"Las dos mellizas"

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Cada mañana antes de llegar a la escuela, Nuria y Lola, se esperaban en la puerta del quiosco donde compraban el almuerzo.

Costumbre que desde infantil iniciaron con sus respectivas mamás y continuaron haciendo solas los cursos quinto y sexto de primaria.

Eran amigas inseparables, tenían muchas cosas en común: - Fueron hijas únicas hasta que cumplieron cinco años, en lo que allá por el mes de mayo nacieron sus hermanitas.

-Eran muy aplicadas en el cole, tenían gustos muy afines.

-Vestían de forma similar.

-Se cortaban el pelo de igual manera.

-Jugaban en el mismo equipo de vóley.

-Y no digamos los complementos, todos iguales, hasta les gustaba comer lo mismo.

Por cierto las zanahorias del huerto de Tomás les chiflaban, al menos media docena por semana consumía cada y el puré de calabacín era un clásico para cenar cada miércoles… Compartían todo, no solo cosas materiales, también confidencias y secretos.

Se complementaban, pues la timidez de Lola, era suplida por la desenvoltura y el desparpajo de Nuria, la tranquilidad de Lola compensaba los nervios de Nuria y así con otras muchas características de una que suplía las carencias de la otra.

En el cole sus compañeros les llamaban cariñosamente, ¨las mellizas¨.

Todo cambió a final del curso escolar antes de pasar al instituto.

Se incorporó al grupo una nueva amiga, Raquel, al principio todo iba a las mil maravillas, ¡qué bonito las tres inseparables!.

Pero pronto la situación cambió drásticamente para Lola.

Al realizar el viaje de estudios, las tres durmieron en la misma habitación.

Aparentemente entre ellas se empezó a forjar una bonita amistad.

Lola como era más tranquila y necesitaba dormir más, se quedaba frita ya bien tarde entre risas y charlas.

Momento que aprovechaba Raquel para ¨calentarle la oreja¨ a Nuri con críticas infundadas, pero convincentes para ella, que fue dejando de hablar a Lola dando de lado e inició una amistad con Raquel, parecida a la que había mantenido con su amiga desde siempre.

Fue un momento muy duro para Lola, porque no entendía lo que pasaba.

A la vuelta del viaje, veía como Nuria le ponía excusas y en lugar de quedar a las 8:50 horas cada mañana en el quiosco de Matías , como habían hecho desde tanto tiempo atrás, lo hacía con Raquel al menos 10 minutos antes para no coincidir con ella.

Cuando Lola llegaba esperaba ser atendida y Matías le decía que su ¨melli¨ ya había pasado por allí.

Se entristecía mucho y los tres minutos que separaban el quiosco del colegio se le hacían una eternidad.

Caminaba cabizbaja, buscando la aprobación de su amiga, que alegremente hacía juegos de palmas con su nueva amiga e ignoraba a esta.

Por las tardes dejaba en visto cada mensaje que ésta le ponía.

De hecho, ni hacían videollamada para que Lola le dijera y explicara las tareas como de costumbre hicieron tanto tiempo.

Nuria era muy creativa pero super despistada y Lola muy ordenada y metódica y siempre había sido un referente para ella.

Lola no se explicaba que podía ocurrir.

Se culpaba porque pensaba que había hecho algo mal y no sabía que… Además su amiga no le daba la oportunidad de poder hablar y de que le explicara que ocurría.

No solo le daba largas con excusas baratas, si no que terminó por dejar de hablarle.

Lo pasó francamente mal.

Ni se le pasó por la cabeza el maquiavélico plan que había ideado Raquel para separarlas.

La tenía obnubilada, en lo que antes veía virtudes en Lola, ahora solo veía defectos y motivos de crítica.

Llegó el final de curso y no se fueron de campamento juntas como fue habitual durante tanto tiempo y tampoco pasaron esas divertidas semanas la una en casa de la otra en su lugar de vacaciones.

Llegó el momento de la despedida, sus vidas se separaron, no solo porque fueron a institutos diferentes, sino porque Nuria estaba absorbida por la personalidad de Raquel, que tenía un encanto especial para convencer con lo que eran falsedades.

Ésta se sentía feliz de tener una amiga entregada a ella, con manipulaciones y mentiras, que ella misma creía.

Realmente no era consciente del daño que había hecho a Lola y que también estaba haciendo a Nuri y por supuesto se hacía ella misma.

El caso es que ambas amigas tomaron rumbos diferentes y se separaron por completo.

Ni se veían ni sabían nada la una de la otra.

Nuri siguió con Raquel varios años más.

Sí es cierto que en momentos le venía algún que otro ¨flash a la cabeza¨ y recordaba algún ¨momento mágico¨ como ellas llamaban y de los que tantos compartieron.

Sin embargo, Lola nunca olvidó a su amiga y aun habiéndole hecho tantos desaires y desprecios continuaba manteniendo alguna que otra foto en el corcho de su habitación, en la que aparecían ambas.

Sí es cierto que éste no estaba repleto como antes, ya que iba añadiendo fotos nuevas y quitando aquellas en las que estaban las dos.

El instituto fue una etapa muy buena para Nuri en algunos aspectos, quien se socializaba a las mil maravillas y se divertía como nadie, aunque no tan bueno en otros.

Su rendimiento bajó bastante y lo peor de esto, no es que estuviera despistada, es que le daba igual todo.

Estaba en una actitud pasota y contestona hacia sus padres y muy rebelde.

Le alimentaba hacer la contraria e ir al revés de todos.

Aun así tenía un imán que atraía a sus compañeros a quien les encantaba estar con ella.

En cambio a Lola, le costaba acercarse a nadie y hacer amigos debido a su timidez.

Se refugió en la danza y se centró en estudiar.

Sacaba unas notas espectaculares y consiguió que la eligieran en un musical de su localidad para desempeñar un pequeño papel.

Era tan discreta, que no tenía a nadie con quien celebrarlo.

Se acostumbró a tener solo compañeros de clase y no amigos.

Sí le pedían apuntes y que les ayudara, sobre todo en matemáticas y con los problemas de física, que entendía estupendamente y se le daba muy bien explicarlos, pero pasaba inadvertida y no contaban con ella para salidas y fiestas.

Esto la apenaba un poco, sobre todo cuando se ponía en plan melancólico, pero le duraba poco, ya que enseguida continuaba con sus rutina y se le olvidaba.

Eran muchas horas las que dedicaba a sus entrenamientos, su verdadera pasión.

Pasaron los años y Raquel se aburrió de su amiga a quien dejó de lado.

No es que a Nuri le hubiera afectado en exceso, aunque si se sintió mal , después de haber analizado como actuó con ella y todas las artimañas que utilizó para intentar quitarle amigas y protagonismo, ya que era el centro de atención donde iba.

No porque lo buscara, sino porque realmente tenía carisma y a todos les apetecía estar con ella, por lo divertida que era.

Fue entonces cuando una noche, en su habitación revisando una carpeta de música de su ordenador, por casualidad rescató la canción ¨ Yellow submarine¨ de los Beatles.

Con la que Cris, profe de inglés del cole, motivó a toda la clase para que estudiaran su asignatura y que se convirtió en un Himno para ellas.

Fue entonces cuando a Nuri la inundó un sentimiento terrible.

Comenzó a llorar echando lágrimas sin parar pensando en Lola.

Le vinieron muchos momentos bonitos con la que fue su inseparable amiga y también remordimiento por el sufrimiento que le hizo pasar.

Su cargo de conciencia era tal que le generó gran ansiedad.

Ya de madrugada, después de mucho pensar, le costó recomponerse y quedó dormida.

A la mañana siguiente, comenzó una búsqueda en redes sociales a ver si encontraba alguna pista de su amiga.

No encontró ni rastro ya que Lola no las solía usar.

Nuri buscó en la agenda de su móvil el contacto ¨AAmelli¨ como la tenía guardada, se emocionó al verlo y no dudó en marcar.

Fue inútil, ya que sonó la locución: ¨el número marcado no corresponde a ningún titular¨.

Lola había cambiado su número hacía mucho tiempo.

No se dio por vencida, continuó investigando.

Después de varios días navegando por internet, en Google le apareció un banner de YouTube en la que Lola salía bailando, anunciando el estreno de musical para el que había sido seleccionada, esta vez con un papel más importante.

Nuria no dudó en ahorrar para comprar una buena entrada de primera fila e ir a verla bailar.

A pesar de los años sin verse, la reconoció enseguida en el escenario.

Disfrutó mucho del espectáculo.

Una vez finalizado el mismo, preguntó a un amable acomodador que por donde salían los bailarines, quien la acompañó amablemente y dio unos trucos para que se pudiera adentrar hacia los camerinos.

Con lo avispada y resuelta que era, no lo dudó y se dirigió exactamente hasta la puerta donde se encontraba Lola.

Esta vez se puso tan nerviosa que se bloqueó y no atinaba ni siquiera a golpear la puerta.

Sin embargo espero a escasos centímetros de la misma.

Lola abrió y Nuria se abalanzó sobre ella fundiéndose en un interminable abrazo y lágrimas de alegría.

Conectaron y tuvieron una interminable noche de conversación, en la que después de disculpas por el daño hecho, arrepentimiento por el tiempo perdido y demás… Todo quedó atrás y se centraron en continuar su hermandad para siempre, como si el tiempo no hubiera pasado.

Por cierto, ambas llevaban un corte y color de pelo idéntico, casualmente realizado por el mismo estilista y un ¨outfit¨ muy parecido.

Jero Martínez

Las dos mellizas - 1, Foto 1
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