El concubinato y la pareja

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El concubinato y la pareja

Han pasado unos días desde que se celebró el Día de la Mujer, y todo parece indicar que las demandas del feminismo en España se decantan para la abolición o prohibición de la prostitución. Y yo las aplaudo, pero creo que hay algo que se les está escapando a los movimientos feministas y es que el patriarcado, todavía imperante en ciertos ámbitos sociales, está humillando al sexo femenino de una forma casi burlesca.

Hace unos días, tuve conocimiento mediante algunos abogados melillenses que la pareja de hecho en España es una relación de "concubinato". Es decir, "concubinato o pareja de hecho" es lo mismo a nivel jurídico. Estas nominaciones me recuerdan a mis tiempos de instituto que cuando una chica rechazaba a un chico, éste la criticaba y calificada de pelandusca como mínimo, pero todos sabíamos que era más una cuestión de despecho que otra cosa.

El caso es que reaccione así un chico de dieciséis años, tiene su explicación, pero que el Ministerio de Justicia llame concubinatos a toda relación oficial que no case el juzgado, suena a despecho adolescente. Vamos por partes:

El matrimonio viene de la unión etimológica latina de "Matriz" (matriz) y Monium (calidad de o patrimonio o pertenencia). Un matrimonio jurídico no es otra cosa que el contrato entre un hombre y una mujer por el cual el Estado reconocerá a los hijos de los contrayentes como legítimos.

No existen concubinos, solo concubinas, ya que las consecuencias del sexo marital solo las tiene la mujer. Y concubina, como dice la palabra latina "cubine" yacer en un lecho o lugar para dormir y el prefijo latino "con" impica acostarse con alguien. La responsabilidad de un hombre con respecto a su concubina es simplemente ofrecerle una cama o algo similar para tener relaciones maritales con ella.

Si atendemos históricamente a lo que han sido las concubinas, la etimología no falla: han sido mujeres jóvenes de bajo status quo (pedigüeñas, esclavas de guerra, criadas, etc, etc) amancebadas y mantenidas con la única función de darle placer al hombre de buena reputación y solvencia económica, cuya esposa ya pasaba de cierta edad. La esposa por mantener su calidad de vida se lo permitía. Sin embargo, los hijos de las concubinas formaban lo que hoy llamamos una familia monoparental, eran putativos o bastardos, dependiendo de la cultura. Mientras que los hijos fruto del matrimonio eran "legítimos"...La única familia reconocida por el Estado era la formada por el marido y la mujer casados junto a los hijos de ambos. Sin embargo, matrimonio no implica "pareja", solo implica legitimidad de descendencia de pleno derecho. La separación del marido y la mujer "no rompe el matrimonio".

La pareja, tal y como nos indica etimológicamente la voz latina "Par, Paris" significa (dos iguales),

por lo que si aplicamos esta palabra a una relación sentimental significa unión civil nacida del convenio de común acuerdo entre ambas partes para llevar una vida en común y en condiciones paritarias de convivencia entre "dos personas". La pareja no es un matrimonio light o suave o similar, sino que es otro tipo de relación con fines muy distintos. La pareja es la responsabilidad y el compromiso de compartir una vida en común, se tenga sexo marital o no (con penetración o sin ella), en la comida, en el cuidado de los hijos y también un acuerdo de separación previo que debe estar acordado por ambos contrayentes en el caso de ruptura, ya que la separación "sí rompe la relación de pareja"… Por lo tanto, la denominación de quienes forman una pareja es la de "esposo y esposa", y la de un matrimonio "marido (sexo activo en la penetración reproductiva y mujer).

Los hijos fruto de una pareja son legítimos y la madre y el padre forman parte de la familia del hijo. Así pues estos hijos no son bastardos, ni forman parte de una familia monoparental...Desde mi perspectiva, llamar concubina a una esposa es una salvajada, máxime cuando es una exigencia de la mismísima boda "Católica" que la relación matrimonial fuera de la pareja está prohibida.

En nuestros días la llamada "pareja de hecho" es el medio que tiene el hombre en acuerdo mutuo con su pareja de declarar y oficializar que su compañera "no es una concubina", sino su "esposa". Además de ser la única unión laica que une a dos personas que se enlazan por convenio paritario. Es el único medio que tiene el hombre de, en caso de ruptura, poder rehacer su vida. Ya que aunque las leyes del matrimonio actuales son justas, en el contexto social en el que vivimos, si un hombre tiene un hijo, la mujer puede echarle de su casa cuando quiera, y él deberá de dar una pensión compensatoria a la madre y una paga por los hijos, mientras que él, de no tener padres, podría vivir en la calle y ella en vez de unirse con otro hombre, podría ser una follamingos (la real evolución del concubinato en la actualidad, dada la independencia económica de la mujer) de otro hombre sin ningún tipo de compromiso, para no perder la pensión de su ex marido.

Así pues, el matrimonio en nuestros días, desde mi perspectiva, es un contrato inmoral y coercitivo, aunque sí oficial, donde el hombre está a expensas de la buena voluntad de su mujer, pero que de no sobrepasar los dos mil quinientos euros de sueldo, podría suponer la ruina de su vida o el robo sin escrúpulos de su libertad e integridad personal.

La única solución que tendría el matrimonio para tener manera de ser en la actualidad sería que ambos contrayentes se unieran bajo un convenio matrimonial acordado previamente entre ambas partes. Pero eso ya no es problema de la ciudadanía, sino de nuestros políticos...Como casi siempre.

Yo personalmente me conformaría, ya que el régimen de unión civil depende expresamente de las comunidades autónomas, que el término "concubinato" se erradique de raíz en la Región de Murcia. Opino que llamarles "putas" a las esposas que no une el juzgado suena a despecho de primeros cigarrillos.

Francisco Eduardo Fernández

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