“Borges y el Nobel”

Autor:

“Borges y el Nobel”

Todo escritor/a de joven añora el Nobel. Piensa que empieza una carrera que terminará potencialmente en el Nobel, aunque, sabe que es una imaginación. 

Dicen que en una feria o encuentro de libros, Borges se encontró con Videla, y, como es obvio les retrataron para la historia, y, para los medios de comunicación del día siguiente, a nivel nacional e internacional. Dicen que cuándo se marchó de ese encuentro fortuito e instantáneo, en mitad de la exposición, dijo Borges: “Sabrá este hombre que me ha quitado el Nobel o que he perdido el Nobel otra vez”. –Existen distas versiones-. 

David Gistau en un artículo titulado: El Canon Nobel, de El Mundo, 10 0ctubre del 2008 trata de estas cuestiones y algunas más. Decía, o dicen que decía Cela, que cuando era joven, “prefería que le otorgasen el Nobel, aunque tuviese que estar en la calle paralítico pidiendo”. Después, ya adulto, pensó, y, más cuándo lo había recibido, “que aquello era una exageración” –aunque señalamos con comillas, no es un texto exacto, sino solo parafraseado., suponemos que verdad o con cierta certeza cierta-. 

El problema de los métodos humanísticos de los saberes humanísticos –artes, literatura, filosofía, teología, ciencias sociales en cierta medida…-, comparados con los métodos científicos, que las proposiciones o enunciados, según Popper, no se pueden falsar o falsear, ni verificar o verdadificar, dicho de otro modo, no podemos saber y conocer y entender, con total grado de certeza, o con mucho grado de verdad, si un enunciado o cien son verdaderos o son falsos, si una obra de creación humanística es notable o excelente o genial o no lo es. Y, por tanto, en la valoración de las obras culturales, intervienen multitud de factores y variables, entre otros, la aceptación sociopolítica, por corrientes fácticas de influencia y de valoración y de entendimiento y de comprensión… 

Se dice, que existen, actualmente, cerca de un millón de escritores en activo. Como en todo, la inmensa mayoría seremos/estaremos, en una escala del cero al diez, entre el uno y el cinco, e, irán disminuyendo su valor y calidad y creatividad e ingenio y profundidad y esencialidad en cantidad, cuándo vayan ascendiendo del y en el panorama del saber y de la calidad y de la genialidad. Pero el grave problema es. Primero, como conservar, lo que realizan esas personas, porque puede suceder, que hoy, sea valorado de forma y en forma, mediocre, pero quién sabe, si dentro de cien años, se analizaría de otro modo. Segundo, cómo valorar hoy, el valor de la realidad, entre tantos, que sistemas o redes de selección existen, y, si estas son racionales y ponderadas y maduras… 

¡¿Esto aplicado al género del articulismo literario o de opinión o cultural o personal, cómo quieran denominarlo…!? Cada día se publican, quizás, en el mundo, cien mil artículos de esta clase. ¿Cómo valorarlos o analizarlos? ¿Cómo en medios periodísticos de todo tipo y audiencia, desde locales a comarcales o provinciales o regionales o nacionales o internacionales, quién puede asegurar, que cada día, una columna, pasa sin pena, ni gloria, y, se perderá en la enorme galaxia de la producción cultural periodística, y, es un texto que abre caminos buenos y nuevos de interpretación en una temática, o dispone de una belleza que abre autovías, o…? 

Esto que estamos aplicando aquí y ahora, a la literatura, o, como ejemplo o símil al articulismo, podríamos aplicarlo a la pintura, a la música, y, a todos los saberes humanísticos y artes. Véase y léase al ensayo o a la filosofía o a la teología o…  La racionalidad en el mundo de la creación cultural no científica, diríamos que es, a granes líneas, irracional y arracional y antinacional, es alógica, antilógica e ilógica, combinado con amoral y antimoral e inmoral. Dirán que exagero, pero piénsenlo bien, que alguien, lleve construyendo una producción cultural en las humanidades, treinta o cincuenta años, que haya dedicado docenas de miles de horas, además del estudio, búsqueda, análisis, y, la realización en sí. 

Que haya formado o conformado un corpus en una temática y en un género, sea poesía o novela o ensayo o pintura o música o, el tema/género/arte/saber que sea, y, después, en su provincia o en su región, realicen diccionarios-directorios-archivos de autores/as de esa temática y género, y, a esa persona y obra, no le mencionen, y, si lo hagan con cien autores/as o, aún con más. Es la demostración que la gestión de la cultura y de la industria cultural, no ha llegado a una racionalidad moral suficiente. Porque al final, quién sabe lo que estamos perdiendo y olvidando y, estamos dejando que se deteriore, incluso admitiendo que no sea excelente, sino solo mediano, pero incluso entre lo mediano, pueden existir de mil poemas/pinturas/dibujos/música/moda/diseño…, tres que son/sean excelentes. 

Dicen que a Kafka, no le otorgaron el Nobel. Pero este juicio no es cierto, ni verdadero, porque cuando falleció no se conocía nada de su trabajo. Pero si la producción de Borges. El mundo cambiaría ostensiblemente, y, sería más justo y equitativo, si se buscasen dos objetivos: que la producción cultural, de toda persona, en cualquier terreno del saber, no se perdiese. Hoy, la informática lo permite. Segundo, que se busquen sistemas racionales y morales de selección de obras y de valoración de ellas, a y, en todos los terrenos, géneros, especialidades y saberes. Paz y bien 

“Borges y el Nobel” - 1, Foto 1
Murcia.com