El informe "Sociedad expulsada y Derecho a ingresos" realizado hace pocos días por la Fundación Foesa y Cáritas España nos ha venido a constatar lo que ya vaticinábamos : "En 2021, ya eran 11 millones las personas que se encontraban en la exclusión social en España. Ahora, 2´5 millones más. Esta es la huella que anda dejando la crisis sanitaria y social en nuestro país después de sólo un año y medio de su inicio. Una fuga imparable hacia una sociedad más desigual, donde el mundo que más crece es el de los más desfavorecidos". Así: el empleo no asegura la integración social, Vivienda, energía, agua, internet, son derechos humanos sistemáticamente vulnerados (14%), la pobreza severa se ha elevado al 30%, la familia, sostén tradicional de nuestra sociedad se está erosionando y, de confirmarse, esta tendencia podría ser muy preocupante para el desarrollo psicoemocional de la población… y en este cauce podríamos seguir hasta no sabemos cuando. Todo un despropósito.
Desde la Secretaria Nacional de Formación, Estudios y Programas del Partido Político VALORES, tras observar una vez más la dejadez absoluta desde nuestro Gobierno Español y el silencio penoso e injustificable de los diversos partidos de la oposición de la Región Murciana, donde sus máximas son Fitur, la Cárcel Vieja de Murcia, el autobús eléctrico del Sr. Alcalde y "otras brillanteces", pensemos por un momento si realmente miramos el bien común de los murcianos y de los españoles en general, de las familias más desfavorecidas o por el contrario miramos los distintos bienes particulares entre los que se encuentran los "mundos del poder". Pensamos que, con toda justicia, la piedra angular de toda sociedad es la dignidad de la persona, fundamento de las restantes: bien común, subsidiaridad y solidaridad. El resto es "pecata minuta". Todos ellos necesitan ahora mismo una fuerte vigencia, porque sin respeto a la persona y a esos principios derivados de su entidad, no hay sociedad que levante cabeza. Deben golpear en nuestras/sus conciencias, en la de nuestros políticos, mucho más que sus intereses personales o de partido, con ser éstos importantes. Tener tantas familias en las diversas acequias del hambre y mirar para otro lado nos dice ante qué personal nos encontramos en nuestra tierra, en nuestro país.
Es muy razonable pensar que ese bien común exige renuncias a particularismos políticos, sobre todo en situaciones de emergencia como las que vivimos en plena pandemia. Con un solo calificativo, despachamos cualquier pensamiento ajeno al nuestro, sencillamente porque lo ha expresado alguien que está enfrente. Seguramente ha llegado el momento de no situar enfrente a nadie, de escuchar a todos y de tomar resoluciones acordes con la naturaleza de la persona, que existe y es comprobable con la demostración palpable de lo sucedido cuando se ignora o se desprecia. Casi seguro si luchamos por la pandemia, educación, salud y familias vulnerables salimos de esta contienda como auténticos héroes.
Que se tomen todas las decisiones económicas y estructurales necesarias, sean o no populares, las proponga quien las proponga, pero desde esta Secretaria Nacional opinamos es suicida pensar que ahí termina todo. El bien común es tarea de todos y comienza por ahí, fundamentalmente en nuestras Asambleas Regionales y desde nuestras Alcaldías, con la generosidad exigente de buscar lo mejor hacia la ciudadanía como si fuese propio, más aún, cuando tenemos miles de familias fuera de lugar.
Estamos en la hora del Bien Común ¿Cuándo empezamos? Vislumbramos y palpamos una Exclusión Social galopante. ¿Qué hace ahora la Asamblea Regional? ¿ Y nuestros Ayuntamientos murcianos?
Mariano Galián Tudela
Secretaría Nacional de Formación, Estudios y Programas- VALORES.
