“Todas las mañanas”

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“Todas las mañanas”

Miles de millones de seres humanos, hombres y mujeres, cada día, mañana o tarde o noche salen de sus casas para ir a realizar un trabajo, un oficio, profesión, vocación… 

Existen, según una agencia del gobierno americano, unos trece mil oficios o profesiones o puestos de trabajo diferentes, en Estados Unidos. No sé, en esta clasificación cuántas otras existirán en el mundo. Supongo que existen cientos que los norteamericanos no tienen taxonomizadas e indicadas… 

Cada día, el mundo se va cambiando, cada día, miles de millones de seres humanos, realizan actos, que por un lado conservan el mundo, y, por otro, lo transforman y lo cambian. Cualquier oficio o profesión que sea digno, legal y moral, cambia el mundo hacia el bien. El mundo se va perfeccionando. Puede ser alguien que venda chuches en una tienda, alguien que está investigando la nueva energía para el futuro, alguien que dirija una sociedad con el instrumento del Estado. 

Este modesto artículo tiene la intención de perfeccionar el mundo, el cosmos, el universo y la realidad humana. Intenta buscar realidad, por tanto, verdad-veracidad-verosimilitud, bondad-bien, bien moral y bien en distintos sentidos, -bienes instrumentales, plagiando a la Escuela de Frankfurt-, belleza, con racionalidad y prudencia. 

Si un trabajo, cansado y agobiante o monótono o cansado, muchas veces, realizado por necesidad, no por vocación o deseo, puede incluso, que por debajo de la preparación profesional y académico de la persona que lo realiza. Si un trabajo con ciertas características negativas, se realiza con enorme cansancio, la persona tiene derecho y deber, en la medida de lo posible, realizar un trabajo más acorde con su condición. Pero mientras tanto, debe sentirse orgulloso de él y con él, porque está contribuyendo al bien de su sociedad, de la humanidad… 

Cierto es, que en el mundo, hay que realizar un enorme esfuerzo, para que el trabajo, todo tipo de trabajo sea bajo las pautas de las grandes organizaciones de y sobre el trabajo, que intentan dignificar la humanidad, la labor laboral, la labor profesional, la labor productiva. También es cierto, que cada persona, en el intercambio de servicios y mercancías debe continuar la luz-camino-senda de la moralidad correcta y de la ley de la sociedad. De tal modo, que no contribuya con/por intercambio de dinero por/en servicios o por/con mercancías, que estos actos sean inmorales, no bajo el imperio de la ley, no en la órbita correcta del sentido común y la prudencia y la racionalidad... 

Nadie debe aprovecharse de la debilidad de la otra persona, de la vulnerabilidad de otro ser humano, por diversas razones y circunstancias. Sino que el trabajo debe intentar buscar paz y pan a todo ser humano. El que lo realiza, el que lo ejecuta, el que lo dirige, el que consume de esos bienes que se producen y de esos servicios… el trabajo debe seguir también, unas leyes racionales, una moral correcta y adecuada, una prudencia racional y eficiente y necesaria… 

Toda persona tiene el deber y el derecho del trabajo. Salvo por enfermedad, jubilación, debe intentar contribuir al bien de la sociedad y de su familia. Incluso en la jubilación, cada persona, con buena salud, debe intentar contribuir al bien del resto de la sociedad, de su propia familia, en la medida que pueda. El estudiante y el estudiar y el aprender es una manera de trabajo, porque se está preparando para el bien de la sociedad, para realizar una función, para aprender disciplina y buenas costumbres, para autocontrol en distintos sentidos y formas y maneras… 

Todo ser humano, aunque su trabajo sea modesto, no sea valorado por el papel couché y los comentaristas de las televisiones, aunque no tenga una enorme remuneración, cada trabajo, cada individuo debe sentirse orgulloso de él, si es legal y si es suficientemente moral. Si no lo es, en la medida que pueda, debe intentar buscar otro trabajo. 

Las personas, que por el desempleo o situaciones similares, no realicen una labor remunerada, deben continuar formándose y estudiando y preparándose para realizar distintos trabajos posibles, según su formación y sus posibilidades. Y, mientras estén en esa situación, no debe dejar de formarse, no deben dejar de buscar trabajo, deben intentar no caer en malas costumbres y hábitos y actos y actuaciones. Y, en la medida de lo posible contribuir al bien propio, de su familia, de la sociedad y de su Estado. Debe procurar no perder la espera, ni la esperanza… 

El trabajo también, para los creyentes en un Ser Superior Personal e Infinito y Omnipotente, tiene también una función espiritual y religiosa. Es de alguna manera, colaborar en el plan de Dios, de perfeccionar la tierra, de moralizar los actos humanos, de espiritualizar toda labor buena y necesaria y legal y moral… 

Uno, debe ser consciente, que tiene el deber y el derecho de mejorar su situación laboral y profesional, bajo la legalidad y la moralidad, Y, en la medida de lo posible, si es posible cristalice y se materialice su realidad vocacional. Pero mientras tanto, debe colaborar en el bien propio y de su familia y de su sociedad y de su estado, haciendo lo mejor posible su labor profesional. 

En definitiva, sentirse orgullos, que con su labor contribuye al bien y a la perfección de la sociedad. Que poner un café a un cliente, con agrado y de forma correcta, está perfeccionando la vida y la existencia humana, aunque, aparentemente, no haga grandes cosas, no tome grandes decisiones sociales o políticas o culturales o religiosas… Paz y bien…  

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