Un artículo relleno de máximas

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Un artículo relleno de máximas

Pienso, que el género del artículo, cabe en síntesis todo y todos los géneros. Solo es cuestión de maestría y de recepción adecuada de los lectores. 

Este aserto se cumple, con Jacinto Benavente, en la columna que escribió el 22 de enero de 1948, titulado Hojas de Almanaque, y que publicó en el ABC. Este artículo está lleno de frases y máximas y refranes y sentencias populares y menos populares. 

La finalidad del artículo, entre otras, es que ahora, en cuatro o seis mil caracteres, antes en mil palabras, antes de antes, en dos o tres páginas, unas tres mil palabras, se sintetice una realidad de la realidad real, sea interior o exterior, casi siempre ese juego interior y exterior. Y, en este partido, miniajedrez, se incluyan todas, gran parte de las reglas de juego de las visiones humanas, de sus corazones y deseos y pasiones y emociones y conjuntos de ideas e intereses… 

Se ha discutido en este último siglo, hasta la saciedad, la idiosincrasia y esencialidad del artículo periodístico, si está dentro de la información o dentro de la literatura, o en ambos mundos, si es analítico o es metafórico literario, o ambos mundos, si responde a la situación actual, además de las servidumbres al medio que lo publica, o en ambos mundos, o, si es libertad del autor o autora, o ambos mundos, o, si es información de realidades concretas o es interpretación del sujeto escribiente, o en ambos mundos... 

En este artículo de don Jacinto Benavente, como casi todos los intelectuales-escritores-pensadores-artistas, de nuestro suelo patrio, aunque tengan mucha fama-notoriedad-premios en vida, después, a todos y todas, los sometemos al desierto del purgatorio de los escritores. Así, se denomina en la jerga de los intelectuales. Todo creador, cuando fallece, pase el largo desierto en busca de Beatriz, muchos no resucitan ya, al mundo cultural, algunos, solo con un título o producción. ¿Por qué se produce esta realidad en este suelo pentagonal de nuestra tierra-sociedad-civilización, es como una muerte constante al padre-abuelo-bisabuelo…? 

¡No lo sé, existen excepciones de excepciones, pero no lo sé, no sé si será la competitividad de los nuevos que se quieren hacerse un nombre, no sé si es, esa envidia que lacera el corazón de este pueblo, no sé si será esa lucha y guerra ideológica, que se lleva casi al exterminio cultural y conceptual, si se puede, del que se define, como potencial adversario de ideas…! 

Pero si Benavente, fue capaz de redactar un artículo con solo frases y epigramas y máximas y sentencias y versículos bíblicos transformados y axiomas y… Es la demostración clara y preclara, que con un artículo, es un avión-buque-cohete que nos puede llevar a cualquier lugar, del corazón y de la realidad humana. Solo necesitamos, pienso que dos realidades, primero, que se resuciten, los cientos de miles de artículos que en estos tres siglos se han ido publicando en las hojas y gacetas y gacetillas y periódicos y radios de esta sociedad. 

Segundo, que los autores y autoras, tengan el valor, de plantearse, que si alguien, ha obtenido el premio Nóbel de Literatura, con novelas o con libros de poemas o de teatro, existe la posibilidad, que alguien lo haga, con artículos periodísticos literarios. Que esa puerta está por abrir, y, que esa habitación-palacio espera a la humanidad. Que la humanidad se merece darse ese regalo, ese triunfo… 

En nuestra Piel de Toro, actualmente, se indica que existen, entre mil y mil trescientos medios periodísticos, la mayoría, en digitales, algunos en papel y digitales, de todas las audiencias, locales o regionales o provinciales o nacionales. Si ponemos una media de cinco artículos o columnas publicadas cada día. Serían unas cinco mil diarias, si multiplicamos por treinta días de un mes, serían ciento cincuenta mil al mes. Si multiplicamos por doce meses, pongamos por bajo, un millón y medio al mes. 

Me dirán, enseguida, es que algunos digitales, apenas publican en la sección de opinión, dos o tres artículos cada día. Cierto es. Por eso, tomemos esa cifra mínima. Nadie me negará, que al menos entre setecientos mil y un millón de artículos se publican en esta sociedad o país, cada año. O, si no, que tantas organizaciones de prensa provinciales, tantas facultades de periodismo existentes, tantos doctorandos, que nos indiquen una cifra real y más aproximada, teniendo en cuenta, los artículos que se escriben, también en otras plataformas, webs, revistas de todas las ramas, en radios y televisión, artículos hablados o con imagen, en blogs de particulares… 

Los que, somos modestos articulistas, o los que sean profesionales con estipendio, nuestra obligación es intentar un producto bueno y verídico y racional y moral. Ese es nuestro deber, igual que esperamos que el pastelero nos surta de un buen pastel, y el jamonero de un buen jamón. Es nuestra modesta y humilde contribución a la sociedad. Nuestro lugar en esta enorme sinfonía de multitud de voces e instrumentos y cantos que es la sociedad, en la que habitamos y nos habita. 

Recordemos al polifacético ingenio y genio de Leonardo: “El que poco piensa, mucho yerra”. Aunque. yo diría, al gran Leonardo, que el que mucho piensa, también, mucho yerra, aunque es infinitamente mejor analizar-pensar-estudiar-informarse-documentarse que lo contrario.  

Volvamos al saber ortodoxo, ciencia y filosofía esencialmente. Volvamos para beber agua, lo más cristalina, más pura, lo más verídica, después, combinemos de forma adecuada con el resto de saberes –teologías, culturas, artes, estética…-, porque no solo somos solo carne, ni solo somos solo mente, sino también alma-espíritu...  

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