¿Dioses del olimpo?

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¿Dioses del olimpo?

Me da la impresión en estos días que no está dejando indiferente a nadie las figuras de deportistas como el del Palmar "Alcaraz", ni como otros que están o han estado pasando por tales pasarelas como nuestros grandísimos Nadal, Paul Gasol, Mireia Belmonte o el mismísimo Alberto Contador. España se ha convertido en un vergel de deportistas fuera de lo común y ello dice mucho de nuestro país, pero ya hace tiempo saltaba la nefasta noticia de la gran Simone Biles, gran gimnasta americana, donde observábamos su retirada de cuatro finales olímpicas en los Juegos de Tokio 2020 por motivos de salud mental. Le llamaron débil y otros le aplaudieron como valiente al priorizar su salud por encima del mundo mediático global, pero sí tenemos claro que están más allá de lo que el humano puede alcanzar y que, como Paris, en la mitología griega, alumbra a los destellos de las estrellas con una fuerza arrolladora y cercana a lo medio sobrenatural.

El problema de Simone era mental en esos momentos de alcanzar el ansiado Olimpo medallístico y, como ella, muchos deportistas han sufrido verdaderos estragos de un año adicional en sus rigurosos planes de entrenamiento de bastantes años. Este es verdaderamente el ciclo en el que se rigen los atletas de élites o de otras artes, así lo han hecho tiempos atrás grandes artistas como Luciano Pavaroti, Camarón de la Isla, Imperio Argentina y la mismísima Lola Flores o Monserrat Caballé. Lo previo ante cualquier competición, plan de galas musicales o artísticas, han sido los meses de más trabajo y más exigencia personal. Son años completos de extenuante ejercicios deportivos, gargantas y horas de baile para pelear por un lugar en los podios olímpicos deportivos, de las artes y de todo aquello que suponga la subida de 20 escalones más por encima de lo que todo humano lleve día tras día.

A la pobre Simone Biles le llamaron de todo y, llevar las esperanzas de todos los estadounidenses junto a millones de fans internacionales sobre los hombros no es tarea fácil. Recogemos por un momento una noticia mediática que acaba de saltar: la vida del gran atleta almeriense Yago Lamela que pasa directamente al teatro español donde en mayo de 2014 se lo encontraban muerto en casa de sus padres y ahora, 9 años después, se han dado cuenta que ha sido una auténtica tragicomedia debido a la búsqueda del "hibris" del héroe y su deseo de ir más allá de los límites, de las marcas y de su fisiología. Recuperemos a otro grande de los nuestros, D. Luís Suárez, gijonés de pura cepa, profesor, historiador, escritor y académico español. Todo un símbolo de las letras españolas y un plusmarca y batallador donde los haya. En esta vida se requiere fuerza y valentía renunciar a aquello para lo que llevas entrenando si deseas salir del estadio medio en lo que andan nuestros convecinos, pero no somos atletas de esto o aquello para activar el piloto automático y realizar lo que la masa nos pide, aunque acabe perjudicando la propia salud. No olvidemos que somos personas y a veces hemos de dar un paso atrás.

¿Quién puede entender a esta gran buena panda de artistas, atletas , grandes pintores o escritores? ¿Quiénes? Los que andan en los mismos caminos, si no que se lo digan al mundo de los poetas. Son ellos los que están, los que saben qué supone tener que renunciar a todo por el oro de la actividad en que te encuentras. Biles, por tanto, ¿es una débil y blanda, como unos pocos la tildan, o sí ha mostrado fortaleza al hacer algo que pocos se han atrevido con tanta exposición mediática?

Las necesidades de ejemplos a seguir, de cualidades ajenas que admirar y el deseo de trascender pueden provocar que situemos en un pedestal a los grandes olímpicos de todas las ramas. Pero el precio que se les exige por ese pedestal es muy alto: dejar de ser humanos, abrazar la perfección, desplegar las cualidades que los admiradores desearían tener y cumplir, el deseo épico de los héroes triunfadores, pero hay un factor que limita a tanto coronamiento: somos humanos y nos gustaría seguir siéndolos, por ejemplo, sacando a nuestra familia adelante.

Acuérdense del 2019 con los escándalos acaecidos por velocistas americanos, Allyson Felix y Phoebe Wright, criticando las políticas de la marca Nike con respecto al embarazo de las atletas. El hecho hizo que con la indignación generalizada Nike tuviese que cambiar sus cláusulas en los contratos, ofrecer proyección a la maternidad y apoyar a los atletas a tener hijos. Deseaban sentir más valor como personas, que donde estuviesen trabajando y disfrutando.

Tales decisiones han obligado a los espectadores en abandonar las imágenes idílicas que albergan. El paso adelante que dan nuestros grandes artistas, en este caso Biles, de mostrarse vulnerables e imperfecta, sería una magnífica puesta en escena de este necesario cambio de percepción. Cuando se conquista todo, cuando crees haber llegado a la cima ¿qué más nos queda por ganar? A estas horas, pasadas ya las Olimpiadas, parece que ese oro que andaba buscando se lo ha llevado de sobra. Pero no nos olvidemos así, que el paso de subir algunos peldaños más para salir de lo mediocre y buscar la excelencia, hoy por hoy, sin dejar de ser humanos, también es un buen objetivo, objetivo que muchos no lo desean. El mundo del político se puede aplicar también estas recetas.

MARIANO GALIÁN TUDELA

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