gruta-cueva-pozo-laberinto ideológico, sino que en todos, existen luces y sombras, y que de todos nos hemos alimentado –también de la filosofía y la ciencia, y otras culturas-. A nosotros, los que pertenecemos a ese conjunto de Cantor, se nos cierran muchas puertas-palacios-fábricas, de la capital grande y la capital pequeña… 

Nosotros, que pensamos así, sentimos así, deseamos así, nosotros, pues en el actual toreo de esta gran plaza pentagonal de Ibería, nosotros, sobramos. Nosotros, algunos, que no tenemos mentores, que hemos esperado décadas, para que nos publicasen en periódicos, porque durante lustros, intentamos hacerlo en trozos de papel apaisados, pero nunca nos tocaba a nosotros que un torero de primera o de quinta quisiera darnos una oportunidad… Nosotros, hemos tenido que esperar la revolución informática, cuarenta años ha esperado este modesto plumífero-escribiente-redactante de conceptos e ideas y datos, para percibir-ver que existe una fila de hormigas negras, formando frases, y, que modestamente sella con un nombre igual al suyo… 

Muchos dicen, en privado o público, que Raúl del Pozo ha tomado muchas ideas de su gran amigo Umbral, pero yo pienso que no es cierto, que al final, nos parecemos a nuestra época, y que cada uno hace su cocido-ensalada de palabras-ideas, de mil modos posibles, y que todos, los de una misma época y tiempo y territorio, tienen realidades en común y realidades diversas, que cada uno, encierra sus heridas-traumas, sus esperanzas-deseos y sus pasiones-pulsiones. Y, con todo ello, mas las circunstancias, pues hace las esculturas de papel con palabras diversa. No hay que ningunear-minusvalorar-disminuir el valor literario y periodístico e informativo y esencial, que R.P. –siguiendo a Umbral, con esta idea/invención/ortografía-. No hay que minusvalorarlo, como algunos hacen, pienso como una forma de crítica negativa, cuándo lo que hay que hacer es intentar aprender y aprehender de todo y de todos. No digo yo, que esté de acuerdo con todos los artículos de R.P., ni en su sentido, ni en su forma, ni en su intención, ni en su meta. 

Pero tampoco lo estoy de todos los versos de Dante, ni de Shakespeare, ni de Homero, ni tampoco estoy de acuerdo, si releo, una crónica o texto de hace diez o veinte o treinta años redactados por mí. Tampoco estoy de acuerdo conmigo mismo, en todo. Pero de todos he intentado aprender-aprehender, comprender-entender, recomprender-reentender… Porque todos, todos tienen/tenemos algo de luz y algo de sombra, algo de mañana y algo de noche. 

Pienso que los homenajes, no solo hay que ofrecerlos cuando los homenajeados, ya no degustan cocidos en esta tierra, sino también, cuándo todavía respiran aire, aunque ya caminen, un poco a trompicones. Aquí, mi modesto recuerdo-homenaje a Raúl del Pozo, uno de los mayores comentaristas-críticos-analistas-cronistas-articulistas-columnistas, del último tercio del siglo veinte, y esperamos, al menos, del primer tercio del siglo veintiuno. Paz y bien…  

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