Día internacional de la lógica

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Día internacional de la lógica

A falta de pocos días, el próximo 14 de Enero, según marcan los cánones se dice que es el Día Internacional de la Lógica. En general, todas las organizaciones humanas, incluso productividad y beneficio cuentan con un factor imprescindible al respecto. Es posible que en lugar de esta crispada unilateralidad de objetivos, la propia globalización esté imponiendo planteamientos interdisciplinares e internacionales, enfoques sintéticos y en las que uno sólo puede ganar si el otro pierde. La lógica en el mercado, me da la impresión que posibilita estrategias en la que los factores distintos se potencian mutuamente, de modo que lo presuntamente inconciliable se revela como compatible. Así, con planteamientos poliédricos y multilaterales, se producen destellos creativos que dan lugar a juegos de suma superior a cero.

Ante el dualismo público y privado saltan a la vista voluntariados y organizaciones no oficiales sin ánimo de lucro que llevan décadas mostrando su viabilidad económica y su auténtica eficacia. Tenemos frente a frente el juego del mundo de la empresa donde las crisis económicas han hecho que dichos barcos se tambaleen; existen bibliografías de más y estudios económicos de larga distancia y, el enfoque de lo que suele llamarse management , nacidos de la filosofía positivista y pragmática, se ha centrado en lo organizativo y en altares hacia los beneficios.

Contemplamos que están a oscuras ciertos entusiasmos pasados que durante algunos años, donde las direcciones empresariales apostaban por aspectos cualitativos, flexibilidad en procesos e importancia de los valores han caído, aunque, con el tiempo, hemos visto que tal excelencia embaucadora era todo un juego cosmético descomunal. Las empresas de cierta avanzadilla escondían tras su brillanteces aparentes y distinguidas auténticos dones y rasgos de fallos de funcionamiento como moralmente inexcusables.

Ahora, en el 2022, es el momento clave para incluir en el mundo empresarial la lógica que tanto y bueno nos enseñaba hace unos años Benedicto XVI en su encíclica " Caritas in veritate". Ante alguna alocución como la siguiente: " Cualquier organización humana que desee ser alabada se debe a la necesidad de tener en cuenta la gratuidad como un factor imprescindible, ya que las auténticas aportaciones humanas que se producen en este mundo de los negocios no se pueden reducir únicamente a cuantificaciones en términos financieros. Si ladeamos la benevolencia, es indicio de que se prescinde de la persona en este entramado. Y de esta deshumanización, tiempo al tiempo, nada bueno puede surgir", les decía, no hay más remedio que hacerla nuestra desde el sentido común.

Ciertas crisis de empresas con cierto prestigio nos presentan un cierto trasfondo ético. Si la avaricia y el engaño pasa por ser "realista" en el trabajo, no resulta tan sorprendente que, al cabo de poco tiempo, las diversas fachadas de tales compañías acaben por comparecer. Sus caras no serán entonces atractivas, ni habrán maquillajes publicitarios que puedan embellecer el lado oscuro de la moneda.

Para elevar un nivel moral en ocasiones demasiado bajo, no basta hablar de continuo sobre la ética. No nos sirve cualquier ética, sino que necesitamos una ética amiga y colega de la persona, de la familia y no estrellas de papel cuché, cuyas existencias parecen vacías y luego se nos muestran como patéticas. Esa visión que tenemos tan distorsionada del ser humano, que está latente en muchas agrupaciones no sólo empresariales, conducen de hecho a sistemas morales de referencia que son claramente contraproducentes.

Hoy más que nunca necesitamos una ética "más que amiga" de la persona. Es necesario se fundamente la dignidad inviolable de la persona y en la ley natural. Una ética económica que prescinda de estos dos pilares corre el peligro de perder su propio significado y dejarse instrumentalizar. De nada nos sirve el uso y el abuso del concepto "ética", si la propia ética se utiliza como recurso para legitimar planteamientos económicos-financieros que permiten, fomentan, situaciones notoriamente injustas.

"El beneficio no es suficiente para clasificar los modelos de empresas" ¡ No!, como si la ausencia o presencia del ánimo de lucro fuera el factor clave de tal entramado. Tampoco si eres público o privado. Existe un campo extenso de organizaciones que, sin excluir el beneficio económico, lo proyectan al servicio de la mejora social y humana, con enfoques económicos y globales, que miran especialmente a países excluidos del bienestar y muy marginados de los grandes intercambios comerciales.

Tampoco hemos de conceder tanta importancia a la configuración jurídica de tales organizaciones. Hemos de valorar sus objetivos de humanización del mercado y de la sociedad. Tener en cuenta que la propia pluralidad de las formas institucionales de empresa es lo que promueve un mercado más cívico y más competitivo.

Algunos se pueden escandalizar al oír "responsabilidad social de la empresa", sería poco realista. Es posible que también nos tachen de irreales tales planteamientos. Quizá prefieran una realidad más inmediata, notoria en nuestra España: cerrar empresas y aumento de paro.

Piensen por un momento que en la medida que se perpetúen, con actitudes inmovilistas, los modelos dominantes de empresa, la tendencia económica destructiva se mantendrá yendo a peor. La ideología del egoísmo y la discriminación tiene, como sabrán, muy poco de realista.

A mi parecer , con su beneplácito, todo lo expuesto puede y debería entrar en el campo de la lógica. Posee un lugar brillante y de altura.

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