El Diario de Moshé Flinker

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El Diario de Moshé Flinker

Este niño/adolescente muy religioso y espiritual, se preguntó en este libro-diario-testimonio-testamento sobre la finalidad del sufrimiento que ha tumbado-sufrido su pueblo. 

Moshe Ze´ev (Maurice Wolf) Flinker (La Hay, 1926 – 1944, Birkenau) redactó un Diario entre 1942-1943. 

El ser humano desde Caín y Abel, desde Adán y Eva, mitos y símbolos de la realidad humana, del bien y del no-bien, del mal, siempre está luchando para descifrarse a sí mismo, en la enorme barahúnda de estímulos interiores y exteriores, de emociones e ideas, de situaciones y circunstancias, de conceptos y fines… El hombre es un enorme volcán-laberinto-puzzle de realidades que afectan desde el exterior al interior y del interior al interior. Aquí, en definitiva, nos estamos planteando el problema del mal, de la maldad, de los males, del Mal. 

Este adolescente-niño representa un caso, una persona, un ser que no pudo estar todo el tiempo en este mundo, porque un mal radical se abalanzó sobre él y su familia y las personas de su condición y de su religión, sin saber muy bien el qué y el porqué y el por qué. Este mal, que es un mal radical, pero que se diversifica en muchos males. No es solo que a un adolescente se le rebana-aniquila-secciona la vida, la única vida que tenía, y, más en Occidente, que no creemos mayoritariamente en la transmigración-metempsicosis, sino que se le destruyen multitud de posibilidades, derechos, realidades. Uno, que no se suele indicar lo suficiente, “se le prohíbe ir a la escuela y a la Escuela”. 

No podemos negar la realidad, este mal que cayó sobre cada judío concreto, de carne y huesos y nervios, y sobre sus familias, y, sobre toda su comunidad, incluso aquellos que no eran judíos ya de religión, sino que tenían un padre o una madre o ambos judíos, de ascendencia judía. Este mal, tan profundo y tan radical y tan absurdo y tan irracional. Un mal que nadie o casi nadie, podría esperar, n ese grado de maldad y de universalidad, -porque persecuciones a los judíos han existido, demasiadas, en tantos siglos, pero jamás, con la categorización de ésta que se produjo, solo hace unas décadas, reitero hace solo ochenta años, solo ocho por diez…-. 

Hablan, desde muchas perspectivas, como fueron en general tan dóciles, y, fueron llevados al matadero como corderos, fueron llevados a la pira de la sangre y del sacrificio. Pienso, que hubo muchas razones, y, que ellos, que durante estas décadas, se han sentido culpables, porque no hay familia judía de Europa, que no perdiese al menos, un miembro, un ser, cuándo no dos o tres o cinco… Se han estado torturando y haciendo esta pregunta, doliéndose por dentro. Porque no es solo que alguien, perdiese a su padre o madre o hermano o a su abuelo o a su abuela o a todos, incluso tíos o primos o hermanos del padre, etc. 

Sino que después, los sobrevivientes, les quedó la grave pregunta, porqué yo, he sobrevivido, porqué sucedió esto, porqué no pude hacer otra cosa, porqué no nos defendimos, porqué… La autotortura y la autotragedia les ha durado durante toda su existencia. Cuándo les nacía un hijo, se harían preguntas, cuándo les naciese un nieto, también… 

¡Si les sirve a esos descendientes de consuelo, yo, yo que no soy judío, viendo el momento histórico, teniendo en cuenta una serie de variables de dicho espacio…! ¿Si les sirve de consuelo, pienso que yo en su caso, posiblemente habría obrado del mismo modo, porque, aunque supiesen lo que se hacía, pensaron muchos, que no sería totalmente verdad, que podrían salvarse como en otras épocas, porque fue un plan enormemente maléfico y muy bien preparado y estructurado y organizado y gestionado y llevado a la práctica…! La industria de la muerte a nivel industrial, en sentido estricto. 

Un millón y pico de niños/adolescentes, menores de 16 años sacrificados en la pira del sufrimiento-crueldad-irracionalidad máxima, un millón y pico de niños, la inmensa mayoría judíos, pero también de otras etnias y situaciones –gitanos, niños con deficiencias físicas o psíquicas…-. Un millón y pico de niños y niñas, muertos en condiciones diversas y diferentes, desde el transporte inhumano, en guetos por enfermedad y hambre creada adrede, en los transportes, en los campos esperando el día de la abertura de la puerta al Otro Mundo, o la puerta de la liberación, o, ser maltratados de multitud de formas y maneras, que miedo da narrarlas, muchas de ellas, y, muchos, demasiados, -uno, solo uno, ya sería un infinito-, convertidos en aire y cenizas… 

Es una cifra que supera nuestra inteligencia, conocimiento, entendimiento, afectividad. Al menos la mía. Toda mi modesta existencia, entre muchas otras realidades, he estado analizando el problema del bien y del mal. Y, como la medicina, si deseamos curar las enfermedades-patologías-síndromes tenemos que analizar-estudiar-comprender, la enfermedad y los enfermos. Esta realidad del holocausto-shoah, supera todos los parámetros de la humanidad, hasta el momento. 

Estudiamos para analizar el bien y el mal, para que no se vuelva a repetir; por y para homenaje, de todas estas personas; para llevar un poco de consuelo, si alguno de ellos, descendientes leyese alguna de estas líneas. Escribimos porque pensamos, pensamos porque observamos la realidad. Y, esta realidad es enormemente trágica. No existen verbos-adverbios-substantivos-adjetivos, ni símbolos-metáforas-símiles para entenderla, ni aceptarla.... Esto supera todo el horizonte humano. Si existe un mal radical, éste se acercó mucho a ello. 

Sugeriría a los distintos Museos del Holocausto existentes, a los distintos Museos Judíos que de todos los autores y diarios existentes, no solo se hiciesen, de cada uno de ellos, una entrada en Wikipedia, sino distintas documentales, traducidos o subtitulados en distintos idiomas. Pienso, que es o sería una manera-forma de indicar al mundo, “no se terminó, totalmente, con esta vida”. Este señor Moshé Flinker, sigue con nosotros, su voz no ha sido apagada, tiene ya noventa y seis años, y todavía, nos habla, está más vivo, que todos sus verdugos… Paz y bien.  

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